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Contémplale: Una Invitación A La Reflexión En La Pasión De Cristo


Enviado por   •  9 de Marzo de 2015  •  1.442 Palabras (6 Páginas)  •  202 Visitas

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BIOGRAFÍA DE JOHN NEWTON

John Newton nació en Londres el 24 de julio de 1725. Era hijo de un capitán de buque mercante que navegaba en el Mediterráneo. Su madre fue una devota mujer, aquejada por una grave enfermedad que la consumía, no dudó en enseñar a su hijo a conocer la Biblia a muy temprana edad. “Nací en un ambiente de piedad y dedicación a Dios en mi infancia”, nos dice Newton. Su madre oraba con él y por él, y siendo tan solo un niño, ella dedicó mucho de su tiempo a almacenar la palabra de Dios en su mente, la cual es difícil de olvidar. La semilla estaba plantada y a su tiempo daría lugar a la cosecha. Su madre murió cuando tenía 7 años. Con solo once años, se fue a la mar con su padre e hizo seis viajes con él antes de que éste se jubilase. John aprendió bien el oficio, fue marinero por unos 20 años, compartiendo su vida con libertinos y depravados.

En 1744 John decidió alistarse en la armada. Sin embargo, encontró que las condiciones a bordo eran intolerables y desertó. Pronto fue capturado y como desertor, fue azotado públicamente en Plymouth, bajo la férrea disciplina de la Marina Real, hasta que la sangre corrió por su espalda; fue degradado a marinero raso por insubordinación.A petición propia, se enroló en un barco negrero, que lo llevó a la costa de Sierra Leona. Allí se convirtió en el agente de un comerciante de esclavos. La vida durante este tiempo tampoco fue fácil para él llegando a ser brutalmente maltratado. En una ocasión se vendió a sí mismo en manos de una mujer negra, llegando a ser esclavo de una esclava. Ella lo tenía bajo la mesa, donde vivía de las migajas que le arrojaban.

A principios de 1748 fue rescatado por un capitán que había sido amigo de su Padre. Finalmente John Newton se convirtió en capitán de su propia nave, en la que transportaba esclavos, transformándose en uno de los más

temibles y despreciables traficantes negreros. Cada año caía más bajo en las garras del pecado y pronto llegó a tal estado que su propia tripulación lo despreciaba. En una ocasión, el borracho capitán cayo por la borda pero sus hombres no hicieron mucho esfuerzo para rescatarlo. Simplemente tiraron un arpón que se clavó en su cadera y tiraron de la cuerda. Fue levantado como si hubiera sido un pez grande. Debido a este suceso, John Newton cojeó por el resto de su vida, pero como él diría.

"Cada paso es un constante recuerdo de la Gracia de Dios sobre este desventurado pecador".

A pesar de los principios de instrucción cristiana de su madre, hacía ya mucho tiempo que había renunciado a cualquier convicción de fe. Sin embargo, regresando de un viaje, mientras estaba tratando de dirigir el barco a través de una violenta tormenta, experimentó algo que más tarde llamaría su "gran liberación". Escribió en su diario que cuando todo parecía perdido y el buque seguramente zozobraría, exclamó: "Señor, ten misericordia de nosotros". Más tarde en su camarote reflexionando en lo que había dicho, después de pasar la tormenta, comenzó a creer que Dios se había hecho presente en el barco y que la gracia de Dios había actuado al librarlos de hundirse en el mar. Para el resto de su vida recordó el 10 de mayo de 1748 como un día de humillación en el que sometió su voluntad a un poder superior.

De 1755 a 1760 Newton fue inspector de las mareas en Liverpool, donde conoció a George Whitefield, diácono en la Iglesia de Inglaterra, evangelista y líder de la Iglesia Metodista.

Contemplemos a Jesús, saliendo del aposento alto, seguido por sus discípulos menos uno. Jesús sabía que ocupaba al discípulo discidente pero aún así le amaba. Sus pasos se dirigen al Getsemaní, el cuadro no era extraño Él frecuentaba ese lugar para orar a solas.

Contempla como su rostro apacible cambia conforme se acerca al Getsemaní, agonía y pena se dibuja en el rostro del maestro, parecía ser que la presencia de Dios que había sido sus sostén lo había abandonado. Comenzaba a sentir lejanía de su Padre, soledad existencial, frío de muerte.

Contemplale decir: “Mi alma está muy triste hasta la muerte” despedirse de ocho discípulos y avanzar hacia dentro del jardín con Pedro, Santiago y Juan, los más cercanos y fervientes, pero no pudieron acompañarle en su dolor. Cuántas veces no hemos podido cumplir el deseo del Señor “velad conmigo” (Mateo 26:38)

Contempla cómo se desploma sobre sus rodillas, el peso

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