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Teoría del Desarrollo Infantil


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2016  •  Informes  •  1.733 Palabras (7 Páginas)  •  245 Visitas

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Teoría del Desarrollo Infantil

Sigmund Freud

Freud afirma (con gran escándalo para la sociedad de su época) no sólo que los niños tienen instintos y deseos sexuales a los cuales denomina como libido, sino que la comprensión de estos instintos y deseos es fundamental para la comprensión de la vida sexual adulta y se encuentra en el origen de numerosas patologías de carácter psíquico. Freud entendía que estos impulsos sexuales (que denomina libido) iban más allá del propio acto sexual, e incluye en ellos los sentimientos de satisfacción y placer. Por ejemplo, el acto infantil de chupar proporciona al niño, según Freud, satisface impulsos de carácter sexual.

Freud describe el desarrollo siguiendo una serie de etapas secuenciales. Estas etapas representan fases en las que los impulsos sexuales aparecen en diferentes formas y centrados en diferentes zonas del cuerpo.

Para Freud, los niños son, en potencia, perversos polimorfos. Es decir, pueden ser inducidos a toda clase de extralimitaciones sexuales (perversiones), ya que estas perversiones encuentran muy pocas resistencias en sentimientos de pudor, de vergüenza, de repugnancia o morales que se encuentran en los niños todavía muy poco desarrollados.`Es decir, en los niños la satisfacción de los impulsos sexuales del ello obtiene todavía poca resistencia por parte de un superyo que apenas existe (se asentará a partir de la etapa fálica, como veremos) y de un yo en formación.

Veamos ahora cuáles son estas etapas propuestas por Freud y como contribuyen a la formación de la personalidad.

Etapa oral

En esta etapa, que comprendería fundamentalmente el primer año de vida, la libido está fijada en las zonas orales y vinculadas a situaciones de alimentación y satisfacción de necesidades básicas como el hambre. Así, además de proporcionar alimento y ser necesario para conservar la vida, el acto de chupar el pecho materno proporciona al bebé una enorme satisfacción.

Pronto el bebé desvinculará este placer del chupeteo del propio hecho de alimentarse, pasando a chupar sólo para obtener el placer asociado. Así, los niños comienzan a chupar su dedo pulgar o se calman cuando se les da un chupete, incluso cuando no tienen hambre. Estos comportamientos autoeróticos que caracterizan la etapa oral no se encuentran confinados a la primera infancia, sino que continúan de una u otra forma a lo largo de toda la vida. La masturbación, por ejemplo, sería un ejemplo prototípico de ello.

En esta descripción de los primeros meses de vida, Freud comparte con Piaget la observación de que el niño se encuentra centrado en su propio cuerpo y su actividad, sin que los objetos tengan ninguna relevancia (o, incluso, consideren su mera existencia). Dentro de esta ausencia del objeto podemos incluir (tanto para Piaget como para Freud) el desinterés por las personas que le rodean, e incluso su existencia como personas separadas e independientes. Desde el punto de vista de Freud, aunque los niños son totalmente dependientes de los demás, pero quizá por esto mismo, no son conscientes de ello porque no son capaces de concebir a otro como entidad separada de él mismo.

En la segunda mitad del primer año, de acuerdo con la descripción de Freud de la etapa oral, se comienza a desarrollar la idea del otro (especialmente de la madre) como objeto separado de uno mismo, y como fuente externa de las gratificaciones orales. Por ello, la ausencia de la madre provoca a menudo en los bebés sentimientos de ansiedad.

Cuando la persona queda fijada (o realiza una regresión) en la etapa oral, puede mostrar algunas formas características, como por ejemplo una preocupación por la comida y la alimentación, la ejecución de comportamientos obsesivos dirigidos hacia el morder o el chupar, las adicciones hacia la bebida o el tabaco, la obtención del placer sexual a través de actividades sexuales orales, etc. En el caso de que la fijación o regresión sea muy intensa, pueden aparecer ciertas patologías. Por ejemplo, para Freud ciertas formas de esquizofrenia y paranoia podrían representar una fijación (o regresión) extrema en la etapa oral, en la que la persona vuelve a imaginarse como el centro del mundo y la libido se vuelca exclusivamente hacia uno mismo.

La etapa anal

Esta etapa se desarrollaría para Freud durante el segundo y tercer año de vida y se caracterizaría por una centración de la libido en la zona anal, que pasa a ser el centro de interés sexual del niño.

Esta centración de la libido en la zona anal se produce a medida que el niño va teniendo cada vez mayor control sobre sus esfínteres, lo que le permite decidir sobre el momento en el que llevará a cabo sus deposiciones. El niño de estas edades se interesa también por las heces como productos de sus esfuerzos de control. Sin embargo, este interés por las heces será reprimido y castigado de manera muy severa por los padres, que a la vez presionan al niño para que aprenda cuanto antes a tener control sobre sus deposiciones.

Ante estas demandas parentales, algunos niños se rebelan y comienzan a desarrollar un comportamiento desordenado y sucio, rasgos que a veces se mantienen hasta la adultez. Sin embargo, en otras ocasiones se produce una reacción contraria. El niño acepta de manera acrítica la

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