El sistema educativo ecuatoriano desde la colonia hasta la actualidad.

Espinosa, Morquecho, Guamán, Vásquez, Gia.

Katherine Espinosa, Johnny Morquecho, Luis Guamán, William Vásquez, Juan Gia.

Sociedad Contemporánea Y Políticas Educativas.

La educación como instrumento de dominación de los pueblos del ecuador.

El sistema educativo ecuatoriano desde la colonia hasta la actualidad.

En un principio, en la colonia la educación fue una herramienta que sirvió para imponer la visión del mundo, que tenían los colonizadores, a los pueblos originarios, siendo obviamente estos los más afectados de diversas formas a través del tiempo. De esta manera se crean instituciones para mantener sometido al pueblo durante la colonia; no fue, hasta 1830 que en los orígenes de la república se establecen estos espacios como entidades a cargo de la instrucción de los ciudadanos. A pesar de esto se conserva la sombra servil del catolicismo y las desigualdades, que lejos de terminarse, se arraigaron, producto de la religión y su intervención en la educación, cultura y política nacional. De este modo con el pasar del tiempo y el desarrollo tecnológico tardío que se dio en Ecuador, se bosquejó una aparente preocupación por la educación, que si bien es cierto nunca se concluyó, siendo que simplemente se creó para desarrollar mano de obra calificada que cumpliera con las necesidades requeridas por la industria y el estado.

En los tiempos de la colonia se llevó a cabo una educación evangelizadora, que bajo la premisa de que el pueblo indígena era inferior, se comienza un proceso de dominación ideológica. Para cumplir su acometido los colonos impusieron la religión católica al pueblo dominado, y a pesar de esto los indígenas seguían con sus costumbres a escondidas de los terratenientes españoles.  Con el tiempo se presentaron problemas al tratar de impartir la doctrina católica y en su afán de colonizar todos los rincones y pueblos, se impuso el quichua para cumplir de manera eficaz su objetivo de dominación. Con la imposición de la ideología española, llega a imponerse también un régimen machista en las comunidades indígenas acompañada de una educación católica, que estos debían de recibir para ser dignos de trabajar. Sin necesidad de que debieran aprender a leer y escribir tenían que cumplir con la normativa católica, dar los diezmos y saber rezar. No fue sino a principios del siglo XIX que en los procesos de independencia y revolución Latinoamericana surgen entre ellas la figura de Manuela Cañizares, una noble dama quiteña que se encargaba de la educación de mujeres e indígenas dentro de su propia casa.

Ya en la constitución de la república del Ecuador en 1830 es cuando se empieza a perfilar dentro de la constitución el proceso de instrucción como un pilar fundamental de desarrollo, mas sin embargo se seguía desprestigiando a la mujer y desmereciendo a la educación del pueblo indígena. Hay que considerar que aquel entonces para ser considerado ciudadano ecuatoriano se debía ser hombre, mayor de 21 años, poseer bienes o dinero. Es entonces que Vicente Rocafuerte empieza a aportar económicamente al sistema educativo para que se dé la construcción de unidades educativas y universidades, fortaleciendo así los relegados intentos por formar al pueblo ecuatoriano. A pesar de esto continúa en las sombras: indígenas, mujeres y ahora esclavos negros traídos del África. En los periodos venideros de la república no se genera ninguna conciencia con respecto a la formación que debían tener los ciudadanos, no fue sino hasta la presidencia de Ignacio de Veintimilla que con el impuesto a la cera y liberación del pueblo indígena como servidumbre, se retoma en marcha los proceso de configuración educativa en el país, hasta la llegada de Gabriel García Moreno en la institución definitiva dentro de la constituyente como deber del estado. Es García Moreno quien trae a los hermanos cristianos y a las hermanas Betlemitas con la ayuda del concordato (es el tratado que firma el vaticano y el Ecuador para que éste se conciba únicamente como un estado cristiano romano apostólico) para que estos se encarguen de la educación de hombres y mujeres. Serán los hermanos cristianos San Andrés y San Gabriel en quito y el actual colegio Borja en Cuenca, especializados en la formación de barones para su actividad política y social, mientras tanto que las hermanas Betlemitas fundarían el colegio Sagrados Corazones en Quito y Cuenca para la enseñanza de labores domésticos y servicios al marido, correspondientes a la formación de la mujer; estas comunidades religiosas  tenían la obligación de educar en el catolicismo a las comunidades indígenas libres.

Luego de la muerte de Garcia Moreno y la educación concebida en la constitución llamada la carta de la esclavitud se comienza a dar riendas al proceso de revolución liberal de la mano de Leónidas Proaño como idealista y Eloy Alfaro como ejecutor. Es desde este momento donde las cadenas opresoras de la educación servil comienzan a quebrarse y se da a cabo el proceso de reforma educativa, el cual bajo el amparo de la constitución, gesta el ideal revolucionario de una educación gratuita y laica para todos y todas los ecuatorianos y ecuatorianas, desplazando así en aquel entonces a los Jesuitas quienes se encontraban a cargo de la educación primaria y secundaria; gracias a la ley de manos muertas se pudo obtener espacios donde se dieran clases además de fundar otros como el colegio Mejía en Quito, el Rita Lecumberry en Guayaquil y el Juan Benigno Malo en cuenca, a más de otros cientos que bajo los preceptos de fiscalidad y laicismo trazaban un nuevo horizonte en la educación ecuatoriana.

A mediados del siglo XX la bolsa de valores cae por la guerra en Europa y trae consigo la sombra de la mediocridad educativa por la recesión en la que debieron entrar los países Latinoamericanos. Esto afecto directamente al Ecuador en referencia a que este trajo consigo la particularización de la educación fiscal, truncando el sueño idealista de Alfaro y cayendo nuevamente en el poso del sistema opresor educativo. Se concibió como un proceso de  encasillamiento social presto para la adoctrinación política necesaria de la época. A medida que transcurría la manipulación ideológica la educación regresaba a parecerse más a un instrumento de enseñanza servil de clases, dado que, las clases bajas y su estudio en colegios públicos daban como resultado mano de obra barata sin una proyección a educación superior, mientras que para las clases dominantes la particularidad de los colegios y el excesivo pago de pensiones aseguraba un próspero camino.

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