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LOS ORÍGENES DE LA NACIONALIDAD HISPANOAMERICANA


Enviado por   •  31 de Marzo de 2014  •  3.561 Palabras (15 Páginas)  •  173 Visitas

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CAPÍTULO 1: LOS ORÍGENES DE LA NACIONALIDAD HISPANOAMERICANA

1.- EL NUEVO IMPERIALISMO

John Lynch da inicio a su obra indicando que en Hispanoamérica las revoluciones independentistas –entre 1808 y 1823- fueron repentinas, violentas y universales, además señala que generaron el surgimiento de nuevas naciones. Pese a que las independencias fueron precipitadas a causa de la crisis española, fueron el remate de un largo proceso de descubrimiento de la identidad propia americana; y aunque inicialmente no se negó la soberanía de la corona, sí se cuestionaron las bases de la fidelidad americana.

A fines del XVIII, luego de un periodo de inercia y baja intervención imperial o independencia de facto, España intentó acrecentar la dependencia de América a ella a través de un nuevo imperialismo: reformó la administración, reorganizó la defensa y reavivó el comercio. Mas estas medidas atentaron contra los intereses locales, trayendo grandes costos para España ya que había surgido en América una élite criolla con identidad regional y un comercio intercolonial. En definitiva, surgió un nuevo equilibrio de poderes, por lo que Carlos III se propone detener esta emancipación con el absolutista y centralista régimen Borbón.

2.- RESPUESTAS AMERICANAS

Lynch califica este proceso como una segunda conquista y la describe como burocrática; pero señala que esta política fue saboteada durante la colonia. Cuando la Corona permitió a sus funcionarios volverse mercaderes y tener indios bajo su jurisdicción se abrió paso al peonaje, un violento sistema que fue respondido con rebeliones como la de Tupac Amaru en 1780.

Los Borbones se esforzaron en delimitar el poder de la Iglesia, siendo un ejemplo de esto la expulsión de los jesuitas en 1767, acto considerado despótico. Pero la Iglesia reaccionó y del bajo clero surgieron guerrilleros, como lo fue el cura Morelos, en México. Ante las rebeliones, España redujo el papel de las milicias locales y potenció al ejército regular. Determinó que los altos oficiales debían ser españoles y restringió el fuero militar a los no-blancos. Además, la corona estatizó el impuesto alcabala y amplió el monopolio estatal del tabaco.

Pero entre 1765 y 1776 se desmantelaron los sistemas restrictivos del comercio colonial y se abandonaron reglas seculares: bajaron tarifas, se abolió el monopolio, se abrió comunicación libre y se autorizó el comercio intercolonial. Sin embargo, los americanos se dieron cuenta de que todavía estaban sujetos a un monopolio y que dependían del control español. La economía americana no respondía con suficiente rapidez a los estímulos externos, había muchas importaciones y pocas exportaciones. La función de América se centró en las materias primas. El autor indica que “la política española creó un dilema de intereses entre los exportadores agrícolas y los manufactureros locales, un conflicto entre libre comercio y protección que fue transferido casi intacto a las nuevas repúblicas”, la Industria pedía protección y la agricultura más mercado para la exportación. La emancipación, es de considerar, no era sólo por libertad de comercio: deseaban un gobierno que cuidara intereses americanos y protegiera libertad y propiedad.

Entre los grupos de presión a la corona estaba el Cabildo, institución que representaba los intereses criollos; y los estancieros, aliados de los mercaderes criollos en contra del monopolio español. Pero América tenía conflictos entre y dentro de las colonias a raíz de sus distintos intereses. El antagonismo criollo-peninsular se agravó, principalmente a causa de la rivalidad por empleos políticos y beneficios eclesiásticos. Además, la sociedad era jerárquica y los criollos temían que los esclavos se rebelaran, por o que no abandonaban su ligera protección imperial. En México la revolución de 1810 fue tanto para arrebatarle el poder a España como para evitar que los pardos se hicieran de él.

En América hubo resistencia a las innovaciones y abusos de poder (como protestas en Perú, Nueva Granada y Venezuela en 1780 y 1781), pero estas no fueron antecedentes de la independencia, sino más bien utopías de tiempos pasados. En este sentido, diferimos del autor pues aunque estas rebeliones no hayan apuntado a la independencia sí sientan antecedentes en el sentido de cuestionar y criticar a la autoridad real. Pese a esto, socavaron la lealtad al gobierno borbónico.

3.- EL NACIONALISMO INCIPIENTE.

Las exigencias básicas de los criollos eran poder político y orden social. Este grupo tenía sentido de identidad, un pre-sentimiento de nacionalidad que respondía a las unidades administrativas, no a América en su conjunto. La geografía -con la dificultad de comunicaciones que implicaba- favorecía el arraigo local. Además existían rivalidades interregionales, como la de Chile y Perú por el trigo. Pese a esto, se hacía cada ve más distinción entre americanos y españoles y a estos últimos se les llamaba despectivamente gachupines o chapetones.

Las fuentes intelectuales del americanismo eran por una parte las ideas de la filosofía francesa, relacionadas con la Ilustración, pero los criollos las aceptaban como instrumento de reforma y no de destrucción y sólo algunos criollos eran revolucionarios (entre ellos Simón Bolívar). Para Lynch “la mayor amenaza contra e imperio español procedía de los intereses americanos más que de las ideas europeas”. Luego el autor plantea que la influencia de Estados Unidos fue más benéfica y duradera.

La crisis del gobierno español fue el otro factor necesario para el crecimiento del americanismo. El monopolio español terminó de hecho entre 1797-1801 y acercó la independencia económica de las colonias. Además del ocaso del comercio España-América, los ingleses querían compensar la pérdida de mercados europeos por bloqueo napoleónico, por lo que impulsaron con ímpetu el contrabando en América.

Cuando en 1808 Napoleón designó a Pepe Botella para la corona española, la resistencia se organizó en juntas provinciales. La junta central fue arrinconada por los franceses y se disolvió en enero de 1810, dejando en su lugar a una regencia con mandato para convocar a cortes en las que estuvieran representadas tanto España como América. Sin embargo se le negó una igual representación a los americanos.

Haciendo un plano general, las revoluciones avanzaron más rápidamente en el sur, desde el Atlántico al Pacífico. El norte fue más hostigado por España, se desvió de Venezuela a Nueva Granada y volvió al origen. Finalmente convergieron en Perú. La Insurrección mexicana siguió su curso propio.

CAPÍTULO

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