ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Confesion


Enviado por   •  6 de Mayo de 2014  •  1.490 Palabras (6 Páginas)  •  165 Visitas

Página 1 de 6

1. Introducción

Iniciaremos nuestro estudio preguntándonos: ¿Qué es lo que sucede exactamente en la Confesión? ¿Qué es lo que hace Dios que la gente se siente aliviada, libre y reconfortada después de confesar sus faltas? ¿Qué es lo que conduce a las personas al confesionario, aunque no lo puedan explicar claramente?

Lo primero y más importante del sacramento en cuestión, es lo que hace Dios en la Confesión: lavar nuestros pecados y restaurar nuestra inocencia. En lo que respecta a Dios, los pecados perdonados ya no existen, por lo que no queda ningún juicio ni condenación pendiente. ¡Somos completamente libres!.

Cuando el penitente va a confesarse, ha de tener presente esta verdad y creer con todo su corazón que ya no tiene nada de qué sentirse culpable. Ha de creer también que el Señor puede ver mucho más allá de los pecados que se hayan cometido o de las debilidades que tenga.

2.La realidad antropológica del Sacramento de la Reconciliación

El sacramento de la Reconciliación cobra sentido y razón de ser, sí tiene como propósito fundamental convertirse en herramienta de reconciliación para el ser humano, generando procesos reconciliadores entre la persona, la comunidad y Dios. En este punto, dicho sacramento tendrá sentido para la vida de la persona. Por eso lo antropológico será vital para llegar a comprender la esencia del sacramento.

“El ser humano se convierte en el eje transversal del sacramento de la Reconciliación. Puesto que el hombre es la causa por la cual el sacramento da sentido a la vida cristiana.” En este caso el ser humano no sólo es un ser individual, sino que hace parte de una comunidad, que a su vez se distingue de los demás, pero que tiene la capacidad de relacionarse con Otros. “Esto genera que el hombre sea a la vez unidad plural y comunitaria, en la cual, la diferencia entre el yo y el otro se convierte en diferencia consigo mismo” Dicha diferencia consigo mismo hace parte del entramado antropológico del sacramento, de igual manera presupone una relación intrínseca entre la realidad humana con la realidad del sacramento.

La realidad antropológica del sacramento de la Reconciliación nos remite a una realización del ser humano con los demás a todos los niveles de la vida. Como lo manifiesta muy claramente Teilhard de Chardin al sostener que "la persona humana no encuentra su realización sino en la más profunda comunión del yo y del tú en nosotros cada vez más amplio, en cuyo horizonte, esencialmente inacabado e inacabable". Es así como el sacramento de la Reconciliación posee un horizonte de sentido que es amplio y abierto al ser de la persona, a su realización como tal. Por tanto se convierte en un sacramento con hondas raíces liberadoras y humanizadoras.

“A partir de esto podemos decir que el sacramento de la Reconciliación tiene un hondo enraizamiento antropológico, existencial y social, en el sentido de que viene a responder a la necesidad que el hombre siente de recuperar el ideal perdido y la convivencia deseada”. Esto quiere decir, que el ser humano tiene la necesidad antropológica de restaurar los lazos de amistad, de amor, de fraternidad. En este punto éste sacramento se convierte en parte existencial de la persona, que a través de una dinámica constante de reconciliación tiene la finalidad de unir lo que estaba dividido, de restaurar lo que se encontraba destruido.

Por eso, cuando nos referimos a la reconciliación como una necesidad inherente al ser humano, se insistencia en que su ser se encuentra enmarcado primero; como parte constitutiva del ser humano; y segundo como una condición de posibilidad del convivir entre hombres. Así pues, el sacramento de la Reconciliación tiene una total apertura al ser humano,en cuanto crea un dinamismo al ser de la persona en su totalidad. Esto ocasiona que dicho sacramento restaure las situaciones humanas, generando armonía tanto interior como al exterior de la persona.

3. Un sacramento con una visión.

Veamos el ejemplo del apóstol San Pedro. Estaba destinado a ser el jefe de los discípulos de Jesús, pero cuando le llegó la hora de defender a su Maestro, ni siquiera pudo decir que lo conocía. El sentido de culpa y vergüenza que le causó esta grave falta de lealtad debe haberle atormentado sin cesar incluso después del gozo del Domingo de Resurrección. Probablemente le pidió perdón a Dios en su oración una y otra vez profundamente arrepentido por haber negado a su Maestro; pero Jesús

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (9 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com