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La Vida Sensitiva


Enviado por   •  10 de Junio de 2015  •  1.540 Palabras (7 Páginas)  •  915 Visitas

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La vida sensitiva

(Tomado de: Ricardo Yepes y Javier Aranguren. Fundamentos de Antropología. Un ideal de la excelencia humana. Editorial EUNSA. España, 2006)

Descubrir la verdad sobre el hombre suspende el ánimo y causa admiración. Sin embargo, ese descubrimiento no puede ser repentino: exige un largo familiarizarse con su modo de ser y actuar. La realidad humana es tan rica y compleja que no puede abarcarse con una sola mirada. Es necesario aproximarse a ella desde diversas perspectivas. Para comenzar nuestro recorrido podemos partir de la consideración del hombre como ser vivo. Esta perspectiva nos tiene que llevar a comprender lo que tenemos los seres humanos de común y de diverso con los animales, y nos puede dar luces para introducimos en el por qué el hombre actúa del modo en que lo hace. Estudiar al hombre como viviente y las facultades con las que ejerce este vivir son los objetivos de los dos primeros capítulos de esta obra.

En el primero haremos unas breves consideraciones generales sobre la vida. Seguiremos con un análisis en las facultades corporales y sensibles del hombre, las cuales conforman la vida sensitiva. En el segundo trataremos de sus facultades superiores, que dan origen a la vida intelectiva. Así, nos pondremos en condiciones de entender el riquísimo conjunto de acciones, actitudes y situaciones que forman el rico contenido de la realidad humana. Dicho de otro modo: iniciamos el estudio del hombre desde un punto de vista «estático», anatómico. Es éste el que nos permitirá entender en su justa medida lo «dinámico» del hombre, dinamismo que conforma la realidad de su existir.

Qué significa ser vivo

Empezamos por afirmaciones sencillas, casi perogrulladas. Los seres vivos se diferencian de los inertes en que tienen vida. Esta afirmación puede explicitarse desde cinco características:

1) Vivir es, ante todo, moverse a uno mismo, automoverse. Ésta es una vieja definición del ser vivo: lo vivo es aquello que tiene dentro de sí mismo el principio de su movimiento, lo que se mueve sin necesidad de un agente externo que lo impulse. Se puede añadir a esto que vivir es un modo de ser, porque esta característica del automovimiento afecta radicalmente a quien la tiene, llega hasta el mismo fondo de ser: «para los vivientes, vivir es ser»",

2) La segunda característica de la vida es la unidad: todos los seres vivos, cada uno, son uno. No sabemos qué significa la expresión una piedra. Si la partimos seguimos teniendo piedra. Un espejo roto es una multitud de espejos: la unidad de lo inerte es tan pobre que su ruptura no implica un dejar de ser. Partir a un perro, en cambio, es mucho más drástico: el perro es en la medida en que es uno. Dividirlo es matarlo. Incluso los que se reproducen por bipartición originan dos individuos nuevos, diferentes al original.

3) La tercera característica de la vida es la inmanencia. Esta palabra procede del latín in-manere, que significa permanecer en. Inmanente es lo que se guarda y queda dentro. Es una característica que habla de la interioridad que se da en todo viviente, pues todo viviente lleva a cabo actividades cuyo efecto queda dentro del sujeto. Por ejemplo: nutrirse, crecer, leer, llorar, dormir son operaciones inmanentes, que quedan para el que las ejecuta, aunque puedan ser vistas desde fuera. Lo que es uno lo es por tener algo propio, por tener un dentro. Las piedras, en cambio, no tienen un dentro. Para el viviente vivir es ser, en unidad, con un mundo interior.

4) La cuarta característica podemos llamarla -impropiamente- autorrealizacián. Lo vivo se distiende a lo largo del tiempo hacia una plenitud de desarrollo y hacia la muerte. Ningún viviente está acabado en el nacimiento, sino que protagoniza un proceso (crecer, reproducirse, morir) que tiene cierta estructura de proyecto: hay un despliegue, un hacerse efectiva la potencia, un crecimiento. Es decir, los seres vivos tienen fin, perfección, plenitud. Vivir es crecer.

5) Por último, la vida tiene un ritmo cíclico y armónico; es decir, su movimiento se repite, vuelve una y otra vez a empezar, y se va desplegando a base de movimientos repetidos, cuyas partes están internamente proporcionadas unas con otras, hasta formar un todo unitario, una armonía que los clásicos llamaban cosmos. Se puede hablar de un ciclo de la vida que permite entender a la totalidad de vivientes del universo como una cierta unidad dotada de sentido. Exagerar esto, o quitarle la referencia a una Inteligencia que transcienda a ese orden (New Age, ecologísmo radical,

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