El compostaje de los residuos orgánicos

Introducción

El compostaje de los residuos orgánicos aúna en sus objetivos la necesidad de la gestión correcta de los residuos con la de mantener la fertilidad de los suelos en un país mediterráneo.

Al establecer los criterios para valorar la calidad del compost deberemos por tanto buscar parámetros que valoren contenido/estabilidad de materia orgánica, fitonutrientes, y contaminantes; y otros que permitan valorar las ventajas de su fabricación y usos, así como el coste social, ambiental y energético que conlleva.

Haug (1993) describe el compost como: materia orgánica que ha sido estabilizada hasta transformarse en un producto parecido a las sustancias húmicas del suelo, que está libre de patógenos y de semillas de malas hierbas, que no atrae insectos o vectores, que puede ser manejada y almacenada sin ocasionar molestias y que es beneficiosa para el suelo y el crecimiento de las plantas.

Esta definición abarca toda una serie de aspectos que son imprescindibles para dar al compost su justo valor, como abono y/o enmienda de suelo o substrato. Resulta evidente en el texto (tramo subrayado) que el destino final del compost limita la gama de materiales a los que se debería aplicar el compostaje y condiciona las operaciones de producción. Un residuo/subproducto para ser compostado debe cumplir unos requisitos, tanto para posibilitar el proceso como para poder generar un producto con una determinada calidad.

El hecho de que el compost contenga una gran cantidad de substancias distintas (muchas de ellas generadas en el transcurso del proceso biológico) hace que sea difícil analizar y comparar los distintos tipos de compost obtenidos. Estos difieren mucho en su composición según: los materiales que se composta y las condiciones en que se realiza el proceso. Es necesario simplificar los análisis a realizar y los parámetros a comparar, pero encontrando, paralelamente, un buen sistema de interpretación de las diferencias.

Qué es el compostaje

Es un método para acelerar la descomposición de la materia orgánica, controlando ciertos factores que influyen en el proceso. El resultado es el compost, un sustrato que poco a poco liberará nutrientes al suelo y mejorará su estructura.

Materia Orgánica:

Todo lo que provenga de seres vivos, pero en este caso solo proveniente de vegetales, y algunos restos animales, tales como cáscaras de huevos y guano de animales herbívoros (gallinas, conejos, vacas, etc.).

Descomposición:

Los microorganismos, como hongos, bacterias y protozoos, así como los insectos, van comiendo y dividiendo en pedazos más y más pequeños, hasta que finalmente quedan por separado los nutrientes, que pueden ser absorbidos por las plantas. El resultado de la materia orgánica descompuesta se le denomina Compost.

Factores que debemos manejar

Humedad:

Un contenido de humedad de un 40% favorece la actividad microbiana y una rápida descomposición. Para medir humedad apriete un puñado del material de la pila en su mano, si puede hacer una pelota de material con la mano sin que ésta gotee o se desmenuce fácilmente, está correcto (como una esponja bien estrujada). El exceso de humedad es perjudicial ya que produce una mala aireación.

Temperatura:

La temperatura dentro del compost es un indicador de actividad biológica. El compost pasará desde t° ambiental hasta 65ºC aproximadamente según la fase en que se encuentre. Temperaturas altas favorecen la descomposición. Finalmente, cuando el compost esté casi listo, la temperatura bajará sin importar cuantas veces lo voltee.

Oxigenación:

Necesitamos oxígeno para que los microorganismos aeróbicos respiren. La aireación se obtiene con una buena estructura o sistema de compostaje y volteando el compost.

Tamaño de las partículas:

Mientras menor sea el tamaño de las partículas será más rápida la descomposición (gran área de contacto), pero tamaños muy chicos se compactan, lo que genera mala aireación. Por eso es bueno mezclar materiales de distinto tamaño (idealmente que no superen los 5 cm de diámetro).

Microorganismos:

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