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SIGUEINDO LAS PISADAS DEL MAESTRO


Enviado por   •  15 de Mayo de 2019  •  Trabajos  •  1.978 Palabras (8 Páginas)  •  2.069 Visitas

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SIGUIENDO LAS PISADAS DEL MAESTRO.

Texto: 1ª Pedro 3:8-22

La primera epístola (o carta) del apóstol Pedro tiene por objeto tres puntos:

  1. Explicar en detalle algunas de las enseñanzas del cristianismo a los creyentes recién convertidos.
  2. Persuadirles a comportarse santamente.
  3. Prepararlos para el sufrimiento.

Estos son los tres principales objetivos del apóstol Pedro, ya que en cada capítulo tiene algo que decir en relación a estos tres puntos y el capítulo tres, en el que meditaremos, es uno de ellos.

El hno. Cristian me compartió una ilustración fuera de clase, que embona perfecto con la enseñanza de este día. Me compartió que él ama mucho a sus hijos, dependen de él y los ayuda en todas sus necesidades. Pero como padre espera también que sus hijos le obedezcan, se sujeten a sus reglas a lo que es correcto y que hagan aquello que será para su bien.

A él no le importa el hijo del vecino, sino que más bien se preocupa por los suyos y de igual forma al pequeñito no le interesa agradar a un señor que no es su padre sino al suyo mismo. Por amor, el pequeño obedece, se sujeta, y hace lo que le pide su Padre.

De la misma forma nuestro Padre, hermanos, es el único y verdadero Dios eterno quien merece ser honrado con nuestras vidas, con nuestra obediencia y temor. No solo porque nos provee, sustenta, ayuda sino por quien Él es.

Y por amor lo hacemos. Por amor le obedecemos y tratamos de llevar una vida agradable ante él.

Y es a ese estilo de vida, una vida semejante a la de Jesucristo a la que Pedro inspirado por el Espíritu Santo nos exhorta y anima a permanecer en los versículos que leimos.

Leamos el versículo 8 de la primera carta de Pedro, cap. 3.

Al decir finalmente, habla de un resumen de lo que previamente había estado hablando acerca de la vida como siervos de Dios, de los deberes conyugales. Y dice, finalmente sean todos (refiriéndose de quienes habla en el cap. 2 y 3: los amados, el pueblo adquirido por Dios, los criados, las mujeres, los maridos cristianos), todos sean de un mismo sentir (es la misma palabra que nos lleva al texto de Filipenses 2:5 cuando Pablo dice: “Haya, pues en ustedes ese sentir que hubo también en Cristo Jesús…”).

Debemos hermanos como cuerpo de Cristo, ser de un mismo pensar, vivir en armonía y en un mismo sentir (gócense con los que se gozan; lloren con los que lloran como dijo Pablo en Romanos 12). Vernos como se veían los primeros cristianos que describe el libro de Hechos que eran de un corazón y una sola alma (Hch. 4:32).

Y continúa Pedro:

  • Compasivos (aquí por la etimología habla de “padecer con”),
  • Amándose fraternalmente (Un famoso doctor hizo una lista de las diferentes emociones que producen enfermedades en los seres humanos – como el miedo, la frustración, la rabia, el resentimiento, el odio, la envidia, y los celos. El doctor dijo, que el único antídoto, que puede salvar a la gente de la destrucción contra estas fuerzas tan poderosas ES EL AMOR).
  • Misericordiosos,
  • Amigables

Y tras esta lista de grandes cualidades, Pedro agrega otras que son consecuencia de ejercitar las anteriores: “no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fueron llamados para que heredaseis bendición.”

Acompáñenme a Romanos 12:17-21

Cristo dijo en Mateo 5:39 “no resistas al que es malo; antes a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.” y versículos 44-45;

Y por último 1ª Tes. 5:15 nos dice…

Bendice y no maldigas dice Pablo en Romanos 12:14 y también Pedro al final del versículo 9.

La importancia hermanos que hay de ser diferentes, de seguir las mismas pisadas del maestro que aunque le injuriaban, le maldecían no respondía con la misma moneda, no maldecía. Tenemos también el ejemplo de Esteban quien oraba por sus acusadores y adversarios.

El ser diferentes nos hace bien.

Y luego vemos que de los versículos 10 al 12 Pedro cita las palabras dichas por el rey David en el Salmo 34:12-16

Pregunta hermanos ¿cuántos deseamos ver días buenos (es decir una vida digna de vivirse, plena)? Creo que todos la anhelamos, bueno Pedro citando al rey David nos invita a cuidar de nuestra lengua para lograrlo (Santiago también en su carta habla cuidadosamente de este miembro (y le dedica casi todo un capítulo) porque puede causar grandes males como un pequeño fuego causa a todo un bosque). Debemos cuidar de nuestra lengua, que lo que salga sea de edificación, de bendición, sazonada con esa pisca de gracia.

En el versículo 12 vemos tres bendiciones para los justos: Los ojos de Dios están sobre ellos, Dios escucha sus oraciones y Dios vence a sus enemigos.

Y a partir del versículo 13 al 17, hablando de nosotros (de los cristianos), Pedro nos muestra que no todo es bello, color de rosas. En estos versículos expone la forma en la que debemos conducirnos los cristianos bajo el sufrimiento. Dice una frase “no hay rosas sin espinas, ni victoria sin batalla”.

Y su mensaje en estos 5 versículos puede concentrarse en lo siguiente:

  1. Los que obran el bien cuentan con la protección de Dios (v. 13 y 14)
  2. Por tanto, si cuentan con la protección de Dios, no tienen por qué temer nada ni a nadie, sino aprovechar las oportunidades, las ocasiones para dar un buen testimonio teniendo una buena conciencia (v.14-16)
  3. Padecer al hacer el bien es mejor que gozar al hacer el mal (v. 17)

Y enlista en los v. 14 al 16, seis cosas que debemos hacer ante el sufrimiento:

  1. Estar contentos (v.14)
  2. No temer al hombre. (v.14)
  3. No conturbarse (perturbarse) en los problemas (v.14)
  4. Llevar el sufrimiento a Dios y atesorar a Dios fuertemente en el corazón (v.15)
  5. Estar listos para dar razón o cuentas de su vida, conducta y esperanza (v.15)
  6. Mantener una buena conciencia acompañado de un buen comportamiento (v.16)

Cuando sufres por hacer lo malo (como conducir a 100 kms por hora en una zona donde el límite es 60) es relativamente fácil aceptarlo. Al final, recibiste lo que te merecías por un comportamiento inapropiado.

Pero… cuándo sufres por algo que era bueno (por decir la verdad, hacer lo correcto) y ser blanco de ataque por eso... ¿qué sucede allí, qué hacer? Tenemos cuatro alternativas: Responder como el mundo (con represalias y venganzas); Responder como los tesalonicenses que creían que estaban fuera de la voluntad de Dios cuando realmente estaban dentro y en medio de ella (2ª Tes 2:1-2); Responder como los hebreos cristianos, quienes muchos de ellos estaban considerando abandonar su fe en Cristo cuando las cosas se pusieron complicadas o Responder como Jesús quién confió su trato injusto a Dios y respondió con amor en lugar de odio.

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