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The Kebra Nagast. La Biblia perdida de la Fé y la Sabiduría Rastafari de Etiopía y Jamaica

Ragan11 de Abril de 2013

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THE

KEBRA NAGAST

Gloria de los Reyes

La Biblia perdida de la Fé y la

Sabiduría Rastafari de Etiopía y

Jamaica

Prefacio

Salomón, el Rey, gobernó Judea e Israel hace casi tres mil años.

Aunque se lo ha denominado el hombre más sabio que jamás haya

vivido debido a su imparcialidad como gobernante y a su virtud como

Rey, él era también historiador, orador, poeta, alguien quien conocía la

importancia de la palabra. Era, sin embargo, principalmente un hombre

de Dios, cuya única falla, según la historia, era su pasión por las

mujeres y su deseo de sembrar su semilla para que su línea llegase a

continuar por siempre. Este impulso llevó a Salomón a desobedecer al

Señor y por lo tanto a anunciar la caída de su imperio.

El orgullo desmedido de Salomón, su trágico defecto, es la carne y

elhuesodelaBibliaEtíopeelKebraNagastquetraducidoes“la

GloriadelosReyes”EnestetrabajoadiferenciadelaBibliadelRey

Jacobo, vemos al rey Salomón luchando contra su propia mortalidad.

Lo vemos despojado de pretensiones, desesperadamente en busca de

él, a través de su desobediencia a Dios, ha perdido. Sin embargo su

gran pasión le dio un hijo cuyo destino se corresponde con el suyo.

Bayna-Lehkem, o David, como lo llama Salomón (debido al parecido

del niño con su abuelo, el Rey David) es un hombre de virtud, quien

promoverá el trabajo de Salomón y extenderá su gloria a Etiopía.

Pues entonces, la debilidad de Salomón por la mujeres, que trae

aparejado su disolución y amenaza con la ruina de su imperio, le brinda

lo que verdaderamente está buscando: un hijo para que siga sus propios

pasos, un hijo más sabio, a fuerza de su virtud, que él.

El Kebra Nagast muestra la pérdida de Salomón, como así también

su ganancia. Ya que muestra cómo Salomón es desheredado por el

Señor cuando se casa con la hija del faraón y rinde culto a sus doradas

creencias. Por esto es severamente castigado, y percibimos, no sólo

en el Kebra Nagast sino en la Biblia, su absoluto nihilismo. Arrodillado

por Dios, Salomón descubre que el conocimiento es nada más que

dolorSu máximadesilusión(“Entantasabiduríahay muchodolory el

queaumentaelconocimientoaumentaeldolor”)eslanuezamargade

los Eclesiásticos. La única alegría de Salomón al final de su mandato

como Rey, de acuerdo con el Kebra Nagast, es la creencia de que su

hijo etíope Bayna-Lehkem, superará sus propios logros y traerá una

mayor gloria a una nueva línea de Reyes Salomónica.

¿A través de quien, podríamos preguntar, Salomón adquirió un hijo

oriundo de la tierra de Etiopía? Por supuesto que la respuesta es la

Reina de Sheba. Ella era una mujer negra, la Reina del Sur, cuyo país

de origen estaba en la parte sur de Asiria. Fue llamada Makeda, Sheba

era sólo el país de su origen. De acuerdo con la leyenda, ella tenía

su propia porción de misticismo y poder, una combinación servicial

para el omnisciente Salomón. El Kebra Nagast nos da la razón para

creer que Makeda estudió la sabiduría e integridad de Salomón como

gobernante y la trajo a Etiopía. Entonces, habiéndole dado un hijo a

Salomón, ella esperó hasta el momento adecuado y entregó los asuntos

de estado a él, otorgándole todos sus poderes.

Lo que resulta interesante acerca de esta historia es que apoya lo

que ciertos académicos describen como el reclamo legítimo de la raza

negra en la tradición popular bíblica. La idea no es nueva. La línea

Salomónicadeacuerdo conelmitoestá“mezclada”yporlo tantola

gente negra en la Biblia, así también como en la literatura copta, están

de hecho entre nuestras figuras patriarcales y matriarcales más famosas.

Se decía, por ejemplo, que Moisés era el marido de una mujer de

la región de Cush (Africa). Makeda era por cierto negra. Se decía que

Cam, el hijo de Noé, era también negro. El académico teológico- Reverendo

Walter Arthur McCray (La Presencia Negra en la Biblia)

escribe“LaexistenciayexperienciasdegenteNegra/fricanaestán

registradas en la Biblia. La Biblia contiene gran cantidad de información

escrita por gente negra, acerca de ellos, y en muchos casos, abordando

específicamenteaellos”Dehechoesmásqueprobableque

la variada multitud del Éxodo incluía negros, y que los egipcios, sirios y

hebreos (y otros pueblos nativos de tiempos bíblicos) no eran sólo

oscuros de piel, eran negros en su contextura también. ¿Y qué fue de

Israel, en época de Salomón, sino un grupo de naciones indeterminadas,

incluyendo una gran cantidad de gente de color?

El Kebra Nagast reivindica el hecho de que Dios favorecía y amaba

a la gente de Etiopía porque ellos no rechazaron al Hijo del Hombre

cuando él piso la tierra. Ellos, según los textos, contemplaban y amaban

a su salvador. Sin embargo, el reclamo más rico es el del Arca de

la Alianza, y este es el corazón del Kebra Nagast, que lo transforma

en un documento de excesiva fascinación. Gran parte del texto trata

acerca del traslado del Arca del Templo por Bayna-Lehkem y su posterior

recogimiento en Etiopía. De acuerdo con el mito que se relata

aquí, los etíopes eran guiados por los ángeles de Dios, quienes les

permitieron sacar el Arca y llevarla a Etiopía. Cuenta la leyenda que

hoy en día reside allí.

Nota del Editor

El texto de esta edición del Kebra Nagast fue seleccionado de una

parte de un libro titulado La Reina de Sheba y su Único Hijo Menelik.

Primero publicado en Inglés en 1922, el traductor, el Dr. E. A.

WallisBudgefueacadémicodelChrist’sCollegeenCambridgeFue

también académicoTyrwhittHebreo enChrist’sCollegey Conservador

de Antigüedades egipcias y asirias en el Museo Británico. Acerca

del libro el Dr. Budge escribió “ElKebraNagastesungranalmacén

de leyendas y tradiciones, algunas históricas y otras puramente de

carácter popular, que derivan del Antiguo Testamento y posteriores

escrituras Rabínicas, y de fuentes egipcias (tanto paganas como cristianas),

árabes y etíopes. De la etapa inicial de la compilación y de su

hacedor, y de sus posteriores editores no sabemos nada, pero la base

principal de su forma más primitiva fueron las tradiciones que estuvieron

vigentes en Siria, Palestina, Arabia y Egipto durante los primeros

cuatro siglosdelaeraCristiana”ElDrBudgeindicaquelaforma

másantiguadeltextoescritaenGe’ez(Gueza)oEtíopeapareció

alrededor del siglo sexto. El compilador fue probablemente un sacerdote

copto. Posteriormente, el texto fue traducido al árabe. Luego, en

el siglo catorce, el Kebra Nagast fue nuevamente traducido al etíope

por un visionario cristiano, de quien poco se sabe excepto que su nombre

era Isaac, y que era un patriota etíope. Su declaración personal en

la traduccióneslasiguiente “Hetrabajadomuyduro porlagloriadel

reino de Etiopía, y por el avance del celestial Zion, y por la gloria del

reydeEtiopía”

Es por eso que el Kebra Nagast es un trabajo de siglos de revisiones

y traducciones del Etíope al Árabe, y luego otra vez al Etíope, y

luego al Inglés. A fines del siglo diecinueve y principios del siglo veinte

aparecieron traducciones alemanas y francesas. No hubo traducciones

al inglés hasta 1922, con la excepción de un texto publicado en

Jamaica por Miguel F. Brooks, que fue compilado, editado y traducido

de fuentes árabes, francesas y españolas.

Mi propio interés en el Kebra Nagast surgió a medida que oía historias

cuando hablaba con Rastafaris, la mayoría de los cuales no las

habían leído, pero todos las conocían. Un hombre en particular conocía

el libro bastante bien y me contó que había escuchado las historias

a través de la Iglesia Ortodoxa Etíope en Jamaica. Luego un golpe de

suerte trajo a mis manos una copia del Kebra Nagast. Un Rastafari

Jamaiquino que vivía en Miami había encontrado una copia del libro en

un departamento abandonado; la copia era una fotocopia de la traducción

del Dr. Budge (las únicas copias existentes se encuentran en el

Museo Británico y en algunas colecciones privadas).

Aquí estaba una copia del libro que pude leer; además había numerosas

notas marginales, e incluso indicaciones de un hermano Rastafari

sobre qué capítulos y qué pasajes era relevantes para su propio

estudio. Utilizando esas notas y siguiendo mis propios instintos como

narrador, seleccioné las historias de los patriarcas y reyes cuyos nombres

aparecen prominentemente en el Antiguo Testamento. Mi énfasis,

por supuesto, recayó en Salomón porque su nombre estaba en los

labios de los Rastas a quienes entrevisté.

En su prefacio, el Dr. Budge

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