TERAPIA DE JUEGO GESTALT

La terapia Gestalt es una modalidad terapéutica humanista, orientada hacia un proceso y se interesa en el funcionamiento saludable del organismo total – sentimientos, cuerpo, emociones e intelecto.

En el trabajo con niños, la relación asume grandes proporciones, debido a que es el fundamento del proceso terapéutico.

El contacto implica una conexión con el ambiente lo mismo que con el sí mismo. El terapeuta llega al contacto con el paciente con el fin de facilitar la relación tú/yo. El terapeuta está presente por completo. El niño, sin embargo, puede tener dificultades para permanecer en contacto.

El permanecer con el paciente sin emitir juicios, parece promover la interacción plena de contacto y es un prerrequisito para una terapia más profunda.

Los niños reaccionan ante la disfunción familiar, el trauma, la crisis y la pérdida, de maneras que resultan bastante comunes de acuerdo con el desarrollo. Los niños tienden a culparse a si mismos y a tomar la responsabilidad por cualquier cosa que suceda. Temen el rechazo, el abandono y el no tener satisfechas sus necesidades básicas. De este modo, en su eterna búsqueda de la salud y su impulso hacia el crecimiento y la vida, harán cualquier cosa para satisfacer sus necesidades. Con frecuencia, debido a la falta de madurez emocional e intelectual, desarrollarán procedimientos inadecuados para estar en el mundo.

El niño en su búsqueda de supervivencia, inhibirá, obstruirá, reprimirá y restringirá distintos aspectos del organismo: sentidos, cuerpo, emociones e intelecto. Estas restricciones se convierten en trastornos de la frontera-contacto y ocasionan interrupciones en el proceso natural y saludable de la autorregulación organísmica.

Cuando los niños restringen e inhiben aspectos del organismo, y en particular las emociones, se disminuye el sentido del sí mismo. Algunas veces, una conducta de desviación les proporciona un sentimiento del sí mismo.

Ayudar a que el niño desarrolle un fuerte sentido del sí mismo, le proporciona una sensación de bienestar y un sentido positivo de sí mismo, así como también la fortaleza interna para expresar emociones ocultas. Proporcionar al niño experiencias que estimulen e intensifiquen el uso de los sentidos, es un paso importante hacia la habilitación del sí mismo, así como proporcionar numerosas experiencias para ayudar a los niños a que eleven la conciencia de sus cuerpos. Para esto, se utilizan muchas técnicas creativas, expresivas y proyectivas en el proceso terapéutico.

Por otro lado el autonutrimento implica ayudar a los niños a aprender a aceptar las partes de sí mismos que ellos odian y a trabajar hacia los sentimientos de integración y autoestima.

Por lo general, después de algunos meses de terapia, la mayoría de los niños tienen un sentido más fuerte del sí mismo, y desarrollan las conductas adecuadas. Sin embargo, con algunos niños, no tiene lugar el cambio esperado, y conservan algunas de las conductas inapropiadas. Es en este momento que se enfocan las conductas o síntomas.

El terapeuta y el niño pueden, entonces, planear actividades que permitirán a este último experimentar su sí mismo bajo una nueva luz.

Finalmente, el cierre no sólo es una simple finalización, sino un componente vital del proceso de la terapia Gestalt. Cuando se satisfacen las necesidades, se logran nuevas actitudes de dominio y se hacen nuevos hallazgos, se presenta un periodo de homeostasis y satisfacción. Éste es el cierre y, desde este punto, el niño puede crecer y desarrollarse de modos saludables. Realmente no existe una finalización real de la terapia y, en particular, en el trabajo con niños.

Debe programarse una sesión especial y debe presentarse una atención particular a este momento de conclusión.

En conclusión, puedo decir que la terapia de juego Gestalt me parece muy interesante y completa, y en particular conozco más acerca de este enfoque y lo he utilizado en mi trabajo con niños con el cual he obtenido buenos resultados, pues nos muestra la gran importancia que tienen las funciones de contacto como lo son tocar, mirar, hablar, oír, moverse, oler, gustar, el empleo adecuado del cuerpo, la capacidad de expresar emociones, ideas, etc., funciones sin las cuales no podemos relacionarnos adecuadamente con los demás.

Es por ello que estoy de acuerdo en que debemos ayudar al niño a tomar conciencia de sus experiencias tanto agradables

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