Nueva Vida
danigar10 de Agosto de 2013
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EL NUEVO HOMBRE
Este nuevo poder y habilidad forjados en nosotros por la regeneración son llamados el ‘nuevo hombre’ porque envuelve un cambio completo del alma entera de la cual toda acción moral y espiritual viene (Ef. 4:24). Este ‘nuevo hombre’ esta puesto en oposición al ‘viejo hombre’ (Ef. 4:22, 24). Este ‘viejo hombre’ es nuestra naturaleza humana corrupta la cual tiene el poder y habilidad para producir acciones y pensamientos malos. El ‘nuevo hombre’ tiene el poder y habilidad de producir acciones religiosas, espirituales y morales (Ro. 6:6). Es llamado el ‘nuevo hombre’ porque es una ‘creación nueva de Dios’ (Ef. 1:19; Ef. 4:24; Col 2:12, 13; 2Ts. 1:11). Este ‘nuevo hombre’ es creado instantáneamente, en un momento del tiempo. Por eso es que la regeneración no puede ser simplemente una reformación de la vida, la cual es una obra de por vida (Ef. 2:10). Es una obra de Dios en nosotros que precede a todas nuestras obras buenas hacia Dios. Somos hechura de Dios creados para hacer buenas obras (Ef. 2:10). Así que no podemos hacer buenas obras aceptables a Dios hasta que primero él obre esta nueva creación en nosotros.
Este ‘nuevo hombre’ dice que es ‘creado de acuerdo a Dios [i.e. en su imagen] en justicia y en verdadera santidad (Ef. 4:24). La imagen de Dios en el primer hombre no fue reformación de vida. Ni tampoco fue un patrón de buena conducta. Adán fue creado a la imagen de Dios antes que hubiera hecho alguna cosa buena. Esta imagen de Dios era el poder y habilidad dada a Adán para vivir una vida que verdaderamente mostrara el carácter justo y santo de Dios. El poder y habilidad que se le dio a Adán fue dado antes que aun empezara a vivir para Dios. Lo mismo debe de ser cierto con nosotros. Primero, la imagen de Dios es creada de nuevo en nosotros, la cual es el ‘nuevo hombre’. Entonces podemos una vez más mostrar en nuestras vidas el carácter santo y justo de Dios (Lucas 6:43; Mt. 7:18).
El Pacto De Dios
Dios nos ha dicho como el trata con nosotros en su pacto (Ez. 36:25-27; Jer. 31:33; 32:39, 40). Primero lava y limpia nuestra naturaleza. Quita el corazón de piedra y nos da un corazón de carne. Escribe sus leyes en nuestros corazones y pone su Espíritu en nosotros para capacitarnos a guardar esas leyes. Esto es a lo que se refiere por regeneración. Es también descrito como la santificación, el hacer santo a todo nuestro espíritu, alma y cuerpo (1Ts. 5:23).
Probado Por La Escritura
El Espíritu Santo no obra de alguna otra forma sino en la que se nos enseña en la Escritura. Todo lo que reclama ser su obra de regeneración debe ser probado por la Escritura.
Siendo omnisciente, el Espíritu Santo conoce nuestra naturaleza perfectamente, y por lo tanto sabe exactamente como obrar en ellas sin lastimarlas, herirlas, o en ninguna manera forzarlas a estar de acuerdo con su voluntad. La persona que está siendo regenerada en ningún momento siente que está siendo malvadamente forzada en contra de su voluntad. A pesar de esto, muchos de los que verdaderamente han sido regenerados han sido tratados por el mundo como si estuvieran locos, o alguna clase de fanático religioso (2R. 9:11; Mr. 3:21; Hch. 26:24, 25).
La obra del Espíritu Santo al regenerar almas debe ser estudiada y claramente entendida por los predicadores del evangelio, y por todos aquellos a los que la Palabra de Dios es predicada. Por medio de predicadores verdaderos del evangelio el Espíritu Santo regenera a la gente (1Co. 4:15; Flm.10; Hch. 26:17, 18). Así que, los que predican el evangelio deben entender completamente la regeneración para poder trabajar con Dios y su Espíritu para traer almas al ‘nuevo nacimiento’. Es también el deber de todos los que oyen la Palabra de Dios de estudiar y entender la regeneración (2Co. 13:5).
La regeneración ha sido revelada a nosotros por Dios (Dt. 29:29). Así que el no estudiar y tratar de entender esta gran obra es para revelar nuestra propia locura y desatino. Hasta que somos nacidos de Dios no podemos hacer nada para agradarle, ni tampoco podemos tener ningún consuelo de él, ni tampoco podemos entender ninguna cosa sobre él o de lo que él está haciendo en el mundo.
Hay un gran peligro de que el hombre pueda ser engañado sobre la regeneración y así estar perdido eternamente. Equivocadamente creen que pueden llegar al cielo sin ser nacidos de nuevo, o de que siendo nacido de nuevo pueden continuar llevando una vida pecaminosa. Estas opiniones plenamente contradicen las enseñanzas de nuestro Señor y de los apóstoles (Juan 3:5 y 1Juan 3:9).
9: Como el Espíritu Santo Prepara a un Alma Para su Obra de Regeneración.
Es imposible para nosotros regenerarnos a nosotros mismos. Pero esto no nos excusa de nuestra responsabilidad espiritual.
Podemos ir y oír la Palabra de Dios siendo predicada (Ro. 10:17). Podemos ir determinados a entender y recibir las cosas reveladas a nosotros de ser claramente de Dios.
Muchas almas son enternamente arruinadas porque simplemente no dejaron a Dios hablarles y enseñarles de su Palabra. Es cierto que no hay hombre que pueda regenerarse a sí mismo, aunque oiga y reciba la Palabra de Dios. Pero Dios está preparado para venir a aquellos que vienen a él por el camino que él les ha dicho. Él encuentra a las almas donde él les dijo que las encontraría.
Al ser predicada la Palabra de Dios, ciertas cosas empiezan a pasar en los oyentes mientras el Espíritu Santo les trae la Palabra al hogar personalmente. Estas cosas usualmente pasan a la persona antes de que sea ‘nacida de nuevo’.
La primera cosa que pasa es que el Espíritu Santo ilumina y aclárese el entendimiento, capacitando a la persona a conocer y entender espiritualmente las verdades espirituales reveladas (1Co. 2:9, 11). Esto es bastante diferente a un entendimiento natural de lo que se está siendo predicado por el uso del razonamiento solamente.
La obra de iluminación del Espíritu Santo hace a la Palabra clara para la mente (2P. 2:21). El evangelio es entendido, no solamente como verdadero, sino como el camino de justicia de Dios (Ro. 1:17; 10:3, 4). La iluminación ayuda a la mente a estar de acuerdo con la verdad (Hch.8:13; Juan 2:23; 12:42). La iluminación trae un gozo momentáneo (Lc. 8:13; Juan 5:35). Juntamente con la iluminación la persona puede recibir algunos dones espirituales. (Mt. 7:22).
La iluminación no es regeneración, ni la regeneración infaliblemente toma lugar después de la iluminación. Cuando la luz brilla en la gracia salvadora de Dios, entonces el alma ve claramente lo que se le está ofreciendo. Así que la iluminación prepara al alma para la regeneración.
La segunda cosa que pasa es que el Espíritu Santo trae convicción de pecado. Esto también es producido por la predicación de la Palabra (1Co. 14:24, 25). El alma empieza a sentir un sentido perturbante de su culpabilidad al ser traído a encarar las justas demandas de la ley de Dios. Empieza a sentir un sentido de dolor y sufrimiento por el pecado que ha hecho (2Co. 7:10). Ya son pasados y no se pueden enmendar (Ro. 8:15). Esto lleva al alma a sentirse humilde por su maldad (1R. 21:29). Ahora, al menos que el alma sea hundida en la desesperación, empieza a buscar una salida a su presente estado de miseria (Hch. 2:37; 16:30). Frecuentemente la persona empieza a reformar su vida y le sigue un gran cambio de actitud (Mt. 13:20; 2P. 2; 20; Mt. 12:44).
Algunos descuidan esta luz y convicción o buscan ahogarla. Algunos son arrollados por la fuerza y el poder de sus codicias, el amor al pecado y el poder de las tentaciones. Algunos piensan que el ser alumbrado es lo bastante suficiente y que esto es todo lo que Dios quiere hacer con ellos.
Todas estas cosas que son traídas a las personas por la predicación de la Palabra son en verdad acciones del Espíritu Santo obrando al lado de la predicación (Is. 49:4; Jer 15:20; Ez. 33:31, 32; Juan 8:59; Hch. 13:41, 45, 46). Esos que son ‘iluminados’ es dicho de ser ‘participantes del Espíritu Santo’ (He. 6:4).
Objeción. Si esta obra preparatoria del Espíritu Santo no lleva a la regeneración, ¿acaso el Espíritu Santo solo desea hacer una obra débil e imperfecta en esa alma, o no es capaz de traer a esa alma al ‘nuevo nacimiento’?
Respuesta. En algunos, la conversión real no se lleva acabo. Esta obra inicial del Espíritu Santo ni es débil ni imperfecta, pero puede ser voluntariamente y tercamente resistida. En los ‘escogidos’ el Espíritu Santo, de su propia gracia soberana, remueve esta terquedad voluntaria. Al resto los deja sufrir el pago justo de sus malas obras. El Espíritu Santo es perfectamente libre para hacer lo que él quiere hacer. Él hace lo que le place, cuando le place y como le place. Sin embargo, sus obras siempre son buenas y santas. Él enteramente y perfectamente lleva acabo lo que él libremente planeó y se propuso a cumplir.
La iluminación no es garantía de salvación
Hay una ‘iluminación’ la cual no lleva a la salvación. No cambia la voluntad del hombre y no da a la mente un deleite y satisfacción en las cosas espirituales. La mente no se deleita en Dios (Ro. 6:17; 12:2; 1Co. 2:13-15; 2Co. 3:18; 4:6). No da ningún discernimiento espiritual en la gloria de la gracia de Dios.
Tampoco está iluminación limpia la conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo (He. 9:14). Solo redarguye al alma de pecado y la despierta para condenar muchas cosas que antes aprobaba calurosamente. Tal iluminación obra en los sentimientos, despertando temor, dolor, gozo y deleite. Pero no los arregla en cosas celestiales (Col.3:1, 2). Tampoco arranca
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