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“Lectura y usos tecnológicos: del papel a las nuevas pantallas. Prácticas de uso, búsqueday lectura en ámbitos socioeducativos”

josegoviaExamen30 de Septiembre de 2019

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Universidad Nacional de San Juan

Facultad de Ciencias Sociales

Seminario de Posgrado

“Lectura y usos tecnológicos: del papel a las nuevas pantallas. Prácticas de uso, búsqueday lectura en ámbitos socioeducativos””

Abril  2018

Docente a cargo: Dra. Soledad A. Ayala

EXAMEN FINAL

Autor: Jorge  Segovia y norma ¿

“Los avatares de la comunicación gráfica periodística en busca del lector”

Introducción

El presente trabajo se enmarca en el examen del Seminario de Posgrado “Lectura y usos tecnológicos: del papel a las nuevas pantallas. Prácticas de uso, búsqueda y lectura en ámbitos socioeducativos” del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ y tiene como objetivo el abordaje de la lectura y los medios periodísticos gráficos para el planeamiento de la asignatura Comunicación Gráfica[1]del segundo año de la Licenciatura en Comunicación Social de la anteriormente mencionada institución. Bajo la premisa de la construcción de conocimiento en el ámbito universitario el trabajo busca la reflexión en el aula de futuros comunicadores como productores y parte de la realidad histórica social en la que viven a través  del análisis de la complejidad en la que se encuentran inmersos los medios de comunicación, en este caso los gráficos periodísticos, en el contexto de la dinámica de las relaciones sociales, de las trasformaciones tecnológicas y sus  significaciones.

Se realiza una aproximación exploratoria de carácter documental que aproxima la reflexión bibliográfica en relación con artículos publicados[2] recientemente que permiten ahondar sobre la necesidades de los medios de comunicación gráficos impresos en relación a sus públicos atendiendo a las prácticas de lectura y las formas de uso en el complejo entramado de la construcción social de la tecnología con el devenir de soportes a sus contenidos. Se aborda a los medios periodísticos, más allá del flujo unidireccional entre medio y público, desde sus aspectos económico–de la producción-, social, y sus decisiones, entendidas como parte de relaciones de poder –relación de fuerzas- que se establece entre el medio y sus lectores-usuarios[3]. El cierre de un diario impreso centenario, la apuesta a la edición en línea de un diario que se caracteriza por el vínculo con el lector, y, la decisión de no publicar en una red social con alto alcance se presentan como ejemplos de la coyuntura en la que se encuentran las relaciones establecidas entre medios de prensa y sus  lecturas. De esta manera este trabajo pretende actuar como disparador que permita el diálogo en el espacio áulico vislumbrando líneas de acción para la investigación de la comunicación gráfica en la multiplicidad de contenidos y soportes teniendo en cuenta la relación sinérgica que se manifiesta en la construcción de nuevas prácticas de lecturas. Se trazan nuevos horizontes y desafíos en un contexto que algunos autores denominan la tercera era de la comunicación o cibercultura (Levy, 1992; Castells, 1996;   Kerckhove, 1999; entre otros) en la que las interfaces tecnológicas (instrumental y cognitiva) reinventa la lectura.

El registro de lo acontecido

La humanidad y su capacidad en codificar delimita la historia y nuestra cultura basada en un primer momento por la transmisión de relatos orales para posteriormente producir en su fase mnemónica el comienzo de universo de sentido otorgando información a objetos que servirán de apoyo al relato oral.  La técnica de la fase pictórica y luego en su desarrollo ideográfico permitió desprender al sujeto y dejar registro, dejar la “marca” y transmitir ideas. Finalmente la creación de alfabeto, signos como unidades que en combinación pueden exteriorizar infinitas posibilidades y determinar una abstracción visual del pensamiento, deslindó al sujeto de la información más allá de tiempo y el espacio.

Estas tecnologías de la codificación humana fueron desarrolladas con un conjunto de dispositivos e interfaces de un sistema y que con la imprenta impulsó una revolución[4] en las formas de comunicarse desligándose del monopolio de reproducción de textos manuscritos amalgamando profundos cambios sociales por la velocidad y circulación de textos impresos. Pero las relaciones de poder ahora estarán demarcadas por otras entidades como la industria, la creación del autor y el mismo soporte que comienzan a delimitar las acciones presentes o futuras del otro. De esta manera, siguiendo a Foucault (1980), se comienzan a desarrollar niveles y modos de autoridad que determinan relaciones de poder que van desde el contrato-opresión o dominación-represión en el vínculo entre texto y lector. Simone (2000) la permanencia a través del tiempo de los roles al texto y al autor que desestima a través de presupuestos que ponen en discusión: la conclusión de la obra por parte del autor, sus capacidades para reinventarlo como así también la originalidad que debe atribuirle el lector. El juego dialéctico que se establece entre texto y el lector posee fronteras en donde la libertad está determinada ya que “el cuerpo físico del texto no se toca” (p.118).

La producción de información no es ajena a este juego de relaciones y asume el nombre del dispositivo tecnológico “prensa” para identificar a través de esta sinécdoque todos aquellos medios de comunicación independientemente de su naturaleza: periodista, empresario, editor, etc. e inclusive asociarla a la capacidad de expresarse de un ciudadano a través de la libertad de prensa (Amado, 2016).  No es objeto de discusión plantear el rol y poder que los medios de comunicación o la “cultura de masas” (Horkheimer y Adorno, 1944; MacDonald, 1979; De Fleur y Ball-Rokeach, 1993) en nuestra sociedad ni la construcción del rol autor (Barthes, 1987; Bourdieu, 2004; Foucault, 1969; De Certeau, 1990; Olson, 1998) extensible a la del periodista pero si abordar la relevancia de éstos en nuestras sociedades mediatizadas. Como manifiesta Verón (1995) “es decir, sociedades en que las prácticas sociales (modalidades de funcionamiento institucional, mecanismos de toma de decisión, hábitos de consumo, conductas más o menos ritualizadas, etc.) se transforman por el hecho de que hay medios” (p.24).

El periódico o prensa gráfica asume el rol de pionero en la construcción del vínculo transformador, en conjunto con el libro, de las colectividades postindustriales al constituirse como el soporte[5] de la “sociabilidad de la palabra escrita impresa” (López Suárez, 2007:137) y la producción crece sustentada por nuevas interfaces que permiten aumentar y alcanzar cada vez mayor cantidad de público. Los lectores aumentaron y en paralelo sus exigencias y la de los empresarios. Un lector que se adecua a informaciones en una estructura de mosaico donde se mezclan intereses heterogéneos con escritos y un lenguaje compartido por las clases urbanas. Títulos, copetes, bajadas, epígrafes, capitular, bullets, chapas, secciones, suplementos, delimitan el recorrida orientando la lectura. Asimismo las relaciones entre lectores y diarios se sumergen en un campo de limites difusos donde los criterios de noticiabilidad (Warren, 1979; Martini, 2000) y jerarquización de la información (Martínez Albertos, 2007; Borrat y De Fontcuberta, 2006; Clauso, 2010) determinan una interacción entre lector y texto periodístico sobre el soporte generando contratos de lectura (Verón, 1999, Benveniste, 1969). En este contexto las prácticas de lectura deben abordarse cultural, histórica y socialmente ya que manifiestan una “historicidad de los modos de utilización, de comprensión y de apropiación de los textos” (Cavallo & Chartier, 2001, p.17).

Transformaciones

I.  Alternativas que sofocan

El último día hábil del 2017 La Razón publica sus últimas páginas.   La noticia[6] sirve a modo ilustrativo de lo que ocurre con mayor frecuencia en el sector de la prensa impresa azotada por la complejidad vinculada a la producción y circulación. Este periódico fue fundando el 1 de marzo de 1905 concluyendo con su última edición después de ciento diez años de historia. De tamaño sabana y de edición vespertina logró posicionarse como referente en su edición al brindar información y cubrir a ansiedad de lectores ávidos de noticias de lo acontecido en el día, de  aquello que acaba de ocurrir durante la jornada. Las ediciones diarias alcanzan a superar el medio millón encontrando su mayor esplendor durante décadas del ‘40 y el ‘60, sin la competencia de la tv[7]. El diario tuvo a lo largo de su historia modificaciones que lo diferenciaban del resto, ya no sólo por su horario sino por su impresión, notas, columnas y diseño[8]. En estas trasformaciones se presentaron elementos significativos como el cambio de formato y salida (matutino y tabloide en 1984, vespertino 1992 y en 2008 matutino) hasta derivar por problemas financieros en la quiebra (1990) y futuras intervenciones. Pero es de destacar en esta historia de transformaciones la de convertirse en uno de los pioneros en al país de la ola innovadora de los medios gratuitos[9] (1999[10]) con lógicas de edición adaptadas a los lectores pasajeros de transporte. La jerarquización de la información, la calidad de impresión y el patrón de la publicidad como sustento reduce las notas a lecturas rápidas, mayor segmentación y pocas páginas.

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