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Del Cristo Evangelizador a la Iglesia evangelizadora

GeriartoResumen9 de Mayo de 2017

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I Del Cristo Evangelizador a la Iglesia evangelizadora

Si Jesús es el primer y más grande evangelizador, entonces el punto de partida será preguntarnos ¿Qué ha significado evangelizar para Cristo? Sin duda, el anuncio del Reino de Dios a partir del cual todo lo demás es dado por añadidura. El centro del mensaje es el anuncio de la salvación como liberación del pecado y del maligno junto con la alegría de conocer a Dios y ser conocido por él. Este anuncio requiere cierto sacrificio, ya que recibir el evangelio significa una conversión profunda de la mente y el corazón.

Y ¿Cómo? A través de palabras y signos. Sus palabras desvelan el secreto de Dios, su designio y su promesa por eso cambian el corazón del hombre y su destino. Por su parte los signos evangélicos arrastran hacía Él para verlo, escucharlo y dejarse transformar con Él, de manera particular con su muerte, su resurrección y el envío del Espíritu de Verdad.

Los que acogen esa verdad conforman una comunidad que participa en la fe y es a la vez evangelizadora; vocación propia de la Iglesia e identidad más profunda ya que existe para evangelizar, predicar y ser canal de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios y perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa.

En este sentido, la iglesia, nace de la acción evangelizadora de Jesús y sus discípulos, de su misión y es enviada por él para continuarla siendo testimonio que llame a la admiración y conversión. La iglesia comienza por evangelizarse a sí misma para conservar su frescor, su impulso y su fuerza para anunciar el Evangelio el cual custodia como depósito viviente no para ser escondido sino para ser comunicado.

Es por esto que los evangelizadores son enviados no como particulares con ideas propias sino como portadores de un evangelio del que no son dueños sino al que deben fidelidad.

Es claro en este punto que Iglesia y misión evangelizadora son inseparables de Cristo y en consecuencia es absurda la dicotomía entre ambos.

II ¿Qué es evangelizar?

Frente a definiciones reduccionistas, la evangelización es la renovación de la humanidad, es decir, transformar desde dentro y renovar cada hombre y el conjunto de hombres que la forman. Es un cambio de conciencia que abarca la vida completa, actividades y ambientes concretos. Comprende las formas de pensamiento, estructuras e instituciones de manera que no es cuestión de número ni de imagen sino de fondo y para cada línea de actuación del hombre.

De esta forma, evangelizar es evangelizar también las culturas teniendo en cuenta a la persona, sus relaciones y su relación con Dios, con independencia de ellas pero impregnándolas todas. El problema actual es la ruptura entre Evangelio y cultura.

No será posible sin un testimonio que interrogue y contagie junto con el anuncio explícito que en algún momento habrá que hacer dando razón de la propia esperanza estando obligado a esclarecer y justificar ese comportamiento que suscita el cuestionamiento.

La evangelización será tal si provoca la adhesión, entendida como participación de la comunidad de fieles e inicio en la vida sacramental. Esto no es otra cosa que hacer vida el anuncio recibido.

III Contenido de la evangelización

El contenido de la evangelización es el Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo, que no es alguien lejano ni anónimo sino Padre y que, por tanto, exige de nosotros ser hermanos.

Y el centro del mensaje es su actuación en nuestro favor, es decir, la salvación en Jesucristo Hijo de Dios hecho hombre y que por su muerte y resurrección alcanza a todos los hombres por misericordia de Dios. No como remedio a los problemas inmanentes sino una salvación que comenzando aquí en la tierra lo es para toda la eternidad. En consecuencia es obligado un anuncio profético de un más allá que es la respuesta a la inquietud del corazón humano de trascender su límite temporal.

Evangelizar comprende anunciar la esperanza que suponen para nosotros las promesas de Jesucristo, esto es, el amor que Dios nos tiene y aquel que unos a otros nos debemos en calidad de hermanos. Todo vivido y celebrado en la Iglesia y los sacramentos que tienen como centro y culmen la Eucaristía.

Como decíamos la evangelización afecta a todos los ámbitos de la vida, desde los aspectos más próximos o locales como la familia y la vida social y comunitaria a aquellos de nivel tanto institucional como de ámbito internacional. En este sentido es preciso señalar que entre evangelización y promoción humana hay una distancia corta ya que la evangelización supone la justicia y la paz para el correcto crecimiento del hombre que ha de ser evangelizado.

El verdadero sentido de la evangelización como liberación, es una liberación tal y como la ha anunciado Jesús de Nazaret. Principalmente para aquellos que están oprimidos por causa de otros hombres y sin ambigüedades ni reduccionismos a la dimensión puramente temporal y antropocéntrica que terminaría por ser manipulable por los poderes políticos e ideológicos. Por tanto, se trata de una liberación abierta al hombre entero, también a su dimensión trascendente y su apretura al Absoluto.

La Iglesia asocia pero no identifica liberación humana con salvación en Jesucristo. No es suficiente el bienestar para instaurar el Reino de Dios. Toda liberación temporal y política lleva dentro de sí un germen que es distinto de la verdadera fuerza espiritual que mueve la verdadera felicidad y salvación en Dios. No son posibles unas estructuras liberadoras del hombre si no hay antes conversión de corazón y mente por parte de quienes viven y rigen esas estructuras, por eso ninguna liberación justifica para su realización la violencia. No solo no es la solución sino la mejor forma de agravar el problema.

El papel de la Iglesia es el de suscitar cristianos que sean agentes de liberación para otros hombres por su inspiración de fe y vivencia del amor fraterno.

Aquí se hace un llamado especial a la libertad religiosa como una de las necesidades primarias de liberación ya que son muchos los perseguidos por su fidelidad a Cristo

IV Medios de evangelización

El sistema fundamental de evangelización es el testimonio de vida creyente, creíble, fiel y haciendo vida los consejos evangélicos que llevan a la santidad junto con la predicación, proclamación verbal del mensaje y, sin menosprecio de esta que debe ser siempre considerada, se invita a la utilización de los medios modernos.

Se explicita tener en cuenta principalmente:

Liturgia de la Palabra

Aprovechando la reforma litúrgica del concilio, se valora la homilía alentando al sacerdote a utilizarla como fuente de vida para la comunidad parroquial siendo en algunas ocasiones la única. Siempre que sea clara, fiel al evangelio y al magisterio.

Catequesis

Entendida esta como el contenido vivo de la verdad que Dios ha querido transmitirnos y que la Iglesia ha ido aprendiendo a transmitir de manera pedagógica.

Se trata de una enseñanza no solo intelectual sino vivencial que debe darse en los distintos ámbitos educativos de la persona: familia, escuela y parroquia.

Para este fin es muy necesaria la formación de catequistas, padres y educadores que profundicen de manera vivencial los contenidos de la fe que deberán transmitir.

Medios de comunicación Social

No se puede prescindir de ellos y deben ser utilizados para llegar al máximo número de personas y además hacerlo de tal manera que no solo informen sino que formen, ahondando en el hombre y provocando su adhesión y compromiso.

Contacto personal indispensable

Resulta imprescindible la transmisión persona a persona, trasladando a otro la propia experiencia de fe. Desde el punto de vista del sacerdote es un llamado al acompañamiento personal que alienta, exhorta y dirige.

La religiosidad popular

A pesar de sus límites como puede ser la superstición, el sectarismo o simplemente la propia superficialidad de la fe que no cala y transforma, es una expresión de la sed de Dios que albergan los sencillos, la cual bien dirigida puede llevar a un verdadero encuentro con Cristo.

V Los destinatarios de la evangelización

La evangelización a la que llama Pablo VI debe tener un destino universal y desarrollarse sin miedo y a pesar de los obstáculos.

Ese es el deseo de Jesús y tiene fundamentación bíblica. Desde sus inicios la Iglesia ha encontrado obstáculos tanto externos como internos a la hora de realizar su labor evangelizadora que ya en la Iglesia primitiva fueron el impulso para la dispersión y evangelización de todo el mundo conocido. También a lo largo de la historia han sido muchos, desde los más violentos, como las persecuciones, a los más sibilinos, como imposibilitar la labor comunicadora de la Iglesia por parte de los estados. De igual forma también se han encontrado obstáculos internos que de alguna manera han intentado limitar el mandato de Jesús solo a algunos.

Se abordan ahora los distintos ámbitos y destinatarios de la evangelización dando nombre y concretando el aspecto universal de esta misión:

Primer anuncio a los más alejados

Fue el programa fundamental de la iglesia primitiva y también ahora cuando sale en busca de aquellos

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