ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Liturgia de Difuntos


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2014  •  Tesis  •  2.732 Palabras (11 Páginas)  •  256 Visitas

Página 1 de 11

Liturgia de Difuntos

La muerte origina infinidad de sentimientos, al romper nuestras relaciones personales y cortar en seco la trayectoria de la vida. Es decir, !a muerte agudiza el misterio, acentúa la soledad de¡ indivi- duo, pone a prueba la relación con los otros y cuestiona el futuro y la esperanza. Frente a la muerte, los cristianos creemos estar en los brazos de Dios, pues hemos sido hechos para la vida. Recordemos con el Vaticano ii que «la fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia de] peca- do, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida por el peca- do» (GS 18). la promesa de vida se cumple en Cristo. Cristo muere por todos, pero triunfa de la muerte. La liturgia considera el tránsito de la muerte como condición para conseguir el des- canso, la paz, el paraíso, la ciudad santa de Jerusalén, la luz eterna. La resurrección de Jesús es promesa de nuestra propia resurrección.

1. La muerte de un cristiano / a

INTRoDuccióN: «La muerte es el acto definitivo de¡ ser humano. Le enfrenta cbn su propio destino y le hace tomar una opción funda- mental. No es superficial el enfrentamiento de la muerte. Ante su propia muerte, el ser humano se encuentra desamparado, abando- nado. El grito humano que se resiste a morir no recibe por parte de Dios otra respuesta que el silencio. "¿Por qué me has desampara- do?". Los seres humanos tampoco pueden hacer nada a nuestro lado, tanto si son amigos como enemigos. La muerte nos hace pre- guntamos si la vida tiene sentido, si hay alguien que nos acoge y si queda un resquicio para la confianza. Alrededor es la noche oscu- ra. La muerte proporciona la oportunidad de realizar el acto de fe definitivo. Una fe contra toda evidencia; una esperanza contra toda

esperanza; la confianza que traspasa la espesa noche de la nada para encontrar unas manos que nos acogen con amor infinito. "A tus manos encomiendo mi espíritu"».

CANTO INICIAL: «La vida venció a la muerte» (CLN, 23 l).

SALUDO INICIAL: «Nuestro Salvador, Jesucristo, destruyó la muerte e iluminó la vida mediante el evangelio» (2 Tini 1, 1 Ob).

PRIMERA LECTURA: JOh 19,1.23-27a (Yo sé que está vivo).

SALMO RHPONSORIAL: Sal 38 «Yo me dije: vigilaré mi proceder».

SEGUNDA LECTURA: 1 Cor 15,54-57 (La muerte, vencida); 2 Cor 4,14- 15; 5,1 (Dios nos resucitará); Hch 10,39-43 (Testimonio de Pedro).

EYANGELio: Lc 24,1-8 (El anuncio de la resurrección); Jn 11,17-27 (Yo soy la resurrección y la vida).

HOMILÍA: JeSúS anunci¿> a sus discípulos que su muerte era parte de su vocación, pero que no sería dominado por ella, ya que Él era la resurrección y la vida. Cristo muere por todos, pero triunfa de la muerte. «Ha sido Cristo resucitado el que ha gana- do esta victoria para el ser humano, liberándolo de la muerte con su propia muerte» (GS 18). «Padeciendo por nosotros, nos dio ejemplo para seguir sus pasos y, además, abrió el camino, en cuyo seguimiento la vida y la muerte se santifican y adquie- ren nuevo sentido... Por Cristo y en Cristo se ilumina el enig- ma de¡ dolor y de la muerte, que fuera de¡ evangelio nos envuelve en absoluta oscuridad. Cristo resucitó, y con su muerte destruyó la muerte y nos dio la vida» (GS 22). «Vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que fue sembrado bajo el signo de la debilidad y la corrupción se revestirá de incorruptibilidad» (GS 39). la muerte cristiana es el acto final de la vida bautismal. «Por el bautismo, los hom- bres son injertados en el misterio pascua¡ de Jesucristo: mue- ren con Él, son sepultados con Él y resucitan con Él» (SC 6). Con Cristo «fuimos sepultados por el bautismo para participar en su muerte; mas, si hemos sido injertados en Él por la seme- janza de su muerte, también lo seremos por la de su resurrec- ción» (Ram 6,4-5).

SÍMBOLO

(Una guadaña)

PO~: «Muerte»; «A Jesucristo muerto»

(Ver «Poemas», págs. 567 y 514).

AccióN DE GRACIAS (Ver Oraciones, 111 Domingo de Cuaresma C: «Muertelvida», pág. 274).

Responso por un difunto.- I

INTRODUCCIÓN: «Ante la muerte de un familiar o amigo, las reacciones más sentidas y generales son el llanto, el silencio o la plegaria. En lá tradición cristiana, la respuesta más apropiada en relación a los que mueren es la oración, sobre todo la que transcurre entre el momento de la muerte y el entierro».

DRACIÓN: «Oremos con fe a Dios, para quien toda criatura vive: Te suplicamos, Dios de la vida, por el descanso eterno de N. en tu regazo. Con gozo y sencillez reconocemos su testimonio en nues- tra memoria, porque tú eres Padre del testigo por antonomasia, Jesús. Con rabia e indignación, nos rebelamos contra toda tiranía, porque tú eres un Dios de igualdad y de liberación. Guárdanos del rencor y del miedo. Que tu espíritu de paz y de lucha nos penetre como un rocío, y que tu luz perpetua brille siempre en los que die- ron su vida por tu causa. Por Jesucristo nuestro Sefíor. Anién».

LECTURA ]3fBLICA: «Creemos que Jesús ha muerto y resucitado; del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él» (1 Tes 4,14).

BENDICIONES:

Pq «A ti la gloria y la alabanza por los siglos».

* «Benoito eres, Dios de vivos y no de muertos, que te identificas con los pobres y perseguidos, a quienes prometes introducirlos para siempre en el banquete nupcial de tu reino».

* «Bendito eres, Jesucristo, Hijo de Dios y Seiíor nuestro, que compartiste la mesa con hambrientos, el perdón con pecadores arrepentidos, la salud con enfermos incurables, y la resurrección con los que tienen fe, esperanza y amor».

* «Bendito eres, Espíritu creador y liberador, que alientas con ímpetu en los testigos del evangelio y das fortaleza a los profe- tas que escuchan el clamor del pueblo y se enfrentan a los pode- rosos».

* «Bendito eres, Dios de los que mueren por los hermanos y Dios nuestro, que suscitas en el Tercer Mundo hombres y muje- res bienaventurados, dignos de participar en tu gozo santo».

«Oremos juntos a Dios nuestro Padre como nos enseñó Jesús: Padre nuestro que estás en el cielo ...»

ANTIFONA DE DESPEDIDA:

«Al paraíso te lleven los ángeles en volandas,

porque tuviste alas de paz.

A tu llegada te reciban los mártires,

porque fuiste testigo del reinado de Dios.

Que te introduzcan en la ciudad santa de Jerusalén, después de haber peregrinado por este mundo.

El coro de los ángeles salga a tu encuentro

y te reciba en son de triunfo,

para que junto

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (17 Kb)  
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com