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Confesión Bautista

easalazar29 de Septiembre de 2013

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CONFESIÓN BAUTISTA DE FE DE 1689

1. De las Sagradas Escrituras

1. Las Sagradas Escrituras constituyen la única regla suficiente, segura e infalible de todo conocimiento, fe y obediencia salvadores

1. Aunque la luz de la naturaleza y las obras de la creación y de la providencia manifiestan de tal manera la bondad, sabiduría y

poder de Dios que dejan a los hombres sin excusa2, no obstante, no son suficientes para dar el conocimiento de Dios y de su voluntad

que es necesario para la salvación3. Por lo tanto, agradó al Señor, en distintas épocas y de diversas maneras, revelarse a sí mismo

y declarar su voluntad a su iglesia4; y posteriormente, para preservar y propagar mejor la verdad y para un establecimiento y

consuelo más seguros de la iglesia contra la corrupción de la carne y la malicia de Satanás y del mundo, le agradó poner por escrito

esa revelación en su totalidad, lo cual hace a las Santas Escrituras muy necesarias5, habiendo cesado ya las maneras anteriores por

las cuales Dios revelaba su voluntad a su pueblo6.

1. 2 Ti. 3:15-17; Is. 8:20; Lc. 16:29,31; Ef. 2:20.

2. Ro. 1:19-21,32; Ro. 2:12a,14,15; Sal. 19:1-3.

3. Sal. 19:1-3 con vv. 7-11; Ro. 1:19-21; 2:12a,14,15 con 1:16,17 y 3:21.

4. He. 1:1,2a.

5. Pr. 22:19-21; Lc. 1:1-4; 2 P. 1:12-15; 3:1; Dt. 17:18ss.; 31:9ss., 19ss.; 1 Co. 15:1;2 Ts. 2:1,2,15; 3:17; Ro. 1:8-15; Gá. 4:20; 6:11; 1 Ti. 3:14ss.; Ap. 1:9,19; 2:1,

etc.; Ro. 15:4; 2 P. 1:19-21.

6. He. 1:1,2a; Hch. 1:21,22; 1 Co. 9:1; 15:7,8; Ef. 2:20

2. Bajo el nombre de Sagradas Escrituras o Palabra de Dios escrita, están incluidos todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento,

que son:

Antiguo Testamento

Génesis 2 Crónicas Daniel

Éxodo Esdras Oseas

Levítico Nehemías Joel

Números Ester Amós

Deuteronomio Job Abdías

Josué Salmos Jonás

Jueces Proverbios Miqueas

Rut Eclesiastés Nahúm

1 Samuel Cantar de los Cantares Habacuc

2 Samuel Isaías Sofonías

1 Reyes Jeremías Hageo

2 Reyes Lamentaciones Zacarías

1 Crónicas Ezequiel Malaquías

Nuevo Testamento

Mateo Efesios Hebreos

Marcos Filipenses Santiago

Lucas Colosenses 1 Pedro

Juan 1 Tesalonicenses 2 Pedro

Hechos de los Apóstoles 2 Tesalonicenses 1 Juan

Romanos 1 Timoteo 2 Juan

1 Corintios 2 Timoteo 3 Juan

2 Corintios Tito Judas

Gálatas Filemón Apocalipsis

Todos ellos fueron dados por inspiración de Dios para ser la regla de fe y de vida1.

1. 2 Ti. 3:16 con 1 Ti. 5:17,18; 2 P. 3:16.

3. Los libros comúnmente llamados Apócrifos, no siendo de inspiración divina, no forman parte del canon o regla de la Escritura

y, por lo tanto, no tienen autoridad para la iglesia de Dios, ni deben aceptarse ni usarse excepto de la misma manera que otros escritos

humanos1.

1. Lc. 24:27,44; Ro. 3:2.

4. La autoridad de las Sagradas Escrituras, por la que debe ser creída, no depende del testimonio de ningún hombre o iglesia1,

sino enteramente de Dios (quien es la verdad misma), el autor de ella; por lo tanto, debe ser recibida porque es la Palabra de Dios2.

1. Lc. 16:27-31; Gá. 1:8,9; Ef. 2:20.

2. 2 Ti. 3:15; Ro. 1:2; 3:2; Hch. 2:16; 4:25; Mt. 13:35; Ro. 9:17; Gá. 3:8; Ro. 15:4; 1 Co. 10:11; Mt. 22:32; Lc. 16:17; Mt. 22:41ss; Jn. 10:35; Gá. 3:16; Hch. 1:16;

2:24ss; 13:34,35; Jn. 19:34-36; 19:24; Lc. 22:37; Mt. 26:54; Jn. 13:18; 2 Ti. 3:16; 2 P. 1:19-21; Mt. 5:17,18; 4:1-11.

5. El testimonio de la iglesia de Dios puede movernos e inducirnos a tener una alta y reverente estima por las Sagradas Escrituras

1; y el carácter celestial del contenido, la eficacia de la doctrina, la majestad del estilo, la armonía de todas las partes, el fin que se

propone alcanzar en todo su conjunto (que es el de dar toda la gloria a Dios), la revelación completa que dan del único camino de

salvación para el hombre, y muchas otras excelencias incomparables y la totalidad de perfecciones de las mismas, son argumentos

por los cuales dan abundante evidencia de ser la Palabra de Dios2. Sin embargo, nuestra plena persuasión y certeza de su verdad

infalible y su autoridad divina provienen de la obra interna del Espíritu Santo, quien da testimonio en nuestros corazones por medio

de la Palabra y con ella.3

1. 2 Ti. 3:14,15.

2. Jer. 23:28,29; Lc. 16:27-31; Jn. 6:63; 1 P. 1:23-25; He. 4:12,13; Dt. 31:11-13; Jn. 20:31; Gá. 1:8,9; Mr. 16:15,16.

3. Mt. 16:17; 1 Co. 2:14ss.; Jn. 3:3; 1 Co. 2:4,5; 1 Ts. 1:5,6; 1 Jn. 2:20,21, con v. 27.

6. Todo el consejo de Dios tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria, la salvación del hombre, la fe y la vida, está

expresamente expuesto o necesariamente contenido en las Sagradas Escrituras; a las cuales nada, en ningún momento, ha de añadirse,

ni por nueva revelación del Espíritu ni por las tradiciones de los hombres1.

Sin embargo, reconocemos que la iluminación interna del Espíritu de Dios es necesaria para un entendimiento salvador de las

cosas reveladas en la Palabra,2 y que hay algunas circunstancias tocantes a la adoración de Dios y al gobierno de la Iglesia, comunes

a las acciones y sociedades humanas, que han de determinarse conforme a la luz de la naturaleza y de la prudencia cristiana, según

las normas generales de la Palabra, que han de guardarse siempre.3

1. 2 Ti. 3:15-17; Dt. 4:2; Hch. 20:20,27; Sal. 19:7; 119:6,9,104,128.

2. Jn. 6:45; 1 Co. 2:9-14. 3. 1 Co. 14:26,40.

7. No todas las cosas contenidas en las Escrituras son igualmente claras en sí mismas1 ni son igualmente claras para todos;2 sin

embargo, las cosas que son necesarias saber, creer y guardar para salvación, se proponen y exponen tan claramente en uno u otro

lugar de las Escrituras que no sólo los eruditos, sino los que no lo son, pueden adquirir un entendimiento suficiente de tales cosas

por el uso adecuado de los medios ordinarios.3

1. 2 P. 3:16. 2. 2 Ti. 3:15-17.

3. 2 Ti. 3:14-17; Sal. 19:7-8; 119:105; 2 P. 1:19; Pr. 6:22,23; Dt. 30:11-14.

8. El Antiguo Testamento en hebreo (que era el idioma del pueblo de Dios en la antigüedad),1 y el Nuevo Testamento en griego

(que en el tiempo en que fue escrito era el idioma más generalmente conocido entre las naciones), siendo inspirados inmediatamente

por Dios y mantenidos puros a lo largo de todos los tiempos por su especial cuidado y providencia, son, por lo tanto, auténticos;

2 de tal forma que, en toda controversia religiosa, la iglesia debe recurrir a ellos como autoridad determinante.3 Pero debido a

que estos idiomas originales no son conocidos por todo el pueblo de Dios, que tiene derecho a las Escrituras e interés en las mismas,

y se le manda leerlas16 y escudriñarlas4 en el temor de Dios, han de traducirse a la lengua común de toda nación a la que sean

llevadas,5 para que morando abundantemente la Palabra de Dios en todos, puedan adorarle de manera aceptable y para que, por la

paciencia y consolación de las Escrituras, tengan esperanza.6

1. Ro. 3:2. 2. Mt. 5:18. 3. Is. 8:20; Hch. 15:15; 2 Ti. 3:16,17; Jn. 10:34-36.

4. Dt. 17:18-20; Pr. 2:1-5; 8:34; Jn. 5:39,46. 5. 1 Co. 14:6,9,11,12,24,28.

6. Col. 3:16; Ro. 15:4.

9. La regla infalible de interpretación de las Escrituras la constituyen las propias Escrituras; y, por consiguiente, cuando surge

una duda respecto al verdadero y pleno sentido de cualquier pasaje bíblico (que no es múltiple, sino único), éste se debe buscar en

otros pasajes que se expresen con más claridad1.

1. Is. 8:20; Jn. 10:34-36; Hch. 15:15,16.

10. El juez supremo, por el que deben decidirse todas las controversias religiosas, y por el que deben examinarse todos los decretos

de concilios, las opiniones de autores antiguos, las doctrinas de hombres y espíritus particulares, y cuya sentencia debemos acatar,

no puede ser otro sino las Sagradas Escrituras entregadas por el Espíritu. A dichas Escrituras así entregadas, se reduce nuestra fe

en definitiva.1

1. Mt. 22:29,31,32; Ef. 2:20; Hch. 28:23-25

2. De Dios y de la Santa Trinidad

1. El Señor nuestro Dios es un Dios único, vivo y verdadero;1 cuya subsistencia está en él mismo y es de él mismo, infinito en su

ser y perfección;2 cuya esencia no puede ser comprendida por nadie sino por él mismo;3 es espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo,

miembros o pasiones, el único que tiene inmortalidad y que habita en luz inaccesible;4 es inmutable, inmenso, eterno, inescrutable,

todopoderoso, infinito en todos los sentidos, santísimo, sapientísimo, libérrimo, absoluto;5 que hace todas las cosas según el consejo

de su inmutable y justísima voluntad, para su propia gloria;6 es amantísimo, benigno, misericordioso, longánimo, abundante en

bondad y verdad, perdonando la iniquidad, la transgresión y el pecado;7 galardonador de los que le buscan con diligencia, y sobre

todo, justísimo y terrible en sus juicios, que odia todo pecado y que de ninguna manera dará por inocente al culpable.8

1. Dt. 6:4; Jer. 10:10; 1 Co. 8:4,6; 1 Ts. 1:9. 2. Is. 48:12.

3. Ex. 3:14; Job 11:7,8; 26:14; Sal. 145:3; Ro. 11:33,34.

4. Jn. 4:24; 1 Ti. 1:17; Dt. 4:15,16; Lc. 24:39; Hch. 14:11,15; Stg. 5:17.

5. Mal. 3:6; Stg. 1:17; 1 R. 8:27; Jer.23:23,24; Sal.

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