Religion Y Paz

La palabra religión tiene dos orígenes: religar y releer. Religar significa crear vínculos. La religión crea vínculos con Dios-el Trascendente-con la comunidad y con el cosmos pero también entre las distintas dimensiones de la persona:cuerpo, psique, espíritu.Las religiones nos unen con la Totalidad que nos envuelve y ofrecen caminos y ayudas para unificarnos interiormente. Pero si estas ayudas se absolutizan y se imponen con violencia nos quitan la libertad y nos deshumanizan.

Las religiones por sí solas no pueden resolver los problemas económicos, políticos y sociales que padece nuestro planeta pero sí pueden conseguir un cambio interior del hombre, un cambio total de la mente que haga al hombre abandonar el camino equivocado y tener una nueva actitud de vida.

Todos los seres humanos sin distinción de sexo, edad, raza, clase, color de la piel, capacidad intelectual o física, lengua, religión, ideas políticas, nacionalidad o extracción social, posee una dignidad inviolable e inalienable.

Gandhi era uno de esos sabios lúcidos. su lucha por la paz hubiera sido inconcebible sin la mirada contemplativa.No solo tuvo que presenciar las tensiones

con los ingleses sino también las luchas entre indios.Entonces Gandhi empezó una huelga de hambre hasta poner en peligro su vida. Las bandas pararon las

armas y uno de sus líderes confesó a Gandhi entre lágrimas que no podía contener su odio hacia los musulmanes porque habían matado a su hijo. Gandhi se le quedó mirando con una piedad infinita y le dijo:”Si quieres recobrar la paz, ahora, cuando

salgas a la calle, busca un niño musulman huérfano;llévatelo a casa y quiérelo como si fuera tu hijo pero no dejes de educarlo como un buen musulman. La no violencia no es pasividad ni debilidad sino la fuerza inconmovible del amor desarmado.

¿Existe un conflicto religioso en Colombia? En la aparente paz civil, pues de manera constante el nacimiento y crecimiento de diferentes tipos de creencias o instituciones religiosas muestran que es necesaria la reflexión sobre este tipo de fenómenos sociales tan poco hablados. Los ateos no debemos ser indiferentes, estamos en medio de una conflictividad tal vez espiritual o moral, ritual o mística impuesta desde el Estado y desde la confesionalidad de una gran mayoría en Colombia. A pesar de que el Estado Colombiano se expresa como un Estado social de derecho, la Carta Magna exhorta a dios en su preámbulo: “…invocando la protección de Dios…” presentando así una clara posición religiosa y desde luego, la representatividad de millones que así lo creen. Por otro lado, existe en Colombia una ley sobre libertad religiosa, (133 de 1994) donde se expresa que “el Estado no es ateo, agnóstico, o indiferente ante los sentimientos religiosos de los colombianos” garantizando la libre confesionalidad, la libertad de culto, su expresión pública o privada, aclarando que “Ninguna Iglesia o confesión religiosa es ni será oficial o estatal” dado que la constitución del 91 separa a la iglesia

católica del Estado.

Pues bien, está ley permite libertades religiosas, de culto, de creencias o la ausencia de éstas Así pues, desde el Estado se confirma la existencia de un dios, que por lo tanto es el Dios de los colombianos. Según lo anterior, se da una generalizada idea de la existencia legal de dios como un ente jurídico para el Estado y un ente divino-legal para

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