Un deseo que no sea anonimo
Enviado por Lili Rajoy • 4 de Mayo de 2025 • Apuntes • 5.619 Palabras (23 Páginas) • 17 Visitas
El lenguaje de la materia, morales y particulares, nos permiten habilitar qué ponemos de ese lado junto al imaginario y ahí ubicamos toda la trama de la contingencia. Y fíjense que le llamamos la contingencia un contenido específico. En cambio del lado estructural vamos a nominar un lugar vacío. No está entonces el contenido sino un lugar vacío y este lugar vacío tiene que pensarse con una cualidad diferente al estilo de las marcas contingentes en las que se encarna. Es decir, yo tengo un lugar vacío estructuralmente armado por diversas razones algo de la contingencia va a entrar, es el lugar vacío y va a dar una forma precisa pero seguimos proponiendo no confundir una cosa con la otra. Para situarlos en un ejemplo sencillo que todos van a entender, ustedes saben que hay múltiples antígonas, lo hemos dicho incluso en la clase. Múltiples antígonas. Todas las antígonas van a tener una referencia estructural, van a estar ligadas justamente a la pregunta por qué hace el humano con la muerte del otro. En ese orden para que antígona sea antígona tiene que haber un polinice sin sepulto, tenga el nombre que tenga, y una antígona con disponibilidad de enterrarla, tanto que creonte dice no, no se la entierra.Esa situación puntual arma la estructura del mito. La pregunta que nosotros formulamos centralmente tiene que ver con qué hace el humano con la muerte y de qué manera procesa la pérdida real que se introduce con la muerte de alguien y de qué manera la procesa simbólicamente a través de los rituales, por ejemplo, y de qué manera se produce el duelo singular respecto a esa pérdida. Esto es lo que configuramos como la estructura de toda antígona. Pero las contingencias nos mueven a pensar un montón de otras situaciones porque hay una antígona que transcurre en París en 1944 con los nazis ocupando la ciudad, está la antígona de Sófocles que han leído, está la antígona Vélez en el recorrido entre el territorio ocupado por los pueblos originarios y roca avanzando en la campaña del desierto, ahí está esa antígona. Está la antígona furiosa que desarrolla Griselda Gámbaro en el contexto de las madres y abuelas de Plaza de Mayo. Se entiende, es decir, la contingencia alude a contenidos imaginarios, morales y particulares que permitan representar de algún modo esa estructura. Pero ambas cosas no se nos deben confundir. Y para pensar esta trama de las tecnologías reproductivas proponemos empezar pensando que está el campo de lo contingente y está el campo de lo estructural. Avanzamos un paso más. Queremos proponer una lectura situacional que permita relacionar y diferenciar entonces lo contingente de lo estructural. Y lo definimos. Lo definimos coloquialmente.
Lo contingente es aquello que puede estar o puede no estar presente en una situación que tiene por su presencia o por su ausencia capacidad para alterar esa situación dándole un sesgo específico, pero que no modifica las condiciones, lo ponemos entre comillas, de fondo de la misma. En el campo filiatorio, si el nene es adoptado, si el nene nace por la filiación por naturaleza no impide la posibilidad de filiar, pero efectivamente son contingencias que van a diferenciar esa historia. Si el nene toma la teta o no puede tomar la teta porque la mamá no tiene leche no impide la filiación, la estructura de la filiación. Pero son condiciones que van a modificar la situación, la vivencia producida. Lo mismo va a ocurrir si una mamá desteta al niño en un momento apropiado, o si tiene seis años y todavía lo tiene pegado a su pecho porque no lo puede soltar. Es decir, toda situación se presenta como una contingencia con capacidad para introducir una diferencia, le da un sesgo específico a la situación, pero, como decimos en la descripción, no modifica las condiciones de fondo de la misma. Estos datos van a presentar como contingencia diferencias palpables, pero claramente la estructura de filiación permanece o puede permanecer conservada. No afecta la lógica estructural de la filiación. Cerramos la parte de lo contingente diciendo que hablamos de contenidos que deben diferenciarse de la estructura deseante, ya lo vamos anticipando, que los aloja. En cambio, referiéndonos a lo estructural, aludimos a aquello que no puede no estar en la situación. No puede no estar en la situación, con este doble juego negativo, digamos, ya que su ausencia conmueve la propia construcción, los cimientos de ese acontecer. Se trata de un lugar vacío que en cada ocasión combina una serie de variables contingentes e imposibles de formalizar anticipadamente. Es decir, en el caso de lo estructural, ya decimos que de no estar presente, la propia lógica que constituye la filiación se ve afectada, y en ese orden este lugar vacío va combinando, va produciendo en cada ser una serie de combinaciones absolutamente variables, absolutamente imposibles de predecir, razón por la cual cada sujeto va a ser tan diferente al sujeto que tiene al lado en función de cómo una serie de variables contingentes se han combinado y en función de eso también decimos que no se puede anticipar el destino del sujeto a partir precisamente de algunas variables producidas en el inicio. Profe, perdón, una consulta. Cuando recién hablaba de lo contingente, en un momento dijo que no impide la filiación, pero ¿qué es lo que se modifica si no impide la filiación? Bueno, lo digo con el mismo ejemplo. Por ejemplo, un niño que puede tomar el pecho de su madre probablemente construye con ella una relación de contacto distinta a quien no puede hacerlo. Esto no quiere decir que si un niño no toma las tetas no se lo puede filiar, o que alguien que requiere la mamadera no va a tener una filiación en la lógica de un deseo, digamos. Lo que sí decimos es que, dando este ejemplo, no va a ser lo mismo, como marca contingente que empiece a estructurar ese sujeto, una experiencia u otra.
Podemos nombrar un sinnúmero de contingencias. No sé, esa mujer puede estar sola criando al niño o puede haber una pareja, hombre, mujer o quien fuere. Si es un hombre o una mujer probablemente hay un rasgo distintivo para establecer esa crianza. Si a los 45 días la mujer tiene que ir a trabajar y lo dejan en una guardería, tal vez no es lo mismo como rasgo distintivo que si lo cuida la abuela, o si contrata a alguien para cuidarlo en su casa y tiene una atención absolutamente personalizada. Pero todo esto no impide la posibilidad de filiar. El niño puede estar en una estructura deseante que lo aloje, a pesar de muy variadas circunstancias que lo van a marcar de una manera diferenciada. A esto aludía María Agustina con el tema de justamente cómo es que la diversidad de la especie, en parte la podemos explicar como fruto justamente de la innumerable cantidad de variaciones contingentes que terminan estructurando el destino de alguien. Desde los procesos históricos, nacer en época de guerra o en época de paz, que la madre tenga el laburo o no lo tenga, que haya una situación de crisis estructural en un país o haya un cierto estado de bienestar, que el Estado provea para el bienestar de la infancia o que se desentienda de las infancias. Es decir, todo esto va a gestar marcos, variados marcos, para pensar que la estructuración se puede producir pero no podemos ignorar la cantidad de marcas que así se van a instaurar justamente para hablar de condiciones diferenciales. Seguimos un paso más. Decimos que queremos habilitar la pregunta por las condiciones por las cuales la utilización de una tecnología de reproducción humana asistida se presenta en la lógica de la contingencia o en la lógica de la estructura. Es decir, cuando el uso de una tecnología podría servir justamente como una contingencia más cualquier ejemplo por la cual la tecnología reproductiva provee a la posibilidad de ese nacimiento o en qué medida la utilización de alguna tecnología o algún caso específico cuando se provee el uso de una tecnología, más bien atenta contra lo estructural. Vamos a ir viendo esto. Para el lado izquierdo del esquema, lo que viene del lado de lo contingente, armamos allí la pregunta de a qué llamamos transformación de lo simbólico, que era uno de los articuladores lógicos que presentamos al inicio. Por el lado de lo estructural, hablamos de la afectación de un núcleo real que es la afectación de este núcleo real. Recordarán ustedes el otro articulador lógico que presentábamos. Para recordarlo de nuevo, decíamos que la transformación de lo simbólico se refería a los cambios epocales, a los cambios en la subjetividad de época, pero siempre estaban en la línea de potenciar el orden simbólico, no olviden esto, y que en cambio la afectación del núcleo real la referíamos a una alteración estructural que, lejos de propiciar el orden simbólico y su potenciación, más bien lo relativizaba, fomentaba su aplastamiento. En esta línea avanzamos otro paso, si es posible. Voy a dejar el esquema completo para hacer las referencias pertinentes. Antes de adentrarnos en el esquema de nuevo, vamos a comentar brevemente algunas cosas. Una manera de pensar la transformación de lo simbólico es resumirlo en que todo cambia.
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