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Realidad Y Juego. Winnicott


Enviado por   •  25 de Marzo de 2013  •  1.760 Palabras (8 Páginas)  •  1.136 Visitas

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Existe una relación entre usar el puño, para estimular la zona erógena oral y jugar con muñecas. Que están separados por un intervalo de tiempo, existiendo una pauta en el bebé para su primera posesión de “no-yo”.

Aparte de la excitación y satisfacción oral, aunque esta pueda ser la base de todo lo demás. Se puede estudiar muchas otras cosas de importancia, entre ellas:

La naturaleza del objeto, la capacidad del niño para reconocer el objeto como un “no-yo”, la ubicación del objeto: afuera, dentro, en límite, la capacidad del niño para crear, idear, imaginar, producir, originar un objeto y la iniciación de un tipo afectuoso de relación del objeto.

Cada individuo pose una realidad interna y otra externa, sin embargo no es suficiente esta doble exposición y se necesita de una zona intermedia entre la vida externa e interna, manteniéndolas separadas y a la vez relacionadas.

Los fenómenos transicionales son experiencias funcionales (agarrar la frazada, balbuceos, etc.) acompañados por las funciones del pensamiento o fantasías.

Los objetos transitorios llegan a adquirir una importancia vital para el bebé más que la madre, y que es una defensa (para ansiedad, etc.), puede ser un objeto blando o de otra clase.

Winnicott sugiere que estos fenómenos transicionales empiezan a aparecer de 4 – 6 meses, hasta 8 – 12 meses, aunque pueden volver a aparecer.

A veces no existe un objeto transicional, aparte de la madre misma (esto puede mantenerse oculto).

El término de objeto transicional se da cuando el niño emplea el simbolismo. Dejando lugar a la capacidad para aceptar diferencias y semejanzas.

El bebé puede emplear un objeto transicional cuando el objeto interno está vivo, es real y lo bastante bueno (no demasiado persecutorio).

Los fenómenos transicionales representan las primeras etapas del uso de la ilusión.

La tarea principal de la madre consiste en desilusionar a l niño. El bebé puede incluso sacar provecho de la experiencia de frustración puesto que la adaptación incompleta a la necesidad hace que los objetos sean reales, es decir, objetos tanto amados.

La aceptación de la realidad nunca queda terminada, pues nos preocupa toda la vida el relacionar el mundo interno con el externo, pudiendo generar una tención (ilusión- desilusión), aliviada por una zona intermedia de experiencias. Siendo continuación directa de la zona de juego del niño pequeño que “se pierde” en su juego.

No se puede exigir una comprensión objetiva desde una subjetiva, en estos fenómenos transicionales.

Es claro que lo transicional no es el objeto. Este representa lo trasnacional del bebé, de un estado en que se encuentra fusionado a la madre a uno de relación con ella cómo algo exterior y separado.

La labor del terapeuta se orienta en llevar al paciente, de un estado que no puede jugar a uno en que le es posible hacerlo. El juego debe de ser estudiado por sí mismo, complementario del concepto de sublimación del instinto. Debemos esperar que el jugar resulte tan evidente en los análisis de los adultos como en el caso de nuestro trabajo con chicos. Se manifiesta, por ejemplo, en la elección de palabras, en las inflexiones de la voz, y por cierto que en el sentido del humor. Los chicos juegan con mayor facilidad cuando la otra persona puede y sabe ser juguetona. La psicoterapia se realiza en la superposición de las dos zonas del juego, la del paciente y la del terapeuta.

Lo universal es el juego, y corresponde a la salud: facilita el crecimiento y por lo tanto esta última; conduce a relaciones grupales.

Podeos mencionar que existen tres partes del juego:

Jugar: Que el niño juegue.

Encontrarse solo frente a otro: la capacidad de estar enfrente de una persona solo, es decir sin la madre.

Jugar en una relación juntos: que el niño tenga la confianza para poder integrar en el juego a otro.

Lo que siempre importa es lo precario de la acción recíproca entre la realidad psíquica personal y la experiencia del dominio de objetos reales.

Conseguir que los chicos jueguen es ya una psicoterapia de aplicación inmediata y universal, e incluye el establecimiento de una actitud social positiva respecto del juego.

El juego es una experiencia siempre creadora, y es una experiencia en el continuo espacio-tiempo, una forma básica de vida. Su precariedad se debe a que siempre se desarrolla en el límite teórico entre lo subjetivo y lo que se percibe como objetivo.

El elemento placentero del juego contiene la inferencia de que el despertar de los instintos no es excesivo; el que va más allá de cierto punto lleva a:

La culminación; una culminación frustrada y un sentimiento de construcción mental e incomodidad física que solo el tiempo puede curar; una culminación alternativa (como en la provocación de los padres o de la sociedad, de su ira, etc.).

En el juego, y solo en él, pueden el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el individuo descubre su persona solo cuando se muestra creadora. La conducta del ambiente es parte del desarrollo personal del individuo. La creación terminada nunca cura la falta subyacente de sentimiento de la persona. A partir de un YO SOY se puede dar esta acción creadora. La creatividad no es lo mismo que

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