Primera parte: “La autoridad y la sumisión”
Rosa Del CampoResumen26 de Abril de 2016
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Libro “Autoridad Espiritual”
Watchman Nee
Primera parte: “La autoridad y la sumisión”
Mariafé Taboada Lecaros
Capítulo 6
Cómo establece Dios su reino
Jesús obedeció al Padre no porque vino como Hijo de Dios sino porque el aprendió a través del sufrimiento como hombre natural con todas sus debilidades y pasando por muchos sufrimientos, aprendió a ser obediente hasta la muerte en la cruz, ya que, cada sufrimiento que soporto dio fruto de obediencia. Él nunca se quejó, el jamás murmuro, él nunca se excusó, nunca se enojó y jamás se detuvo en su vida de obediencia.
Y gracias a Dios que por la obediencia absoluta de un hombre, muchos recibimos la gracia. El propósito de la redención es promover el Reino de Dios. Donde está la Autoridad de Dios, es allí, donde está su legítimo lugar; es por esto que Dios por una parte afirmara su autoridad y por la otra establecerá su reino.
Aunque satanás viole continuamente la autoridad de Dios y los hombres se rebelen diariamente contra Él, su reino será establecido a través de la absoluta obediencia del Señor. Al obedecer perfectamente El Señor estableció el reino de Dios. Y tal como nuestro Señor lo ha hecho, así, debe obedecer su iglesia a fin de que prospere la autoridad de Dios y se manifieste su reino.
Y cuando Dios libero a su pueblo de Egipto para fundar una nación los llevo por el desierto, no como destino, sino para enseñarles obediencia. En el desierto persistieron en la rebelión y perecieron, aún, la siguiente generación que entró a la tierra prometida se fueron tras dioses ajenos; y no fue sino hasta que Dios escogió a David, en quién encontró un rey conforme a su corazón, pues David obedeció absolutamente la autoridad de Dios, pero aun así el pueblo era tardo para obedecer.
Es muy importante reconocer que el Señor vino a este mundo a fundar el reino de Dios, no solamente para la salvación de la humanidad; siendo Su evangelio de doble naturaleza: una personal (la cual llama a los hombres a recibir vida eterna por medio de la fe), y otra corporativa (la que invita a los hombres a entrar al reino de los cielos por medio del arrepentimiento).
Es el reino de Dios donde se hace la voluntad de Dios sin ninguna interferencia y es El Señor mismo, en realidad, el reino de Dios.
Es, por lo tanto, el propósito de Dios que seamos su reino y su iglesia, dado que la iglesia fue ordenada para ser la esfera donde se ejerza la absoluta autoridad de Dios. El desea que toda la iglesia le dé la preeminencia absoluta a fin de que prevalezca su autoridad y no haya rebelión. Él quiere que obedezcamos no solo a su autoridad directa que el mismo ejerce, sino también a las autoridades delegadas que instituye. Lo que Dios espera de su iglesia es una obediencia completa y no una obediencia parcial.
Es importante señalar que la naturaleza de creer en el evangelio consiste en obedecerlo porque la fe es obediencia. Es por esto que los creyentes deben estar sujetos a la autoridad de Dios así como creer en él. Dios nos llama a recibir la vida eterna por fe y también a mantener su autoridad en nuestra vida por obediencia.
Es inútil obedecer al hombre; es a la autoridad que debemos obedecer. A quiénes solo conocen la autoridad, hasta una leve desobediencia los hará sentir que han sido rebeldes. Así Pablo reconoció que Ananías había sido enviado por Dios y, por lo tanto, se sometió a esa autoridad delegada. ¡Porque es muy fácil obedecer después que uno ha aprendido lo que es autoridad! No mirando jamás al hombre.
Es importante asumir nuestra responsabilidad al conocer que si la iglesia rehúsa aceptar la autoridad de Dios, él no tiene ninguna forma de establecer su reino. Porque la forma en que Dios establece su reino se encuentra primero en el Señor Jesús, luego en la iglesia y, por último, en el mundo entero. Por tanto, no puede haber iglesia sin El Señor Jesús ni puede haber otra extensión del reino de Dios sin la iglesia. Y será por nuestra obediencia, que el reino de Dios se extenderá a toda la tierra.
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