Terapia De Juego

Resumen de Terapia de Juego

Los padres negligentes son incapaces de dotar al niño con un valor personal. Estos niños sufren una falta de atención, en casos graves conducen a la subestimación, retrasos en el desarrollo global, apatía y dificultad en los afectos interpersonales, ejemplo: Un niño de padres negligentes tiene ciertas dificultades para relacionarse con los demás, tiende a desvalorizarse, no es capaz de hacer cosas por el mismo porque piensa que no lo va a poder hacer, este se considera así mismo inútil y fracasado.

Este problema del niño viene mayormente por culpa de los padres ya que el descuido y maltrato de ellos lo hacen actuar de esta manera.

El terapeuta tiene que motivarlo con recompensa para que el niño pueda participar en la terapia y sentirse cómodo en la sección pues, lo que el niño realmente necesita es atención. De este modo es más fácil poder entender cuál es la raíz del problema que está atravesando el infante a través de su comportamiento mientras juega.

Temores continuos de separación

Existen casos de niños maltratados que han sido hospitalizados por heridas e incluso llevarlos a albergues por la situación de violencia a la que son expuestos en su hogar. Estos cambios tan bruscos en cuanto a vivienda producen en los niños problemas que no son capaces de expresar con palabras y se ve reflejado en su ansiedad, culpa y depresión por la situación en la que se encuentra lo que para él era un lugar seguro, o sea, su hogar. Cuando el niño es llevado de un lugar a otro para ser cuidado ellos mayormente entienden esto como un rechazo o castigo de parte de sus padres.

Reacciones de contratransferencia

Es importante que el terapeuta aprenda a manejar sus emociones y sentimientos frente al niño pues esto puede interferir en el tratamiento, es decir no tomar como suya la situación del niño puesto que no ha tenido contacto directo con los padres. El terapeuta tiene que estar consciente de que lo importante es establecer un vínculo padre-hijo para que este pueda presentar una mejoría satisfactoria, ya que los padres no deben ser enemigos sino aliados.

Tendrá sentimientos encontrados y para poder contraactuar con la influencia negativa de las reacciones emocionales, el terapeuta debe hablar de los casos de sus pacientes con colegas cuando se sienta muy identificado y estos puedan ayudarlo a reconocer las limitaciones de su participación en el tratamiento total de los niños maltratados y sus familias; para no perder la ética profesional en estos casos y poder dar un diagnostico aceptable.

En conclusión El maltrato y la negligencia provocan un daño grave y devastador en el desarrollo de la personalidad del niño, el cual se corrige raramente con el simple hecho de proporcionar un ambiente seguro

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