La Experiencia Humana Elemental
JAVIERELVIS27 de Mayo de 2013
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ANGELO SCOLA
La experiencia humana elemental
La veta profunda del magisterio de Juan Pablo II
Ediciones Encuentro
I Título original
L ‘esperienza elementare.
La vena profonda del magistero di Giovanni Paolo II
© 2003
Casa Editrice Marietti S.P.A. — Genova-Milano
© 2005
Ediciones Encuentro, S.A., Madrid
Traducción
Víctor Abelardo Martínez de Lapera
Revisión
Gabriel Richi Alberti
Diseño de la colección: E. Rebull
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Donde Tú no estás, hay sólo gente sin casa
Karol Wojtyla, Espacio interior.
ÍNDICE
Introducción
PERSONA Y MODERNIDAD 11
1. La ocasión y el título 11
2. Persona, libertad y modernidad 12
3. Los temas 16
PRIMERA PARTE
LA EXPERIENCIA ELEMENTAL
1 ¿FIN DEL SUJETO O NUEVA CENTRALIDAD DEL HOMBRE? 21
1. ¿Fin del sujeto7 21
a) El dilema de Adán 21
b) Nietzsche en lugar de Pascal 21
c) ¿Un nuevo .sujeto tecnocrático.7 23
2. Nueva centralidad del hombre:
¿mera veleidad o una posibilidad real2 24
a) Adán, ¿dónde estás? 24
b) Sujeto y persona 25
c) Un pensamiento originario 26
3. La experiencia humana elemental 29
a) ..Tú, en quien cada uno encuentra su espacio 29
b) La afirmación de la persona 32
c) Engendrar una irorada 35
ci) a... y se convirtió en un 1niehIo 38
La experiencia humana elemental Índice
4. ‘.Adán, al mismo tiempo defensor y juez’. 40 VII. EL HOMBRE-MUJER 125
a) ‘.Donde Tú no estás, hay sólo gente sin casa’ 40 1. Una premisa metodológica 125
b) El testimonio convincente 41 2. Rasgos esenciales de la ‘.unidad de los dos’ 128
3. El origen de la unidad dual del hombre-mujer 133
II. EXPERIENCIA Y FE 43 4. La finalidad de la unidad dual del hombre-mujer 136
1. El principio del enriquecimiento de la fe 43
2. La experiencia de la fe 46 APÉNDICES
3. Rasgos de la fe eclesial 50
Apéndice 1
SEGUNDA PARTE LA ECLESIOLOGÍA DEL DISCURSO DE LORETO (1985) 143
EL ACONTECIMIENTO DE JESUCRISTO Y LA LIBERTAD HUMANA 1. Autoconciencia y misión 143
2. Centralidad y ‘.espesor’. de la ‘.comrnunio’ 145
III. LA RELACIÓN VERDAD-LIBERTAD 59 3. Dos cuestiones eclesiológicas 147
1. La encíclica ..Fides et ratio’., ¿un fmal o un nuevo comienzo? 59 4. Una clave para leer el Concilio 148
2. Superar el extrinsecismo 65
3. La verdad como acontecimiento 69 Apéndice 2
4. Gesto sacramental y acto de libertad 77 I.A ‘.MET4OIA’. QUE NOS ABRE AL PERDÓN 150
IV. JESUCRISTO, VERDAD VIVIENTE Y PERSONAL 83 R1FERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 155
1. Cristocentrismo, la clave de las encíclicas trinitarias 83
2. Pretensión de Cristo y pretensión del mundo 88
y. JESUCRISTO, LEY VIVIENTE Y PERSONAL 93
1. tJn don que suscita una tarea 93
2. La crisis en el campo moral 94
3. El hombre en Cristo 95
4. Un pueblo que recorre la historia 96
TERCERA PARTE
VARIACIONES
VI. LA IGLESIA A PARTIR DE LA PERSONA. LAS INTERVENCIONES
DE KAROL WOJTYLA EN EL CONCILIO VATICANO II 101
1. Propuestas 104
2. Eclesiología: la tarea de la Iglesia es el ‘.servitium salutis aetema& 108
3. Antropología: un personalismo integral 114
4. Pastoral: la presencia de la Iglesia en el mundo 120
8 9
Introducción
PERSONA Y MODERNIDAD
1. La ocasión y el título
Recientemente, el cardenal Ruini me invitó a participar en los Diálogos en la Catedral, que, desde hace algunos años, se celebran cn la basílica de San Juan de Letrán (Roma). En el ciclo de encuentros titulado .Juan Pablo II en el hoy de la historia’., diserté junto al
profesor Remo Bodei sobre el tema .‘Fin del sujeto o nueva centralidad del hombre.. Fue la ocasión para releer las intervenciones y artículos que he dedicado al pensamiento de Wojtyla y al magisterio de Juan Pablo II a lo largo de su rico pontificado.
De esa relectura emergieron dos datos. El primero es de naturaleza cuantitativa. Gracias también al trabajo desarrollado en el i’ontflcio Instituto Juan Pablo II para el Estudio del Matrimonio y de la Familia, he tenido numerosas oportunidades de dedicarme de modo directo a profundizar en el magisterio del Papa venido de un PaÍS lejano. El segundo dato ha sido un fruto evidente del examen 111e cte tal magisterio he llevado a cabo. A medida que releía los artículos afloraba con creciente nitidez una especie de hilo conductor (ILIC se ha robustecido de modo progresivo en todos estos años. En clccto, no es posible ‘.leer. el magisterio de Juan Pablo II sino a la luz del poeta, filósofo y teólogo Karol Wo)tyla. Para abrirme paso en tl bosque frondoso del magisterio pontificio ha resultado clave un ftmna del pensamiento wojtyl iano: la experiencia humana elemental.
•rn todo, existe algo que 1 lcmos denomina r experiencia del
La experiencia humana elemental
Persona y modernidad
hombre1 y que, por .‘su intrínseca sencillei., supera cualquier «inconmensurabilidad. y cualquier «complejidad’.2. La experiencia elemental del hombre parece ser la vena profunda de todo el magisterio de Juan Pablo II.
Este segundo dato explica el título que he querido dar a este libro
—La experiencia humana elemental. La yeta profunda del magisterio de Juan Pablo II—, y al mismo tiempo precisa sus límites. Se trata de una mera compilación de artículos, algunos de ellos retocados sobre todo, aunque no sólo, para eliminar las repeticiones. Por tanto, este libro no pretende ser ni una introducción orgánica al pensamiento de Karol Wojtyla, ni una presentación exhaustiva del magisterio de Juan Pablo II. No faltan, en efecto, valiosos estudios dedicados a dichas tareas.
Simplemente pretendo presentar algunos temas centrales (jno todos!) del magisterio de Juan Pablo II a la luz de la que considero una clave fundamental del pensamiento de Karol Wojtyla: la experiencia humana elemental.
2. Persona, libertad y modernidad
Desde hace más de veinticinco años, la visión antropológica de Karol Wojtyla interpela a personas y comunidades de las culturas más diversas. ¿Cuáles son, a grandes rasgos, las líneas maestras de esta concepción del hombre?
El texto de Wojtyla que presenta de forma más articulada su concepción de persona es, sin duda, Persona y acción (especialmente en la última parte de esta obra, titulada «Participación’.). En este volumen es posible entrever también un ulterior desarrollo del pensamiento que el Cardenal de Cracovia explicitará desde 1970 a 19783.
Partiendo del misterio de la persona como sujeto sui juris et alteri incommunicabilis, el pensamiento de Wojtyla la considera como constituida originariamente por la communiopersonarum y destinada a ella.
1 Karol Wojtyla, Persona y acción, BAC 436, Madrid 1982, p. 4.
2 Ib., p. 9.
3 Id., Perché l’uomo, Mondadori, Milano 1995; íd., L’uomo nel campo della responsabllit€2, Bompiani, Milano 2002.
Se trata de una visión particularmente original si se tiene en cuenta que, en aquellos años, la cultura católica polaca se encontraba en la necesidad de medirse con una antropología colectivista de cuño socialista. Adam Schaff, uno de los mayores defensores de dicha corriente —y, en aquel período, también figura clave del poder político— llegó a escribir: El humanismo socialista representa el único humanismo ‘sensu stricto’ de nuestra época [...1. El movimiento obrero deberá luchar para que se diftinda la idea de que las orgullosas palabras ‘nosotros los marxistas’ sean sinónimo de ‘nosotros los humanistas’.4. Ante un socialismo que se presentaba como humanista no habría bastado con insistir en la noción clásica de persona, sino que resultaba indispensable elaborar una concepción de la comunidad de las personas, de la sociedad de los hombres, que resultara convincente también en el plano filosófico.
Afrontando, este reto, Karol Wojtyla demuestra cómo de una diversa concepción de la persona deriva una diversa concepción de la comunión de las personas. Por tanto, la contraposición no es sólo entre la afirmación del individuo y la del carácter social del hombre, sino también entre una concepción de la naturaleza del hombre constitutivamente comunional y la concepción propia del colectivismo de cuño socialista. La oposición
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