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Diagnostico de la comunidad


Enviado por   •  6 de Agosto de 2013  •  5.766 Palabras (24 Páginas)  •  284 Visitas

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CAPITULO I: DIAGNOSTICO DE LA COMUNIDAD.

1°.- DIAGNOSTICO DE LA COMUNIDAD.

1.1.- Reseña Histórica.

Allá en 1.999, en Santo Domingo, durante el IX Congreso Dominicano de Historia, sostuvo Raymundo González, en su trabajo sobre “Identidad, Política e Historia,” que “la construcción de la Identidad Social Siempre se da en un contexto marcado por relaciones de poder y por eso puede asumirse desde varias formas: Aquellas que imponen las instituciones dominantes para extender el poder frente a otros actores sociales; La Identidad de, resistencia que crean los sujetos que están en situaciones de dominación y exclusión, para su supervivencia, y la Identidad como Proyectos Sociales en la que diversos grupos sociales configuran nuevos procesos por medio de los cuales redefinen su posición en la sociedad.

Afirmamos que, en el seno del pueblo llano, es asumida la identidad desde la cotidianidad, la historia es la historia de nuestro vivir, se da en el vientre del barrio, del caserío. Diario vivir que en impactado por las más sutiles estratagemas de dominación, pero que a su vez expresa las más variadas informalidades convertidas en mecanismo de resistencia para, desenvolverse frente a la realidad y enfrentar las más variadas formas de dominación, quizás sin la suficiente “conciencia” de ellos. El enfrentamiento continúo con esa realidad. Con la realidad impuesta, con la transculturizadora, con la alienante, con la manipuladora, requiere de nuestras mejores experiencias individuales y colectivas, que reafirmen aquellos valores históricos que nos reconocen como personas que somos sujetos transformadores y libertarios.

Todo lo anterior, nos obliga a retos y desafíos como la Memoria, la recuperación, el reconocimiento y la socialización de nuestra Memoria Histórica. Hoy en día, en el presente que no podemos recordar sin interpretar nuestras Historia.

Cada uno de nuestros barrios tiene una historia que se construye, se expresa y se reconoce en los valores sembrado en nuestro pueblo. La dimensión histórica de nuestras ciudades, pueblos, caseríos y barrios, su reconocimiento y valoración, pasa por la recuperación histórica desde nosotros, los seres humanos, como sujetos y actores populares rurales y urbanos.

Historia, de la que seguramente nos percataremos, es diferente, contradictoria y hasta antagónica a la historia incompleta que aprendemos en la escuela. Porque ella, la “Escuela”, nos ha enseñado los procesos por los que pasó el país y como se constituyó en Nación pero sin embargo, siempre omite la participación del pueblo, quién ha sido el verdadero constructor de la historia, del país, de la nación.

En América Latina, en las ciudades, en los barrios se han impuesto como una realidad histórica. A partir de los años 30, y de manera acelerada luego de la segunda Guerra Mundial, las migraciones del campo a las ciudades, conformaron grandes sectores en el centro y periferias de estas ciudades, “La ciudad se convirtió en el centro de referencia para la supervivencia de la población recién llegada, los grupos más pobres se ubicaron mayormente en los márgenes de las ciudades”.

En la mayoría de, los países latinoamericanos, el crecimiento de las ciudades siguió patrones de polarización social, por un lado, en el centro de las ciudades habitaron pobladores con mayores niveles de riqueza, y por el otro lado, en la adyacencia de las ciudades, se ubicaron los pobladores más pobres.

Con el advenimiento de los enfoques neoliberales, y su aplicación latinoamericana, los conceptos de planeación urbano, se potencializan en las mentes de proyectistas, urbanista y planeadores que diseñan el espacio urbano, pero en muchos de ellos, prevaleciendo una marcada intensión de identificar a los barrios como forma violenta de ocupación de esa espacio urbano, y a los que luego consideraban su barrio, técnicamente semántica urbes de 2da categoría. Estos criterios son los prevalecientes en los desarrollistas, en la década más recientes proyectaron urbanismos y que allá a comienzos de los 70, que proyectaron en Venezuela urbanizaciones, como Fe y Alegría fueron sembradas en otros estados orientales y en otras regiones del país, implantando modelos estándares, que no tomaron en cuenta las condiciones ambientales, climáticas, de insumos culturales, etc. de cada lugar en particular.

Para los lugareños de entonces por allá por los años 50, 60 y comienzo de los 70, “impensable imaginar” que aquella Vasta Salina, desértica casi, de no ser por los promontorios del mineral de sodio, algunas charcas “salubres”, uno que otro mangle derruido las garzas y otras aves que permanentemente de pernotaban en esta sabana de sal, periferia de la “laguna de los patos”, y por los “zanganetones” Barrio Venezuela, Panamericana, calle colon, calle guate cochino, el hueco, Bolivariano que en sus ratos libres jugaban a la “pelota” y al “futbol en uno de sus extremos, seria destruida y transformada en lo que es “ La Urbanización Fe y Alegría”.

La urbanización Fe y Alegría está situada en la parroquia Altagracia, del Municipio Sucre, allí en la “entrada” de Cumaná. Se terminó de construir en 1977, por el INAVI, bajo un programa de política habitacional para la clase media baja por, lo que fue dotada progresivamente de servicios básicos como: agua potable, red de cloacas para aguas servidas, electricidad, calles con aceras, brocales y pavimentación. Para satisfacción de quienes ya la venían habitando y que no contaron con estos servicios desde su doblamiento original.

Su ubicación geográfica abarco en su totalidad la salina o sabana, por lo que su urbanismo se plantaba arrogante y contradictorio con muchas de las viviendas de adobe y barro, y de latón y zinc que luego la circundaron de las comunidades de Barrio Venezuela, calle colon, calle “Guate cochino”, “el hueco”, etc. su nombre, Fe y Alegría, fue tomada de una de las instituciones de mayor permanencia en la comunidad; comunidad religiosa Fé y Alegría, quienes se asentaron allí en le año 1965, donde fundaron, la Iglesia “San Luis Gonzaga” y en el año 1967, posteriormente la Escuela Fé y Alegría San Luis.

El sector II, precisamente se construyó en el lugar más idóneo para las partidas de “pelota” y de “futbol”, igualmente era el trayecto más usado para ir “gomera” o “china” en mano a afinar la puntería a la diversidad de especie de aves que poblaban el cerro aledaño (donde se asientan los súper bloques, el centauro, el valle, los bloque de cascajal, etc.) o para ir a disfrutar de la vegetación, de las diversas especie de animales y saborear las frutales. Está constituido

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