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LOS SANTOS PADRES DE LA IGLESIA


Enviado por   •  10 de Junio de 2015  •  Tesis  •  1.398 Palabras (6 Páginas)  •  236 Visitas

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LOS SANTOS PADRES DE LA IGLESIA

Los Padres son testigos privilegiados de la Tradición de la Iglesia. Sus escritos ofrecen una riqueza cultural y apostólica, que hace de ellos los grandes maestros de la Iglesia de ayer, de hoy y de siempre.

En el uso de la Biblia y de la antigüedad cristiana, la palabra «Padre» se aplicaba en un sentido espiritual a los maestros.

Cuando hablamos de los Padres de la Iglesia o de los “Santos Padres”, nos referimos a escritores eclesiásticos (filósofos y teólogos) que cumplen con estos cuatro requisitos:

• Doctrina ortodoxa, sin error y eminente

• Son santos, es decir, están canonizados pública y oficialmente por la Iglesia.

• Tienen antigüedad: Para los escritores orientales, hasta San Juan Damasceno en el 749. Para los occidentales, hasta la muerte de San Isidoro de Sevilla, en el 636. Es decir, llegan hasta los siglos VII-VIII.

Éstos, los Padres de la Iglesia o Santos Padres (en este caso el término nada tiene que ver con el actual título de los Sumos Pontífices) prácticamente han elaborado la fe de la Iglesia, y la han explicitado y explicado, a partir de los datos de la Revelación (Sagrada Escritura y Tradición Viva), fieles al Magisterio de la Iglesia.

Ejemplo de ellos son Agustín, Ambrosio, Atanasio, Beda el Venerable, Cirilo y Clemente de Alejandría, Efrén, Gregorio Magno, Ireneo, Jerónimo, Juan Crisóstomo, Juan Damasceno, Justino.

Los Padres de la Iglesia son grandes cristianos de los ocho primeros siglos después de Cristo distinguidos por sus enseñanzas coherentes con su vida que contribuyeron a edificar la Iglesia en sus estructuras primordiales.

Fueron un numeroso y diverso grupo de verdaderos pastores que condujeron fielmente a los cristianos de los primeros siglos con la fuerza de su palabra y de su vida de fe, consecuente en muchas ocasiones hasta una muerte heroica: papas como Clemente Romano (que, según el testimonio de San Ireneo, conoció y trató a los apóstoles Pedro y Pablo), teólogos como el Doctor de la Iglesia Juan Damasceno, monjes eremitas como el después arzobispo Basilio Magno, místicos como Agustín de Hipona, mártires como Justino y muchos otros hombres cuya doctrina ortodoxa y vida santa ha sido reconocida por la Iglesia, santos que irradiaban a Cristo e impulsaban a seguirlo, y lo siguen haciendo todavía hoy.

“Padres de la Iglesia se llaman con toda razón aquellos santos que, con la fuerza de la fe, con la profundidad y riqueza de sus enseñanzas, la engendraron y formaron en el transcurso de los primeros siglos

Por qué conocer a los Padres

¿Por qué es tan importante, en el momento actual, el conocimiento de los escritos de los Padres? Hace pocos años, un documento de la Santa Sede intentaba responder a esta cuestión. Se dan en esas páginas tres razones fundamentales:

1) Los Padres son testigos privilegiados de la Tradición de la Iglesia.

Los Santos Padres nos transmiten, con sus comentarios y escritos, la doctrina viva que predicó Jesucristo, transmitida sin interrupción por los Apóstoles a sus sucesores, los obispos. Por su cercanía a aquel tiempo, el testimonio de los Padres goza de especial valor.

Habitualmente se considera que su época abarca los siete primeros siglos de la Era Cristiana. Naturalmente, cuanto más antiguo sea un Padre, más autorizado será su testimonio, siempre que su doctrina resulte concorde con lo que Jesucristo reveló a la Iglesia, y su conducta haya estado en sintonía con esas enseñanzas.

Ortodoxia de doctrina y santidad de vida constituyen, pues, notas distintivas de los Padres. Algunos—no muchos en relación al total—han sido formalmente declarados tales por la Iglesia, al ser citados con honor por algún Concilio o en otros documentos oficiales del Magisterio eclesiástico. La mayoría, sin embargo, no han recibido esa aprobación explícita; el solo hecho de su antigüedad, unida a la santidad de su vida y a la rectitud de sus escritos, basta para hacerles merecedores del título de «Padres» de la Iglesia.

Como se ve, esas dos notas resultan esenciales. Por esta razón, si falta alguna, a esos escritores no se les cuenta propiamente en el número de los Padres,

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