ETICA Y RELIGION
anmisiones5 de Marzo de 2013
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INTRODUCCION
Hoy la sociedad está pasando por una crisis de ética y moral; crisis que afecta a todos los estratos sociales, donde se ve una falta grave de interés por el bien colectivo, exceso de viejas respuestas para nuevos retos.
Cientos de millones de personas en nuestro planeta sufren, cada día más, bajo el desempleo, la destrucción de las familias, la pobreza y el hambre. La esperanza de una paz duradera entre los pueblos vuelve a desvanecerse. Las tensiones entre los sexos y las generaciones han alcanzado dimensiones inquietantes. Los niños mueren, asesinan y son asesinados. Cada vez se ven más Estados sacudidos por casos de corrupción política y económica. La convivencia pacífica en nuestras ciudades se hace más y más difícil por los conflictos sociales, raciales y étnicos, por el abuso de la droga, por el crimen organizado, incluso por la anarquía. Hasta los vecinos viven a menudo angustiados. Nuestro planeta sigue siendo saqueado sin miramientos. Nos amenaza la quiebra de los ecosistemas.
La religión ha sido históricamente una de las fuentes de la moralidad. Incluso hoy en día, muchos de los sistemas morales, de las normas y códigos de conducta de gran parte de la humanidad descansan en diversas concepciones religiosas.
La ética, como 'reflexión filosófica' sobre la moralidad se cruza en su camino con la religión desde el momento en que pretende 'dar cuenta' mediante razones del fenómeno de la moralidad.
Las dos coinciden en la búsqueda de un sentido para las actividades humanas, pero desde un punto de vista distinto. Por eso se puede decir que ambas son autónomas, pero no independientes sin resultar por ello interdependientes. En este trabajo, analizaremos las características más relevantes del fenómeno religioso, en lo que atañe más directamente a la perspectiva moral, para tratar de dibujar la relación de tensión en la que se encuentran la ética y la religión.
RELIGIÓN ORIGENES
Religión y vida moral en la historia religiosa de la humanidad el primer hecho que nos impone la historia de las religiones como una verdadera evidencia es la presencia en todas las religiones de una preocupación por la moralidad de sus adeptos y de unas orientaciones para su desarrollo. Todas las religiones han segregado una moral. «No existe religión alguna, no diga: "haz el bien; evita el mal", A partir de esta constatación de la presencia de la moral en el interior de la religión, las relaciones entre ambas aparecen en numerosos aspectos. El más importante se refiere a los distintos modelos de moralidad que corresponden a los diferentes tipos de religión y, en estrecha relación con esto, a las diferentes formas en que las religiones de las normas y proponen los criterios para la distinción de lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo. Desde este punto de vista podemos agrupar a las religiones en tres tipos principales. El primero comprende las religiones que fundamentan la rectitud de las acciones humanas en su conformidad con un principio superior a los hombres y a los mismos dioses que rige la naturaleza y el devenir de todo lo que existe descrito como rta, tao, asha, diké, etc. El segundo grupo comprende las religiones que fundamentan la validez de la decisión ética en la obediencia a un mandamiento divino, lo decisivo en ellas no es el orden, sino el Señor, cuya voluntad lo establece. Él es lo supremo, y la relación con él, la norma que se desgrana en unos mandamientos. Éstos tienen como finalidad introducir al hombre en la esfera de lo divino. Su cumplimiento no hace al hombre tan sólo justo. Lo hace santo, como santo es el Señor de quien proceden los mandatos. Las religiones de orientación mística en las que el ideal de salvación consiste en la identificación del sujeto con el absoluto, como sucede en el hinduismo de la época de las Upanishads, o en la extinción del sujeto en el nirvana, como sucede en el budismo, los preceptos morales que comporta también el sistema religioso reciben su justificación bajo una forma nueva, la de preparación del sujeto para esos estados en los que consiste la liberación o salvación. En el hinduismo. los mandamientos éticos tienen la finalidad de disponer al sujeto para esa progresiva interiorización y concentración que culmina en el «tú eres eso» que expresa la «realización» por el sujeto de su identidad con el absoluto. En el budismo, el camino de ocho miembros, término de las cuatro nobles verdades, que comienza con el recto entendimiento y culmina en la recta concentración, está ordenado a la obtención de la iluminación que consuma la extinción del deseo, fuente del sufrimiento, en que consiste el nirvana. La ética es en estas religiones, sobre todo, camino ascético, vía purgativa que prepara para la iluminación y la unión que procura la salvación religiosa. La religión es tan antigua como la vida, sin saber exactamente, cuando ni como se originó. Diversos autores consideran los inicios de la religión junto a una era de magia. El hombre podía creer controlar los procesos sobrenaturales mediante hechizos y encantamientos. Solo cuando estos no producían los efectos deseados, el hombre apelaba a seres sobrenaturales superiores, espíritus o antepasados divinizados. No puede considerarse que el nacimiento de la religión se deba al fracaso de la magia, sino que ambas disciplinas aparecen juntas, aunque, la religión es personal y suplicatoria y la magia es coactiva y dominante de fuerzas misteriosas.
Al hombre primitivo le afectaban los misterios de la muerte, la procreación así como su dependencia de una fuerte providencial de vida y bienestar, y de las fuerzas rectoras de la naturaleza. Sin apenas comprensión de los procesos y las leyes naturales, sentía la necesidad de establecer relaciones amistosas o benéficas con la Realidad viva. Ello constituía su idea de una Providencia divina superior a él y dueña de su destino. Hasta el hombre de Neandertal había empezado ya a contar con una vida más allá de la tumba. Parece que fue por éste o por parecidos caminos como empezó la religión, es de estos comienzos primitivos de donde iría surgiendo la compleja trama de mito y ritual, fe y práctica, que constituye la historia de la religión.
CONTENIDOS ACTITUDINALES
*Darse cuenta de que la religión surge de la necesidad de plantearse la
pregunta por el sentido, aspecto en el que coincide con la ética.
* Valorar y respetar la herencia religiosa a la que culturalmente se pertenece, reconociendo e identificando sus propuestas morales básicas.
* Percibir la experiencia religiosa como una experiencia humana que puede dar sentido a la existencia de quien la vive.
* Asumir con tolerancia y sentido crítico las diferentes formas históricas en las que se ha plasmado la experiencia religiosa (politeísmos, monoteísmos, religiones proféticas etc.).
* Apreciar, sin prejuicios, las influencias, diferencias y mutuas relaciones entre ética y religión.
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EL FENOMENO RELIGIOSO
"La palabra religión significa muchas cosas notablemente distintas para quienes la utilizamos. Por eso resulta tan difícil definirla... Bajo el techo común de la religión se albergan realidades tan diferentes de contenido y valor como los sentimientos de entusiasmo y de fervor 'religiosos', las elevadas disquisiones de la teología, los actos de abnegación, los sacrificios cruentos, los gestos corporales más variados, las representaciones simbólicas más extrañas y una larga serie de las más diferentes realidades con las que nos familiariza la historia de las religiones. Junto
a esta variedad de formas conviene anotar la gran variedad de niveles de
existencia que pone en juego la religión. Todo en el mundo ha podido ser y ha sido de hecho religioso, y el hombre ha sido religioso a través de todos los niveles de su condición humana" (J. Martín Velasco, El encuentro con Dios. Caparrós, Madrid 1995, 43).
En la vida de las personas ocurren muchas cosas que nos resultan inexplicables pero que nos impactan de una manera especial. La amistad a toda prueba de un amigo, la relación con la persona que quieres, una enfermedad o un accidente, la muerte de un amigo... son cosas que ponen en interrogante nuestra manera de ver la vida. En tales situaciones, preguntarse por el sentido de la vida es una muestra más de que la vida hay que tomársela en serio, pues no es nada fácil permanecer indiferente o impasible en circunstancias así. Hablando en general, podemos decir que hay dos tipos de respuesta a estas situaciones. Hay quienes acuden a la condición dramática del ser humano para justificar su desesperación o su esperanza en que algún día el progreso sabrá dar respuesta a lo que ahora nos resulta inexplicable. Existen otras personas, para quienes estos interrogantes suponen una muestra más del misterio que hay en toda vida, sin rechazar por eso lo que la ciencia y la razón significan de posibilidad humana. A este segundo tipo de gentes pertenecen las personas religiosas, abiertas al misterio con tal confianza y convicción que cuesta pensar que no experimenten algo real. Numerosos comportamientos, elementos culturales y artísticos por doquier son testimonio de la actitud de dichas personas que en su insistente búsqueda de la felicidad se han topado con ese misterio que dicen percibir y que otros muchos no ven, o piensan que es pura quimera o invención. En este sentido, función de la religión es dotar de sentido al mundo y a la vida del hombre; dar salida a esos interrogantes que ponen de manifiesto
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