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Reflexiones acerca de la escritura


Enviado por   •  22 de Febrero de 2015  •  Ensayos  •  551 Palabras (3 Páginas)  •  249 Visitas

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andeís en banquetes y festines, en placeres e impurezas y disputas, antes bien revestíos de Jesucristo y cuidado del cuerpo según vuestras necesidades”.

Había sucedido lo mismo anteriormente a San Antonio, al escuchar éste el Evangelio, donde está escrito: “Si quieres ser perfecto, anda, vende cuanto tengas y tendrás un tesoro en el cielo: ven después y sígueme”.

Creyendeo que este versículo había sido leído para su propio beneficio, como nos dice su biógrafo San Atanasio, fue guiado por el al reino de los cielos. Y como Antonio, al escuchar estas palabras, no esperaba mas, y como Agustin, al leer la amonestación del Apostol, no buscaba mas, del mismo modo, yo di fin a mi lectura con las pocas palanras que he citado. Medite en silencio sobre la falta e prudencia en los mortales; desatendemos lo que es mas noble en nosotros mismo para disipar nuestras energías por todos lados y gastarnos en la vana ostentación; porque buscamos a nuestro alrededor lo que solo se halla en nuestro interior. Me admiraba la nobleza natural de nuestra alma, a no ser cuando se envilece por su propia voluntad y abandona su estado original, cambiando en deshonor lo que Dios le dio para su honor. ¿Cuántas veces, cree Ud., no habre vuelto a mirar la cumbre de la montaña, la cual apenas si parecía tener un pie de altura en comparación al alcance de la contemplación humana, cuando esta no esta sumergida en el inmundo fango de la tierra? A cada paso hacia abajo, me pregunte esto: “Si estamos dispuestos a sudar y trabajar tanto para que nuestros cuerpos lleguen un poco mas cerca de cielo, ¿Cómo puede el alma, luchando hacia Dios por las escarpadas cuesta del orgullo y destino humano, temer cualquier cruz, cárcel o herida de la fortuna?””¡Cuan pocos son aquellos, pensé, que no son desviados del camino por el temor a las dificultades y por el amor al ocio!¡Que feliz será el destino de aquellos, si es que tales existe!” Eb ellos pensaba, sin duda, el poeta(Virgilio) al escribirlos versos:

¡Feliz aquel que sabe comprender

Las ocultas causas de la Naturaleza;

Quien, bajo sus pies, huella cualquier temor:

Sea la sentencia inexorable de la muerte,

O el rugir del avaro Aqueronte!

¡Cuan de veras deberíamos esforzarnos, no a pisar la cumbre de las montañas, sino a hollar dentro de nosotros todos los apetitos que surgen de impulsos terrenos!

Preocupado por lo que acabo de referirle tan sinceramente, y sin fijarme en las dificultades del descenso, llegamos, mucho después del anochecer, pero con la luna llena que nos guiaba con su propicia luz al albergue que habíamos dejado esa mañana antes del amanecer. Mientras los sirvientes se ocupan en preparamos la cena, he estado aquí en una parte retirada de la casa apuntado precipitadamente

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