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La Era Del Vacio


Enviado por   •  4 de Febrero de 2014  •  513 Palabras (3 Páginas)  •  207 Visitas

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La era del vacío

Juan C. Alvarez

Vivimos en un tiempo donde la superficialidad se presenta como ideal de la vida, y las grandes aspiraciones se reducen a ganar dinero y salir en la televisión. Necesitamos llenarnos de cosas, imágenes y ruidos, y nos esforzamos por crecer hacia fuera para tapar nuestro enanismo espiritual y nuestra creciente soledad.

La actual sociedad está enferma de insensibilidad y aburrimiento, en vez de enfrentar la raíz de su enfermedad: el pecado.

Prefiere fomentar la adicción a las compras, al sexo sin compromiso, a la televisión, al alcohol, a las drogas. Idealiza al “hombre light”, superficial y vano, narcisista, entregado al dinero, al poder, al gozo ilimitado. Todo invita al descompromiso y la mediocridad. La vida moderna se presenta cada vez más como un camino sin meta, un vagar a la deriva, sin horizontes. Lo superficial se propone como lo valioso, el ideal de la vida.

Los efímeros héroes del deporte, la música, la moda, que en medios de comunicación crean y recrean permanentemente, son los modelos que hay que imitar y seguir. Se admiran a las personas vacías, los “personajillos” de la farándula y la política, verdaderos “zánganos” que nunca han trabajado y cuyas vidas privadas se arrojan como pasto a la morbosidad de las audiencias.

La mayor parte de la gente se la pasa huyendo de sí mismos, del compromiso, de la vida. Nos estamos convirtiendo todos en verdaderos campeones de la fuga. Empujados por los demás, empujando a otros.

Chateamos con cualquier desconocido en el otro extremo del planeta, pero cada día conocemos y hablamos menos con nuestros vecinos. Se nos ha vuelto imprescindible el teléfono celular, pero cada día conversamos menos con nuestra pareja y con nuestros hijos.

Vivimos intoxicados de una información que se nos ofrece inabarcable, fragmentada e incoherente, como un mero río de datos y noticias, que presenciamos pasivamente como mero espectáculo que no nos mueve al compromiso, ni nos posibilita el conocer las raíces profundas de las cosas, y que nos aleja cada vez más del verdadero conocimiento y la sabiduría, que no consiste en conocer lo que pasa y repetir lo que nos dicen, sino en ver más allá de los sucesos y opiniones que nos cuentan. Sabemos mucho, pero entendemos poco.

Los propios locutores trivializan los acontecimientos, fomentan una discusión vacía con supuestos “expertos” que sólo dicen generalidades y lugares comunes, insisten una y otra vez en no decir nada en los pequeños espacios que dejan las propagandas, y ponen todo su empeño en convertirse ellos en la “noticia”.

Ese vacío podemos llenarlo con la Palabra de Dios, “que vive y permanecerá eternamente”, esa palabra nos dará la razón de vivir una vida sincera con nosotros mismos y con nuestros

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