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Resumen libro La fe dimension de lo sobrenatural Cesar Castellanos

Jaime Andrés Salazar LadinoResumen23 de Septiembre de 2025

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CAPÍTULO 1: ENTRANDO EN LA DIMENSIÓN DE LA FE

La fe es la clave para que los grandes hombres de Dios realizaran obras extraordinarias, no por temeridad, sino por una sólida relación con la Palabra de Dios. La Biblia nos revela verdades fundamentales sobre la fe: Romanos 10:17 explica cómo viene la fe, hebreos 11:6 nos enseña que sin fe es imposible relacionarse con Dios y cuál es el fin de nuestra fe. Mateo 17:20 nos indica cuánta fe necesitamos, y Romanos 5:1 relaciona la fe con la salvación.

Dios nos ha dado "ojos espirituales" para ver su reino, y es crucial ejercitar esta visión espiritual, a pesar de que la vista física intente opacarla. El Señor nos capacita para ver con los ojos de la fe las riquezas del reino celestial. Siendo Dios espíritu, solo a través de la fe podremos percibir lo concerniente al reino espiritual, donde se manifiestan los milagros, incluyendo sanidades físicas, restauración familiar y desarrollo ministerial.

Para que ciertos milagros ocurran, nuestra fe personal no es suficiente; requerimos la misma fe de Dios. Esta clase de fe se manifiesta cuando el Espíritu Santo tiene plena libertad para expresarse en nuestras vidas. Jesús advirtió sobre la necesidad de estar vigilantes para que la duda no se infiltre, pues lo que decretemos sobre cada circunstancia, eso acontecerá.

Crecer en la fe es el resultado de la comunicación diaria en la presencia de Dios; este es el secreto. Allí recibimos claridad de las Escrituras y dirección para nuestra vida, presentando nuestros deseos y anhelos en oración y descansando en Sus promesas. Cuando comprendemos Su voluntad y las Escrituras, todo cambia dentro de nosotros. Fue el Espíritu Santo quien usó los labios y manos de Jesús para proclamar las verdades de Dios y marcar cada corazón con el evangelio de la verdad eterna. La Biblia es la única fuente que produce fe en el corazón humano; al tener contacto con ella, bebemos de una fuente inagotable de verdad, vida, esperanza y guía hacia la victoria.

La fe transforma el aspecto de las cosas, permitiéndonos cambiar las circunstancias negativas. La fe no reside en nosotros, sino en Dios; solo al tener contacto con Su Palabra nuestro entendimiento se abre y conocemos Su voluntad para nuestras vidas. Dios busca personas que le crean para introducirlas en el mundo de la multiplicación. Pablo, el apóstol que más epístolas escribió, más naciones visitó y más gente entrenó para llevar el evangelio de Jesucristo, es un ejemplo de esto.

Sin fe es imposible agradar a Dios, pues es el único requisito que Él exige para acercarnos a Él; no acepta ningún otro método. Por naturaleza, todos creemos en algo o alguien, pero la fe va más allá: nos da la certeza de la existencia de un Ser

superior y la plena convicción de que Él vive en nosotros. La fe nos conecta con el mundo invisible y eterno del gobierno de Dios y Su corte celestial, transportándonos más allá del contexto humano a los umbrales de la gloria divina.

La fe implica dejar nuestras debilidades y flaquezas al pie de la cruz para vestirnos de la fortaleza invencible del Espíritu de Dios. Es salir de un mundo de fracaso y derrota para transitar por las sendas del éxito y la prosperidad. La fe tiene el poder de transformar lo absurdo en lógico, lo vil y menospreciado en algo útil y bendito. Cualquiera que se acerque a Dios, no recibirá Su espalda, sino Su misericordia. Con amor infinito, Jesús tomó nuestro lugar y pagó el precio del castigo que merecíamos. Sus últimas palabras en la cruz, "consumado es", significan que la obra de redención fue perfectamente cumplida.

La cruz de Jesús debe pasar de ser un mero conocimiento a una revelación personal. Significa una nueva naturaleza, la cancelación de argumentos en nuestra contra, el cambio de maldición por bendición, vivir bajo pactos, ser parte de la familia de Dios, asegurar nuestra estadía en la tierra y tener la "visa" para entrar al reino de los cielos, siendo protegidos por ángeles aquí y escoltados por ellos al partir. La cruz tiene el poder de atraernos en todas las épocas, sin importar raza ni trasfondo cultural. La fe trae vida, esperanza, sueños y visiones; si decidimos creer en Su Palabra, veremos resultados increíbles en cada área de nuestras vidas.

Conclusión del Capítulo 1: La fe es la puerta de entrada a la dimensión de lo sobrenatural. No es una mera creencia intelectual, sino una relación viva con Dios basada en Su Palabra, que nos capacita para ver lo invisible, experimentar milagros, transformar circunstancias y vivir en victoria, sabiendo que en Cristo somos más que vencedores. La fe nos conecta directamente con el poder redentor de la cruz y nos introduce en el plan divino de Dios para nuestra vida.

CAPÍTULO 2: FUNDAMENTOS DE LA FE

La vida de los apóstoles y profetas es un ejemplo de fidelidad, firmeza en su fe, determinación en su llamado y perseverancia hasta el fin. Sin embargo, cuando Adán pecó, su código genético fue radicalmente alterado, perdiendo su pureza, santidad y todos sus privilegios como hijo de Dios. Jesús vino como la única oportunidad de redención para aquellos que creyeran en Él. Jesús poseía un nuevo código genético; por sus venas corría sangre de linaje real.

La fe es fundamental para que la "rhema" de la Palabra de Dios, que es la palabra específica para una persona en un momento específico, germine y dé fruto abundante en nuestro corazón. Así como el cuerpo sin el espíritu carece de vida, la Palabra de Dios sin "rhema" no producirá vida en las personas. Santiago 1:18 declara: "Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas". El director Cho define la "rhema" como una palabra específica para una persona específica en un momento específico. El Dr. Derek Prince analiza el "logos" (lo eterno) y el "rhema" (que toma lo eterno y lo inyecta en el tiempo, presentando una porción del "logos" de manera asimilable para el hombre). La palabra griega "rhema" es "spora", refiriéndose a la semilla sembrada. Cada palabra que sale de nuestros labios libera un poder espiritual, como un disparo que marca el inicio de una carrera.

La fuerza de la fe transforma todo. Un ejemplo es Pablo, quien, siendo un líder religioso respetado por su dedicación y rectitud, vio todo lo que había luchado y conquistado perder su encanto en el instante de su conversión. Jesús reemplazó y se convirtió en todo para él, encontrando respuesta a todos sus sueños, anhelos y deseos de ver la redención de su nación. En Filipenses 3:7, Pablo expresa que la fe en Dios cambia nuestro panorama, y lo que antes considerábamos valioso pierde importancia al entender que la presencia de Dios y Sus promesas son lo más grande que podemos poseer.

Él es la luz que ilumina nuestras vidas, disipando la oscuridad en nosotros. Él nos perdona cuando nos arrepentimos de nuestras faltas, nos anima cuando estamos desanimados, nos levanta cuando hemos caído y nos consuela cuando estamos afligidos. A través de la oración, podemos derramar nuestro corazón en Su presencia y ofrendar nuestras vidas como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Junto a Jesús, sentimos que Él toma nuestras debilidades y las deja en la cruz, llenándonos de Su presencia y confianza plena, sabiendo que somos más que vencedores.

Conclusión del Capítulo 2: Los fundamentos de la fe radican en una comprensión profunda de la Palabra de Dios, especialmente la "rhema" (la palabra viva y específica de Dios). Esta fe nos lleva a una transformación radical, donde lo que antes considerábamos importante palidece ante la grandeza de la presencia y las promesas de Dios. Es a través de esta fe que experimentamos el perdón, el ánimo, la fortaleza y la consolación del Señor, permitiéndonos vivir como más que vencedores en Él.

CAPÍTULO 3: EL PODER TRANSFORMADOR DE UN ENCUENTRO

La fe nos conduce a la cruz, el lugar donde se produce el encuentro transformador con Dios. A pesar de la rebelión y la apatía de Israel, que los llevó a dificultades, el Señor los invitó a prepararse para un nuevo encuentro con Él. Tener un encuentro con la revelación de la cruz es la experiencia más gloriosa que una persona puede alcanzar, generando un cambio radical que abarca todos los aspectos de la vida. Pablo, en su disertación a los atenienses, expresó que cualquiera que anhele tener un encuentro con Dios no le será difícil, pues siempre podemos hallarlo, tan cerca como el aire que respiramos.

Conocer a Jesús es recibir la revelación de la cruz y experimentar el poder de Dios a través de lo que Jesús sufrió para alcanzar nuestra redención. A pesar de todos nuestros pecados, Dios nos sigue viendo como a Sus hijos, recordándonos que Él nos engrandeció. Como un padre compasivo, buscó la manera de salvarnos, encontrando que la única vía de redención era a través de Su Hijo. Dios pudo haber destruido a toda la humanidad nuevamente, o castigar a la humanidad en la persona de Su Hijo unigénito. De manera similar, aquel que batalló con una enfermedad y recibió sanidad se identifica con quienes padecen dolores físicos. Todo lo malo que éramos fue llevado por Jesús a través de Su cruz; todo lo bueno que es Jesús pasó a nosotros mediante nuestra fe en Él.

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