El testimonio del antiguo testamento

Capitulo I

¿Qué es el Espíritu Santo?

Se considera al espíritu santo como el conglomerado de manifestaciones de vida, totalmente distintas en parte extraordinariamente, ilustrativas, nos muestra aquí y ahora la historia de la iglesia y como el espíritu que ha actuado. Se comprende que es simplemente idéntico a todo lo que no puede captarse de modo racional, o irrumpe con el poder de la naturaleza sobre el hombre y le obliga a emprender nuevos y desconocidos caminos.

Sentimos intranquilidad entre el poder de Dios y unos deseos demasiados humanos. Nadie puede decir a cien y acierta donde está y donde se encuentra, por el contrario, impulsa a que actuemos, consientes o inconscientemente, con todo esto el Espíritu santo se halla evidentemente allí donde Dios se hace presente en nuestra tierra y en nuestra actualidad, pero nos resulta extraño reconocer al Espíritu Santo en nuestro mundo y su creación.

Todo el vivir humano, incluso el no religioso se expresa en lenguaje figurado o de imágenes de tal manera que surja en la persona emociones que puedan producir una manifestación del Espíritu Santo o al menos de rogarle que se imagine que un hombre pueda experimentar algo que en realidad no es idéntico a su propio yo pero que ese yo lo mueve, lo llama y le da fuerza y lo consuela…

Si nosotros decimos Dios, decimos evidentemente algo más que eso, decimos que es algo, es un tu que él nos habla y que le debemos responder con nuestra alegría, con nuestro agradecimiento, con nuestra oración y con nuestra obediencia. No deberíamos no deberíamos interrogar a la biblia, como experimentaron los testigos del antiguo testamento al Espíritu Santo y como trataron de expresar estas experiencias en palabras que están en gran parte cargadas de imágenes.

Capitulo II

El testimonio del antiguo testamento.

En el antiguo testamento el espíritu santo era visto de una forma singularidad como el espíritu de Dios se manifiesta a través de dos aspectos. La palabra de Dios y El poder de Dios, en base a esta un hecho se muestra bien claro: El Espíritu de Dios no es el espíritu del hombre o un aspecto del espíritu del hombre. El hombre tiene alma, el espíritu le tiene a él.

Para Israel en la historia era más curioso sobre los poseídos por el espíritu santo, esto era algo que se había hecho cuestionable debido a su autenticidad. Dios en el antiguo testamento, no es el último fundamento en el mundo, ya que descubre cuando el hombre es una solo cosa con el universo, cuya vida y fuerza es Dios, el misterio mas intimo y profundo del alma.

La experiencia profetico-veterotestamentaria, Dios sale al encuentro del hombre como el plenamente inesperado. Israel utiliza para el Espíritu de Dios la misma palabra que se emplea para designar el viento o el torbellino, y lo que ha experimentado como espíritu santo, supera la oposición de condiciones materiales entre el cuerpo y el alma y trasciende ya que mantiene firme al hombre.

En el antiguo testamento la vida se ve como un regalo y no nuestra propia obra sino que designa al dador de esa vida como Dios o como señor y se puede contemplar desde dos lados, creada desde el principio y que se mantiene por la voluntad de Dios. Como una fuerza vital que mantiene al hombre constantemente.

En el antiguo testamento, mi espíritu puede significar lo mismo, más o menos que mi alma, el espíritu se considera como poder ante el cual el hombre sucumbe, no divide al hombre en una parte corporal y en otra espiritual; él lo ve siempre como un todo. El hombre es carne y se halla abierto a la vida y a todas sus posibilidades. La expresión mi carne o también mi alma son simplemente en lugar de “YO” por eso el Israelita no identifica el espíritu consigo mismo.

El Espíritu santo se mostro vivo a los grandes profetas de Israel, primero en experiencia del pasado pero apenas comprendían que Dios se manifestaba a través de su espíritu, les había elegido para un destino especial. El espíritu de Dios actuó en la historia del pueblo para que comprendieran que él fue quien les había preparado el camino. Pero Dios no quiere solo a Israel sino que quiere a todo el mundo, así pues no se puede vivir únicamente del pasado. El espíritu de Dios quiere mas, quiere penetrar con nosotros en el futuro e Israel tiene que aprender a vivir de este futuro de Dios.

Capitulo III

El judaísmo en la época entre el antiguo y nuevo testamento

Israel experimento a través de lo siglos la acción del espíritu de Dios y trato de expresar estas experiencias en palabras; la experiencia de que Dios puede intervenir de una manera inesperada, tratando en el todo el pensar humano y sus planes y saltando por encima por encima de todas las posibilidades humanas.

En tiempos estaban claros dos puntos:

a) Todas las experiencias de Espíritu Santo se miden por lo que aprendió a través de los siglos y por tradiciones de la biblia, como vivencia del pueblo de Israel.

b) Es importante observar cuidadosamente si

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