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El Padre Rafael García-Herreros


Enviado por   •  29 de Abril de 2013  •  Ensayos  •  2.075 Palabras (9 Páginas)  •  407 Visitas

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El ser humano, ante todo, es un actor. Su condición fundamental es la praxis1

,la acción, por una

característica de su esencia que es la mundanidad. Evidentemente, ser hombre es ser-en-elmundo. Pero esta afirmación demanda dos precisiones. Primero: el mundo no corresponde

solamente al universo. Todo ser está en el universo, en el sentido de ser un componente del

universo. Pero, y éste es el segundo punto, el ser del hombre es especial porque su modo concreto

de estar en el universo consiste en crear su propio mundo. Así, la mundanidad no es sino la

capacidad de crear mundos. El hombre es autor del mundo en que se encuentra y de los cambios

generados en él, y esa acción que le permite realizarlo, es lo que llamamos la praxis2

.

El Padre Rafael García-Herreros Unda fue, entre muchas otras cosas, un filósofo social, un

pedagogo social y un gerente social, de quien cabría decir, sin ninguna duda ni sospecha, que

estuvo inspirado por la exigencia que promueve el pensar como una acción que libera e impulsa

nuestros deseos de ser, nuestro proyecto de vida. Hombre extremadamente inteligente, culto y

sagaz, su vida estuvo siempre marcada por una forma de ser ascética y una vocación de servicio

práctica, que solo en su ejercicio personal del sacerdocio encontraron expresión y realización. No

tuvo como finalidad construir casas, sino “organizar un nuevo modo de vida social", una

comunidad fraternal, libre y ordenada. No deseó aliviar angustias o remediar necesidades

temporales, sino dignificar personas y comunidades. Detrás de este proyecto concreto estaba la

idea de un cristianismo activo con preocupaciones y realizaciones sociales para esta Tierra, sin

olvidar las de salvación de las almas.

Su vida siempre confirmó una filosofía especial de la vida, al entenderla como aquello que cambia

y se realiza a través de la historia, permitiéndonos una conciencia colectiva de personalización.

Así, ningún hombre-mujer está solo, aislado, encerrado en sí mismo; siempre está siendo con los

otros y para los otros; sin éstos nadie llegaría a ser individuo, sujeto, persona.

Compartió con muchos la creencia ética y moral de que el poder de la razón y de la acción (o dicho

de otro modo, el poder de la praxis) no es para alienar ni enajenar, que la dominación como fin en

sí misma es lo que da origen a la fuerza y a la violencia entre los hombres, censurando el diálogo y

reteniendo la libertad.

1

Entendemos por praxis la acción o actividad que, a diferencia de la actividad teórica, es intrínsecamente

transformadora de la realidad exterior al sujeto sobre todo, pero también (en un sentido más próximo a la

filosofía clásica) transformadora del propio sujeto. La noción de praxis hace así referencia también a la

política y a la ética (Cfr. QUINTANILLA.M. (edit) Diccionario de filosofía contemporáneo. Sígueme,

Salamanca, 1979, pag. 389).

2

NICOL, E. La primera teoría de la praxis. UNAM, México, 1978. p. 41.Su vida la apreciamos, en cada gesto y mirada, en cada acción, como el testimonio de quien ha

predicado un humanismo radical sin visos ideológicos, sino comprometido y profundamente

enraizado en la Trascendencia, en la persona del Señor.

Nos enseñó no únicamente a pensar sino igualmente a actuar; o sea, a "poner" en la práctica la

coherencia que debe existir entre las ideas y las palabras, entre nuestro interés político y las

responsabilidades éticas de nuestros actos. Pero consiguió mucho más que eso, fue capaz de

llegar al corazón de todos los colombianos, al de los humildes y los soberbios, al de los débiles y

los poderosos, al de los justos y los delincuentes. Por eso, pudo hacer auténticos milagros en un

país donde estos ni se hacen ni suceden.

En muchos sentidos su vida fue pública porque siempre permitió que accediéramos a ella, sin

condicionamientos ni restricciones. Como buen conocedor y practicante de la paideia griega, nunca

dejó de arriesgarle a las buenas virtudes ciudadanas de la verdad y la justicia, de la frónesis y la

isegoría: confirió a todos lo que lo rodeaban el derecho a la palabra y les otorgó la libertad para

emplearlas.

Para él ni el yo ni el tú, constituían la individuación de la persona; ésta únicamente es viable en un

nosotros donde todos estemos implicados en la solidaridad del bien común, de ser en común, de

ser comunidad.

Su trayectoria personal y académica, siempre estuvo comprometida con una misma historia: la

historia de quienes viven la vida desde otra historia. Desde mucho antes que la mayoría de

nosotros, recorrió un sendero en el que cada vez más se elevaba sobre el follaje, para crecer,

florecer y multiplicarse en sus discípulos, como un verdadero maestro convencido de que “la

principal asignatura que se enseñan los hombres unos a otros es en qué consiste ser hombre”3

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