ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Sociología De La Religón

carandrazar1 de Julio de 2013

6.767 Palabras (28 Páginas)388 Visitas

Página 1 de 28

La sociología de la religión: una revisión del estado del arte 75

William Mauricio Beltrán Cely

La sociología de la religión:

una revisión del estado del arte

William Mauricio Beltrán Cely

Los antiguos dioses envejecen o mueren, y todavía no han

nacido otros. Pero esta situación de incertidumbre y confusa

agitación no puede durar eternamente. Llegará un día en que

nuestras sociedades volverán a conocer horas de efervescencia

creadora en cuyo curso surgirán nuevos ideales, aparecerán

nuevas formulaciones que servirán, durante algún tiempo, de

guía a la humanidad. No hay ningún evangelio que sea inmortal,

y no existe razón alguna para creer que la humanidad sea ya

incapaz de concebir uno nuevo.

Émile Durkheim

Tal vez una de las definiciones más difíciles en las ciencias sociales

sea la definición de la religión y de lo religioso como fenómeno social y

como campo de estudio. El presente ensayo intenta recoger algunos de

los aportes más importantes que ha hecho la sociología para comprender

y explicar el fenómeno religioso y su incidencia en las demás dimensiones

de la vida social, partiendo de la consideración teórica –que goza de un

amplio consenso– de que la comprensión de la dimensión religiosa es

fundamental para la comprensión profunda de toda sociedad. Pero antes

de adentrarme en dicha tarea quisiera presentar algunas aclaraciones

preliminares. En primer lugar, es esencial recordar que el desarrollo de la

“sociología de la religión” está asociado directamente con el origen mismo

de esta disciplina, especialmente por los aportes suministrados por tres

pensadores que se consideran sus padres fundadores, a saber: Karl Marx,

Émile Durkheim y Max Weber, cuyos aportes siguen influyendo en la

actual producción bibliográfica sobre el tema. Una revisión de las contribuciones

hechas por estos autores a la sociología de la religión implicaría

de por sí un esfuerzo teórico de enormes dimensiones; sin embargo, da76

Creer y poder hoy

das las condiciones del presente ensayo, sus aportes serán mencionados

en unas cortas líneas.

Por otro lado, las ideas religiosas, al constituir el núcleo del sistema

de valores, ideas y creencias que orientan y estructuran la acción humana,

constituyen un fenómeno fundamental del análisis sociológico en general,

que ha sido abordado por los grandes pensadores de esta disciplina.

Entre otros autores que han dedicado parte sustancial de su trabajo al

análisis sociológico de la religión, encontramos a Ernst Troeltsch, Marcel

Mauss, Talcott Parsons y, de manera más reciente, Robert K. Merton,

Peter Berger, Thomas Luckmann, Pierre Bourdieu y Samuel Huntington

(por mencionar solamente los más conocidos). De este modo vemos que

aun haciendo un gran esfuerzo de delimitación, la producción sobre el

tema presenta unas magnitudes tales que su catalogación se torna prácticamente

imposible.

La sociología de la religión –como cualquier otra sociología especializada–

se ha desarrollado en diálogo con diversas disciplinas, especialmente

con la antropología, la historia y la teología. En este ensayo se tratará de circunscribir

el análisis al campo más estrictamente sociológico, delimitación

problemática si se tiene en cuenta que muchos autores de gran importancia

en el tema –incluido el propio Max Weber– asumieron el análisis religioso

desde una perspectiva transdisciplinaria. Además, no se puede negar que

los trabajos sobre fenomenología de las religiones constituyen actualmente

una de las áreas de producción más prolíficas, lo que significaría, frente al

propósito del presente ensayo, mencionar los innumerables trabajos que

intentan inventariar y catalogar el amplio espectro de prácticas y creencias

religiosas, diversidad tan amplia que los diccionarios de religiones requieren

ser actualizados anualmente.

Dadas estas circunstancias, el presente ensayo se propone objetivos

mucho más modestos, ya que intenta mencionar los trabajos en sociología

de la religión con una significativa dimensión teórica y, en particular, aquellos

que han suscitado una amplia discusión de los especialistas en el tema.

Una mirada a los clásicos

Aunque Marx nunca estudió la religión en detalle, sus ideas han influido

fuertemente el desarrollo de los estudios en el campo. La mayoría de

las ideas de Marx al respecto surgieron en diálogo con Feuerbach, quien

consideraba la religión como un conjunto de ideas que han surgido como

La sociología de la religión: una revisión del estado del arte 77

William Mauricio Beltrán Cely

parte del desarrollo de la cultura, ideas humanas que son falsamente atribuidas

a la actividad de dioses o fuerzas sobrenaturales, característica en la

que radica su gran poder alienador (Feuerbach, 1841). La alienación sería,

desde esta perspectiva, el proceso mediante el cual el individuo olvida que

el mundo de la cultura fue y sigue siendo creado por la actividad humana,

es decir, por su propia acción. Esta idea será retomada por Marx1, quien

considera que en la medida en que la conciencia social se basa en dicha

falacia, es una “falsa conciencia” o una “conciencia alienada”.

Esta característica le permite a la religión constituirse en un pilar

fundamental para el mantenimiento de estructuras de dominación social,

dado que las jerarquías sociales, en la medida en que se legitiman a

partir de argumentos religiosos, esconden su carácter como producto de

las luchas entre clases. Es por esta razón que Marx considera los aparatos

religiosos como ideologías, es decir, como sistemas de ideas que esconden

y legitiman la dominación y la exclusión social, justificando el poder de

los dominantes y domesticando a los dominados, idea que se sintetiza

en la conocida frase de la “religión como opio del pueblo”, ampliamente

discutida y reinterpretada.

Podríamos afirmar que Durkheim es el primero en abordar la problemática

religiosa desde una perspectiva claramente sociológica. Ya en El suicidio

(1897), Durkheim le da a la variable identidad religiosa un alto poder

explicativo para comprender la acción humana, en especial para mostrar

cómo operan los mecanismos de integración social. Esto, alrededor del

análisis del “suicidio egoísta”, en el que se pone en evidencia el mayor grado

de cohesión social que se vive en las comunidades católicas frente al mayor

grado de individualismo por parte de los protestantes.

Sin embargo, el gran aporte de Durkheim a la sociología de la religión

lo encontramos en Las formas elementales de la vida religiosa (1912), trabajo

que implica de por sí una distinción entre dos formas de organización

religiosa: “las formas elementales –propias de sociedades donde prima la

estructura comunitaria, es decir, “la solidaridad mecánica” y “las formas

complejas” –desarrolladas en sociedades con una amplia división del trabajo,

donde prima la “solidaridad orgánica”–. Durkheim analiza en esta

obra la religión como un “hecho social” o, en sus propios términos, como

una “realidad sui generis”, poniendo de manifiesto que la religión como he-

1 En obras como Contribución a la crítica de filosofía del derecho de Hegel (1844), La cuestión

judía y La ideología alemana (1847).

78 Creer y poder hoy

cho social es más poderosa que sus practicantes, a quienes se les impone y

determina. Esto metodológicamente significa que no se puede comprender

el fenómeno religioso acudiendo solamente a las experiencias subjetivas de

sus practicantes.

Según Durkheim, las experiencias religiosas colectivas, como los ritos,

los cultos y las creencias permiten cohesionar a un grupo alrededor de

un conjunto de prácticas que trascienden a los individuos, definición que

implica ya una distinción entre religión y magia, pues esta última no tendría

la capacidad de generar una comunidad de fieles.

Durkheim aporta, además, la distinción entre lo profano y lo sagrado,

distinción supremamente útil para el análisis sociológico. Para este autor,

lo sagrado se sitúa por fuera de la experiencia cotidiana e inspira temor y

reverencia; además, el mundo de los sagrado esconde una dimensión social

que representa la fuerza moral de la comunidad. En otras palabras, en tanto

que lo más sagrado dentro de cualquier estructura social es la integración

de la sociedad, y su riesgo más aterrador lo constituyen las posibilidades de

que la sociedad se disuelva, en última instancia, las instituciones religiosas

existen para salvaguardar las estructuras sociales, y, por tanto, adorar los

símbolos sagrados no es otra cosa –para Durkheim– que rendirle culto al

carácter sagrado de la comunidad.

Aunque muy pocos estudiosos de la religión han aceptado sin reservas

esta tesis, la proposición más moderada

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (50 Kb)
Leer 27 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com