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Curso Básico De Liturgia.


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2014  •  1.523 Palabras (7 Páginas)  •  397 Visitas

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LITURGIA.

Etimología.

Del latín liturgīa (liturguía), que a su vez proviene del griego λειτουργία (leitourguía), con el significado de “servicio público”, y que literalmente significa “obra del pueblo”; compuesto por λάος (láos): pueblo, y έργον (érgon): trabajo, obra, acción pública del pueblo y para el pueblo.

Es el ejercicio del sacerdocio de Cristo en su Iglesia, mediante signos sensibles con los que el hombre da gloria a Dios y se santifica en su comunidad.

La Liturgia debe de ser: digna, noble, bella y natural. Por lo tanto debemos de hacerlo lo más digno que podamos, en cuanto nuestro espíritu y físico. Debemos de hacerlo con humildad y sencillez. Por sé una acción sagrada, ya es por naturaleza bella, pero debemos de mantener cuidado en no irrumpir esta puridad. Debemos de actuar de manera natural en cuanto a movimientos y posturas, tratar de evitar el “show” que distraiga e irrumpa la acción Sagrada.

CONSTITUCIÓN SOBRE LA SAGRADA LITURGIA:

SACROSANCTUM CONCILIUM.

DEL CONCILIO VATICANO II.

Introducción.

Medio por el cual "se ejerce la obra de nuestra Redención", sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía, contribuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida, y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la verdadera Iglesia. (SC 2).

CAPITULO I.

PRINCIPIOS GENERALES PARA LA REFORMA Y FOMENTO DE LA SAGRADA LITURGÍA.

1. Naturaleza de la Sagrada Liturgia y su importancia en la vida de la Iglesia.

Se considera la Liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. (SC 7).

La sagrada Liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la Liturgia es necesario que antes sean llamados a la fe y a la conversión: "¿Cómo invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿O cómo creerán en Él sin haber oído de Él? ¿Y cómo oirán si nadie les predica? ¿Y cómo predicarán si no son enviados?" (Rom 10,14-15). (SC 9).

Para asegurar una plena eficacia es necesario que los fieles se acerquen a la sagrada Liturgia con recta disposición de ánimo, pongan su alma en consonancia con su voz y colaboren con la gracia divina, para no recibirla en vano. (SC 11).

2. Necesidad de promover la educación Litúrgica y la Participación Activa.

La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la Liturgia misma y a la cual tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo. (SC 14).

Los pastores de almas fomenten con diligencia y paciencia la educación litúrgica y la participación activa de los fieles, interna y externa, conforme a su edad, condición, género de vida y grado de cultura religiosa, cumpliendo así una de las funciones principales del fiel dispensador de los misterios de Dios y, en este punto, guíen a su rebaño no sólo de palabra, sino también con el ejemplo. (SC 19).

3. Reformas de la Sagrada Liturgia.

Solo la jerarquía de obispos puede hacer modificaciones y reformas a la Liturgia. La reglamentación de la sagrada Liturgia es de competencia exclusiva de la autoridad eclesiástica; ésta reside en la Sede Apostólica y, en la medida que determine la ley, en el Obispo. Por lo mismo, nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia. (SC 22).

En la celebración litúrgica la importancia de la Sagrada Escritura es sumamente grande. Pues de ella se toman las lecturas que luego se explican en la homilía, y los salmos que se cantan, las preces, oraciones e himnos litúrgicos están penetrados de su espíritu y de ella reciben su significado las acciones y los signos. (SC 24).

Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es "sacramento de unidad", es decir, pueblo santo congregado y ordenado bajo la dirección de los Obispos. (SC 26).

En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o simple fiel, al desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde por la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas. (SC 28).

Para promover la participación activa se fomentarán las aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las antífonas, los cantos y también las acciones o gestos y posturas corporales. Guárdese, además, a su debido tiempo, un silencio sagrado. (SC 30).

En la revisión de los libros litúrgicos, téngase muy en cuenta que en las rúbricas esté prevista también la participación de los fieles. (SC 31).

No se hará acepción de personas o de clases sociales ni en las ceremonias ni en el ornato externo. (SC 32).

Los ritos deben resplandecer con noble sencillez; deben ser breves, claros, evitando las repeticiones inútiles, adaptadas a la capacidad de los fieles y, en general, no deben tener necesidad de muchas explicaciones. (SC 34).

En las celebraciones sagradas debe haber lectura de la Sagrada Escritura más abundante, más variada y más apropiada.

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