Introducción A La Basílica De San Francisco De Asís

BASÍLICA DE SAN FRANCISCO DE ASIS

Es probable que la unidad decorativa que había pensado Cimabue abarcase no sólo las pinturas sino la arquitectura del coro, los transeptos, las vidrieras…en cualquier caso tenemos claro que no es un único artista el que trabaja en esta obra, sino muchos y con diferentes influencias, pero siempre ateniéndose a un programa probablemente ideado por Cimabue, pero crean una gran armonía en un conjunto que sería bastante complicado, los artistas que llegan ahora eran romanos o toscanos, van a realizar los frescos y las vidrieras que también parecen formar parte de este programa iconográfico en que se insiste en la presencia de San Antonio y San Francisco, probablemente se quería hablar de los dos santos, en el s.XIII se cambian los planes y se hace la leyenda de San Francisco.

En la parte superior pinturas del antiguo y nuevo testamento. La historia inicia en la bóveda, con los bustos de Cristo, la Virgen, San Francisco y San Juan Bautista acompañados por parejas de ángeles, el marco es una reelaboración de lo que había hecho Cimabue, las orlas con motivos vegetales, la riqueza de la vida animal sea acompañada de mayor clasicismo por las figuras centrales.

Unifica los muros de las bóvedas con las bóvedas, es posible que el autor fuese Jacopo Torriti, a veces también se cita a Filippo Rusuti,éste había realizado un mosaico en Santa María Mayor, en Roma, que se decora con una orla que se parece mucho a la de Asís, a partir de ello algunos autores dicen que es del.

No obstante, existen numerosos vínculos estilísticos entre las figuras de Cristo, la Virgen y los ángeles con el mosaico de la coronación de Santa María Mayor que es de Torriti. Parece que al final los autores se ponen de acuerdo en que es de Torriti por la rigidez de las figuras, la fecha aproximada sería de entre 1290 y 1292.

La decoración de Asís está bastante deteriorada, comprende las historias del antiguo y nuevo testamento, se disponen en dos hileras que dan comienzo en el crucero, abarcarían desde la creación hasta la historia de José, en el lado opuesto escenas desde la Anunciación hasta la Resurrección y en la parte superior prosigue a lo largo de la pared de la entrada con las escenas de la Ascensión y el Pentecostés. La estancia de Torriti en Umbría pudo ser corta y quizás dejó a un lado la realización de los frescos de la bóveda, pero se cree que su mano está presente en las imágenes que conservamos del segundo tramo. Es por ello que no diremos que son obras de Torriti sino de un maestro que se identifica como el maestro de Isaac, quien en teoría sustituyó a los pintores romanos que habían trabajado hasta este momento, creó las escenas de Isaac y Esaú, y de Isaac y Jacob.

La calidad de la pincelada del maestro de Isaac y el vigor de su concepción artística se evidencia en las cabezas de Isaac y Jacob. En Jacob el fluir continuo de la pincelada, que es modeladora, es decir, creadora de formas resulta notable por la sencillez y el vigor de la figura. No presenta rigidez ni acentuación de los rasgos caligráficos, sólo se pretende modelar la figura a través del color. Se advierte un cambio en el papel que desempeña la luz, modela los rostros a través de nítidos reflejos, esta sensibilidad de la luz se combina con una concepción claramente escultórica del bloque firmemente modelado de la cabeza, con unos planos bien definidos y muy estilizados, a través de la luz, obviando la línea lo máximo que se puede se crean unos rostros que parecen más escultura que pintura.

El propio modelado de la nariz a la mejilla son algunos de los rasgos notables de estas majestuosas cabezas que caracterizan al maestro de Isaac, este método de modelado está definido por la suavidad de la textura pictórica con pinceladas individualizadas.

Las telas, sobre todo las de la cama, continúan el gesto de las propias figuras, esto unido a las superficies estampadas de la parte superior, los plegados y las cortinas son cualidades compartidas por el taller de Arnolfo di Cambio (ej.: Virgen de la tumba del cardenal de Braye). Por su gravedad y contención sería la obra que guarda más estrecha relación con la del maestro de Isaac. Los gestos de Esaú son grandes, su postura es firme y son los paños los que crean la articulación y el movimiento, y veremos también un espacio arquitectónico que ahora parece más convincente. Encontramos en este maestro un gran interés por el dramatismo y por lo humano, un Esaú ciego y lo muestra a través de su desasosiego que se pone de relieve por la intensidad del rostro y por la intensidad de la mirada de las figuras que se encuentran a su lado.

En cuanto a los edificios evidencian su exterior aunque su estructura se acerca cada vez más a lograr un verdadero interior, las figuras se presionan contras lo laterales del marco y la relación entre profundidad del fresco y altura se trata con mayor naturalidad. Usa puntos de vista muy bajos.

Los marcos no son lo realistas que deberían, se ve en la bóveda que debió ser de Giotto o de su taller, ya refleja lo que veremos en la obra pictórica. Arquitecturas con intención de mostrar interior y exterior.

Sobre el muro de la entrada está la escena del Pentecostés y la Ascensión. En ellas se establecen con firmeza los primeros indicios de un interior centralizado, lo importante no son las figuras, sino que la arquitectura es compleja, sólida y ya muy coherente.

CICLO DE SAN FRANCISCO:

En cada uno de los paramentos encontramos diversos episodios. En la parte inferior es donde se encuentra la historia de S. Francisco y encima las historias del AT y NT. Todo ello remata en Pentecostés y la Ascensión.

Este ciclo pictórico es la leyenda de San Francisco: 28 episodios en grupos de 3 en cada crujía excepto los del comienzo de la nave (4 en cada lado). La historia sigue

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