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La conservación del patrimonio musical religioso cristiano.


Enviado por   •  27 de Junio de 2018  •  Ensayos  •  4.870 Palabras (20 Páginas)  •  183 Visitas

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La conservación del patrimonio musical religioso cristiano: católicos, romanos y bautistas. Algunas reflexiones sobre el sentido de sacralidad y solemnidad litúrgica.

Autores: Patricio Eduardo Vázquez Antúnez, José Luis Flores Quiñónez.

Patricio Eduardo Vázquez Antúnez.

patriciovazant@gmail.com 

CIESAS Occidente

Estudiante del doctorado en Ciencias sociales en CIESAS Occidente, maestro en antropología social por la EAHNM y licenciado en Historia por la UACJ. Actualmente realizando el proyecto de investigación de tesis titulado “El pentecostalismo en el campo religioso de Ciudad Juárez: un estudio de la movilidad religiosa y la experiencia cosmológica”.

José Luis Flores Quiñónez.

Escuela de Antropología e Historia del Norte de México.

Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Maestro en Antropología Social por la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México.

Profesor Investigador de la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México, extensión Creel de enero a diciembre del 2016. Docente de varias materias de Derecho en la Universidad Regional del Norte, la Universidad para el Desarrollo Docente y la Universidad de Chihuahua.

Correo electrónico: joseluisjuan7am@hotmail.com

Mesa 6: El ritual católico: signo de contradicción

Resumen.

En este trabajo se busca abordar un fenómeno que se suscita entre diferentes grupos religiosos de extracción cristiana, se trata de la importancia de la conservación del patrimonio musical religioso entre los católicos romanos y los bautistas evangélicos.

En el momento presente en que las identidades, incluyendo las religiosas, se vuelven líquidas, podría suponerse a priori la imposibilidad de conservar con celo una tradición musical. Contrario a ello pueden considerarse ejemplos de no transigencia ante la presión que puede suponer la diversidad de ofertas religiosas que apuestan a formas estratégicas de atraer a posibles conversos o seguidores en un mercado religioso en el que se busca ganar la fidelidad del creyente a través de bienes simbólicos que sean atractivos por su estilo vanguardista, y no por la importancia simbólica y litúrgica, impregnada de un sentido de sacralidad y solemnidad que buscan conservar los grupos religiosos ya citados.

En el presente trabajo se expondrá la importancia histórica y cultural así del patrimonio musical cristiano que se ha visto afectado por la secularización de los cantos de uso litúrgico, entendidos también en un contexto de posmodernidad: lo efímero, el show, la sensación, el abandono de las grandes ideas y convicciones.

Música: más que sonido.

Cuando escuchamos una melodía podemos sentir agrado o disgusto hacia ella, puede evocarnos momentos o trasladarnos a lugares, “movernos” a ciertas actitudes o relajarnos para el sueño profundo o el cese al ruido mental.

La música es más que simple ruido. Estas  ondas de sonido viajan " del oído externo, a través del oído medio, hasta el oído interno, donde las vibraciones estimulan a miles de diminutas células ciliadas y se dirigen al tallo cerebral, al mesencéfalo, hasta llegar al tálamo que a su vez proyecta la información a la corteza cerebral auditiva que se encuentra en el lóbulo temporal” (DUQUE et al 2011:54). En este proceso intervienen múltiples estructuras cerebrales entre las que destacan la corteza prefrontal rostromedial, el lóbulo temporal derecho, el sistema límbico que permiten el reconocimiento de la melodía al procesar los tonos y destacar la armonía de otros sonidos y procesar emotivamente la experiencia musical; este maravilloso proceso ha podido ser reconocido gracias al avance en las investigaciones de neurociencias (Tillman et al. 2002:157).

La experiencia musical traspasa ese proceso fisiológico e individual, es “un lenguaje abstracto que tiene ciertas funciones y es diferente en distintas culturas. Cada grupo ha escogido sus géneros y éstos no se pueden intercambiar con otros sin más ni más. La música constituye entonces una expresión entre los miembros de un grupo cultural y social, de una u otra manera llega a ser una expresión del medio que los rodea, y es una vía con la cual se comunican entre ellos y con todo y sus poderes sobrenaturales.” (Jardow-Pedersen. 2003: 79)

        El ser humano, animal simbólico, se valdrá de la música para comunicarse con su medio, para reconocerse parte de un grupo, recrearse, llamar a la guerra, festejar la paz, celebrar un nacimiento, vivir un duelo, adorar a Dios o invocar espíritus malignos.

Que te alaben Señor todas las lenguas.

Conforme a la revelación Bíblica Dios crea de la nada al imperio de su palabra, con un orden Providente en una especie de sinfonía cósmica. En la visión veterotestamentaria Dios es alabado por sus serafines que lo proclaman tres veces santo, los tres jóvenes que Nabucodonosor pone en el fuego cantan “que te alaben Señor todas tus critauras” y en el Apocalipsis se convoca a cantar un cántico nuevo de victoria a Cristo que recapitula la historia como cierre melódico.

 Al crear al ser humano éste da una mala nota que es atrapada por Dios mismo que interviene en la Redención y todo este tiempo será precedido por los cantos de los Patriarcas y sus mujeres suplicando la venida de un salvador, Dios escuchará el canto de Moisés y de Israel al ser liberado, las lamentaciones de los profetas ante la infidelidad del pueblo y David lo alabará de forma que será hasta la Edad Media el perfecto cantante para Dios y los salmos la plegaria cantada por excelencia.

En el punto culmen de esa melodía de la teodicea cristiana la redención será anunciada con cantos. “"El Nuevo Testamento presenta los cánticos y los himnos, enlazados con la gran tradición de los salmos, como lugares privilegiados de enunciación y anunciación teológica. La experiencia de la belleza no ha caído, no ha sido desvelada con la Encarnación por antonomasia. Ni tan solo la rotura definitiva del velo del templo el primer viernes santo, deja entrever la grandeza de la percepción estética del Misterio, si bien lo llena de contenido y significado. La lectura cristológica de los salmos se irá abriendo paso a través de los siglos hasta convertirse en clave exegética de toda la Biblia.” (Piqué, 2006: 20)

El Oficio Divino toma del evangelista san Lucas los cantos que finalizan los principales momentos de oración del día (horas canónicas) retoma conforme transmite cuáles son las notas que siguen esa secuencia de acontecimientos donde la interacción divina y humana, ante el Espíritu que sopla donde quiere, las teofanías son cantos. Un ángel anuncia al Mesías y al Precursor y después del silencio de un tiempo de Zacarías canta. La doncella elegida por Dios visita a su pariente en las montañas y canta un himno de alabanza a Dios que recopila los cánticos de las heroínas del Antiguo Testamento pero que se sitúa en la novedad de Cristo. Los ángeles cantan al nacer el redentor prometido y el anciano Simeón canta cuando puede morir en paz al ver cumplida la promesa de YAWHE con su pueblo. “Cristo mismo cantó con sus discípulos los himnos y los cánticos del ritual. El mismo aprendió a cantar la "berakhá" sobre el pan y el vino. La tradición evangélica quiere que Jesús cantase el Ps.21 en la cruz.”

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