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Sínodo de los obispos


Enviado por   •  27 de Mayo de 2015  •  Tutoriales  •  21.387 Palabras (86 Páginas)  •  167 Visitas

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SÍNODO DE LOS OBISPOS

XII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA

LA PALABRA DE DIOS

EN LA VIDA Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA

LINEAMENTA

ÍNDICE

Prefacio

Introducción

Porqué un Sínodo sobre la Palabra de Dios

Preguntas: introducción

Capítulo I

Revelación, Palabra de Dios, Iglesia

Dios tiene la iniciativa. La divina Revelación se manifiesta como Palabra de Dios

La persona humana tiene necesidad de Revelación

La Palabra de Dios se entrelaza con la historia del hombre y guía su camino

Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne, la plenitud de la Revelación

La Palabra de Dios como una sinfonía

A la Palabra de Dios corresponde la fe del hombre.

La fe se manifiesta en la escucha

María modelo de recepción de la Palabra para el creyente

La Palabra de Dios, confiada a la Iglesia, se trasmite a todas las generaciones

Tradición y Escritura en la Iglesia: un solo depósito sagrado de la Palabra de Dios

La Sagrada Escritura, Palabra de Dios inspirada

Una tarea necesaria y delicada: interpretar la Palabra de Dios en la Iglesia.

Antiguo y Nuevo Testamento, una sola economía de la salvación

Preguntas: Capítulo I

Capítulo II

La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia

La Iglesia nace y vive de la Palabra de Dios

La Palabra de Dios sostiene la Iglesia a lo largo de toda su historia

La Palabra de Dios penetra y anima, en la potencia del Espíritu Santo, toda la vida de la Iglesia

La Iglesia se alimenta de la Palabra de varios modos

a - En la liturgia y en la oración

b - En la evangelización y en la catequesis

c - En la exégesis y en la teología

d - En la vida del creyente

Preguntas: Capítulo II

Capítulo III

La Palabra de Dios en la misión de la Iglesia

La misión de la Iglesia es proclamar a Cristo, la Palabra de Dios hecha carne

La Palabra de Dios debe estar siempre al alcance de todos

La Palabra de Dios, gracia de comunión entre los cristianos

La Palabra de Dios, luz para el diálogo interreligioso

a - Con el pueblo judío

b - Con otras religiones

La Palabra de Dios, fermento de las culturas modernas

La Palabra de Dios y la historia de los hombres

Preguntas: Capítulo III

Conclusión

La escucha de la Palabra de Dios como vida del creyente

Cuestionario General

Prefacio

«Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón» (Hb 4, 12).

Toda la historia de la salvación demuestra que la Palabra de Dios es viva. Quien tiene la iniciativa en comunicarse es Dios, fuente de la vida (cf. Lc 20, 38). Su Palabra es dirigida al hombre, obra de sus manos (cf. Jb 10, 3), creado precisamente para ser capaz de responderle entrando en comunicación con su Creador. Por lo tanto, la Palabra de Dios acompaña al hombre desde la creación hasta el fin de su peregrinación en la tierra. Ella se ha manifestado en varios modos alcanzando el punto culminante en el misterio de la Encarnación cuando, por obra del Espíritu Santo, el Verbo, que estaba con Dios, se hizo carne (cf. Jn 1, 1.14). Jesucristo, muerto y resucitado, es «el Viviente» (Ap 1, 18), aquel que tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6, 68).

La Palabra de Dios es también cortante. Ella ilumina la vida del hombre, indicándole el camino a seguir especialmente a través del Decálogo (cf. Es 20, 1-21), que Jesús ha sintetizado en el mandamiento del amor a Dios y al prójimo (cf. Mt 22,37-40). Las Bienaventuranzas (cf. Lc 6, 20-26) constituyen el ideal de la vida cristiana vivida en la escucha de la Palabra de Dios, que escruta los sentimientos de los corazones, inclinándolos hacia el bien y purificándolos de aquello que es pecaminoso. Comunicándose al hombre pecador, que sin embargo está llamado a la santidad, Dios lo exhorta a cambiar la mala conducta: «Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis preceptos conforme a la Ley que ordené a vuestros padres y que les envié por mano de mis siervos los profetas» (2 Re 17, 13). También el Señor Jesús hace la llamada en el Evangelio: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 3, 2). A través de la gracia del Espíritu Santo, la Palabra de Dios toca el corazón del pecador arrepentido y lo lleva a la comunión con Dios en su Iglesia. La conversión de un pecador es causa de gran alegría en el cielo (cf. Lc 15, 7). En nombre del Señor resucitado la Iglesia continúa la misión de predicar Ala conversión para el perdón de los pecados a todas las naciones» (Lc 24, 47). Ella misma, dócil a la Palabra de Dios, emprende el camino de humildad y de conversión para ser siempre fiel a Jesucristo, su Esposo y Señor, y para anunciar, con más fuerza y autenticidad, su Buena Noticia.

La Palabra de Dios es

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