Sínodo de los obispos
wertdfTutorial27 de Mayo de 2015
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SÍNODO DE LOS OBISPOS
XII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
LA PALABRA DE DIOS
EN LA VIDA Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA
LINEAMENTA
ÍNDICE
Prefacio
Introducción
Porqué un Sínodo sobre la Palabra de Dios
Preguntas: introducción
Capítulo I
Revelación, Palabra de Dios, Iglesia
Dios tiene la iniciativa. La divina Revelación se manifiesta como Palabra de Dios
La persona humana tiene necesidad de Revelación
La Palabra de Dios se entrelaza con la historia del hombre y guía su camino
Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne, la plenitud de la Revelación
La Palabra de Dios como una sinfonía
A la Palabra de Dios corresponde la fe del hombre.
La fe se manifiesta en la escucha
María modelo de recepción de la Palabra para el creyente
La Palabra de Dios, confiada a la Iglesia, se trasmite a todas las generaciones
Tradición y Escritura en la Iglesia: un solo depósito sagrado de la Palabra de Dios
La Sagrada Escritura, Palabra de Dios inspirada
Una tarea necesaria y delicada: interpretar la Palabra de Dios en la Iglesia.
Antiguo y Nuevo Testamento, una sola economía de la salvación
Preguntas: Capítulo I
Capítulo II
La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia
La Iglesia nace y vive de la Palabra de Dios
La Palabra de Dios sostiene la Iglesia a lo largo de toda su historia
La Palabra de Dios penetra y anima, en la potencia del Espíritu Santo, toda la vida de la Iglesia
La Iglesia se alimenta de la Palabra de varios modos
a - En la liturgia y en la oración
b - En la evangelización y en la catequesis
c - En la exégesis y en la teología
d - En la vida del creyente
Preguntas: Capítulo II
Capítulo III
La Palabra de Dios en la misión de la Iglesia
La misión de la Iglesia es proclamar a Cristo, la Palabra de Dios hecha carne
La Palabra de Dios debe estar siempre al alcance de todos
La Palabra de Dios, gracia de comunión entre los cristianos
La Palabra de Dios, luz para el diálogo interreligioso
a - Con el pueblo judío
b - Con otras religiones
La Palabra de Dios, fermento de las culturas modernas
La Palabra de Dios y la historia de los hombres
Preguntas: Capítulo III
Conclusión
La escucha de la Palabra de Dios como vida del creyente
Cuestionario General
Prefacio
«Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón» (Hb 4, 12).
Toda la historia de la salvación demuestra que la Palabra de Dios es viva. Quien tiene la iniciativa en comunicarse es Dios, fuente de la vida (cf. Lc 20, 38). Su Palabra es dirigida al hombre, obra de sus manos (cf. Jb 10, 3), creado precisamente para ser capaz de responderle entrando en comunicación con su Creador. Por lo tanto, la Palabra de Dios acompaña al hombre desde la creación hasta el fin de su peregrinación en la tierra. Ella se ha manifestado en varios modos alcanzando el punto culminante en el misterio de la Encarnación cuando, por obra del Espíritu Santo, el Verbo, que estaba con Dios, se hizo carne (cf. Jn 1, 1.14). Jesucristo, muerto y resucitado, es «el Viviente» (Ap 1, 18), aquel que tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6, 68).
La Palabra de Dios es también cortante. Ella ilumina la vida del hombre, indicándole el camino a seguir especialmente a través del Decálogo (cf. Es 20, 1-21), que Jesús ha sintetizado en el mandamiento del amor a Dios y al prójimo (cf. Mt 22,37-40). Las Bienaventuranzas (cf. Lc 6, 20-26) constituyen el ideal de la vida cristiana vivida en la escucha de la Palabra de Dios, que escruta los sentimientos de los corazones, inclinándolos hacia el bien y purificándolos de aquello que es pecaminoso. Comunicándose al hombre pecador, que sin embargo está llamado a la santidad, Dios lo exhorta a cambiar la mala conducta: «Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis preceptos conforme a la Ley que ordené a vuestros padres y que les envié por mano de mis siervos los profetas» (2 Re 17, 13). También el Señor Jesús hace la llamada en el Evangelio: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 3, 2). A través de la gracia del Espíritu Santo, la Palabra de Dios toca el corazón del pecador arrepentido y lo lleva a la comunión con Dios en su Iglesia. La conversión de un pecador es causa de gran alegría en el cielo (cf. Lc 15, 7). En nombre del Señor resucitado la Iglesia continúa la misión de predicar Ala conversión para el perdón de los pecados a todas las naciones» (Lc 24, 47). Ella misma, dócil a la Palabra de Dios, emprende el camino de humildad y de conversión para ser siempre fiel a Jesucristo, su Esposo y Señor, y para anunciar, con más fuerza y autenticidad, su Buena Noticia.
La Palabra de Dios es además eficaz. Lo demuestran las historias personales de los patriarcas y de los profetas, así como también del pueblo elegido de la Antigua y de la Nueva Alianza. En modo totalmente excepcional lo testimonia Jesucristo, Palabra de Dio que encarnándose Apuso su Morada entre nosotros» (Jn 1, 14). Él continúa anunciando el reino de Dios y curando a los enfermos (cf. Lc 9, 2) a través de su Iglesia. Ella cumple esa obra de salvación por medio de la Palabra y de los Sacramentos y, en modo particular, de la Eucaristía, fuente e cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia, en la cual, por la gracia del Espíritu Santo, las palabras de la consagración se hacen eficaces, transformando el pan en el Cuerpo y el vino en la Sangre del Señor Jesús (cf. Mt 26, 26-28; Mc 14, 22-23; Lc 22, 19-20). La Palabra de Dios es, por lo tanto, fuente de la comunión entre el hombre y Dios y entre los hombres, amados por el Señor.
El estrecho nexo entre la Eucaristía y la Palabra de Dios ha también orientado la elección del tema de la próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, reforzando el deseo, presente desde hace tiempo, de dedicar la reflexión sinodal a la Palabra de Dios. Por lo tanto, después del Sínodo de los Obispos sobre La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia, que ha tenido lugar desde el 2 al 23 de octubre de 2005, parecía lógico concentrar la atención sobre La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, profundizando ulteriormente el significado de la única mesa del Pan y de la Palabra. Tal tema refleja el deseo prioritario de las Iglesias particulares, dado a conocer por los Obispos, sus Pastores. En efecto, la elección del argumento de la próxima asamblea sinodal ha sido hecho en modo colegial. Según la praxis habitual, el Santo Padre Benedicto XVI había encomendado a la Secretaría General del Sínodo de los Obispos consultar sobre la cuestión a todo el episcopado de Iglesia Católica. De las respuestas recibidas de las Iglesias Orientales Católicas sui iuris, de las Conferencias Episcopales, de los Dicasterios de la Curia Roma y de la Unión de los Superiores Generales, surgió como tema preferido la Palabra de Dios, con diversidad de matices y una notable variedad de aspectos. El abundante material ha sido analizado por el XI Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos que, de algún modo, representa la entera asamblea. En efecto, doce de sus miembros han sido elegidos por sus hermanos en el episcopado durante la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. En conformidad con lo previsto por el Ordo Synodi Episcoporum, otros tres miembros del Consejo han sido nombrados por Su Santidad Benedicto XVI. El resultado de una fecunda discusión en el seno del Consejo Ordinario ha sido sintetizado en una terna de temas que el Excmo. Mons. Secretario General ha sometido a la decisión del Sumo Pontífice.
El tema elegido por el Santo Padre, Presidente del Sínodo de los Obispos, fue dado a conocer el 6 de octubre de 2006. Luego, el Consejo Ordinario de la Secretaría General se dedicó a preparar los Lineamenta, documento que tiene la finalidad de presentar brevemente el estado de la cuestión sobre el importante argumento de la Palabra de Dios, indicar aspectos positivos en la vida y en la misión de la Iglesia, sin callar tampoco algunos aspectos problemáticos o por lo menos tales de ser objeto de profunda reflexión para el bien de la Iglesia y de su vida en el mundo. Con este propósito, los Lineamenta se refieren abundantemente a la Constitución Dogmática sobre la divina revelación, la Dei Verbum, y en particular siguen la visión elegida por los padres conciliares, es decir, la de colocarse en una actitud de religiosa escucha de la Palabra de Dios, para ser después capaces de proclamarla confiadamente (cf. DV 1). La relectura en clave pastoral de la Dei Verbum es acompañada por los sucesivos pronunciamientos del Magisterio de la Iglesia, cuya función es interpretar en modo auténtico el sagrado depósito de la fe, encerrado en la Tradición y en la Escritura.
Para facilitar la reflexión y la discusión sobre el tema a nivel de toda la Iglesia, el Documento es acompañado por un detallado Cuestionario relacionado con los argumentos tratados en los capítulos. A todos los organismos colegiales,
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