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Reseña Lo vivo del sujeto, Edgar Morin


Enviado por   •  7 de Marzo de 2017  •  Reseñas  •  1.490 Palabras (6 Páginas)  •  267 Visitas

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Jorge Enrique Rivas Delgado

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Nuevas tendencias de la psicología

Universidad de San Buenaventura , Cali

La humanidad de la humanidad. Parte II: La identidad individual. Cap. I: Lo vivo del sujeto

                Ser sujeto es ponerse en el centro de su propio mundo, ocupar el lugar del “Yo”. Es evidente que cada uno de nosotros puede decir “Yo”; todo el mundo puede decir “Yo”, pero cada uno de nosotros no puede decir “Yo” más que por sí mismo

Edgar Morin

Acerca del autor

Edgar Morin nació en París en el año 1921, es Sociólogo y antropólogo. Estudioso de la crisis interna del individuo, ha abordado la comprensión del «individuo sociológico» a través de lo que él llama una «investigación multidimensional», es decir, utilizando los recursos de la sociología empírica y de la observación comprehensiva. Además se considera como la figura más destacada del pensamiento complejo. Miembro de la resistencia francesa  enfrentó al nazismo en su juventud, luego acompañó al ejército francés en la ocupación de Alemania para colaborar en la comunicación de posguerra. Se incorpora al partido comunista y permanece hasta fines de los ´60 cuando rompe con el mismo, para iniciar una crítica al marxismo y profundizar en los estudios sobre las causas del totalitarismo de estado. En 1977 se publica el primer tomo de su magistral obra El Método marca la primera formulación científica de este paradigma integrador -esta manera más global de comprender la realidad física y social- en la cual se suscribirán numerosos pensadores y de todas partes del mundo.

Con el texto, Morin introduce una nueva concepción del sujeto desde el pensamiento complejo, donde se relacionan a través de un doble dispositivo lógico el egocentrismo y el altruismo, Este dispositivo actúa bien sea «para sí» como sujeto,  o bien sea «para nosotros» o «para otros».

Morin plantea la existencia del individuo, el cual es el producto del proceso de reproducción, de la fecundación del esperma en el óvulo. Este individuo es naturalmente egocéntrico, pues plantea que nosotros nos situamos en principio como el centro del mundo, bajo la lógica de autoafirmación del individuo, al situarse como ser ego-centrista, y entiendo esto tambien como que vemos todo a través de unos ojos, de NUESTROS OJOS, logramos ver el mundo de forma particular y única porque de hecho así somos, y porque logramos adquirir una identidad como sujeto.

 Las interacciones de los individuos son las que crean la sociedad, con culturas, lenguajes e instituciones a través de las cuales se legitiman la vida de los individuos que hacen parte de la sociedad, y de está forma está sociedad creada por los individuos está interactuando sobre los mismos y por lo tanto se continúa produciendo el individuo qué la sociedad requiere.

 El individuo se constituye como sujeto en la interacción humana en la sociedad y el mundo. Compuestos por las constantes identificaciones y distanciamientos que se tienen a diario con los demás sujetos. En está relación con el otro puede que a través de las semejanzas, como el compartir prácticas, rituales, o gustos, se de una apertura altruista que no sumerjamos en ese “Nosotros”, teniendo la capacidad de llevar ese “Nosotros” a nuestro espacio egocéntrico.

Para llegar a la noción de sujeto humano es necesario referirse a dos principios subjetivos asociados: principio de exclusión y de inclusión. El de exclusión refiere a que si bien toda persona puede decir "yo", pero nadie puede decirlo por mí. Yo es una cosa absolutamente única. Pero este principio es inseparable del de inclusión que hace que podamos integrar en nuestra subjetividad personal a otros sujetos, y conformar una subjetividad colectiva: "nosotros". Pues, los otros son semejantes a mí porque también tienen un Yo, pero son totalmente diferentes porque su “Yo”, el de cada uno de ellos, es único e intransferible como el “Yo” que es mio.

El “Yo” unifica el ser a tal nivel que permite la conservación de la identidad a través del tiempo. Conforme pasa el tiempo vamos cambiando aspectos físicos (talla, tamaño, rasgos faciales, entre otros) y psicológicos (lenguaje, formas de aprender, aptitudes, actitudes), pero no dejamos de ser nosotros mismos con los rasgos característicos de nuestra personalidad cómo si somos muy sociables, nos enojamos con facilidad, somos muy inquietos o esa expresión facial involuntaria que podemos hacer cuando algo nos disgusta, pues no perdemos esa esencia que nos diferencia de los otros y nos hace ser únicos.

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