Procesos Agroindustriales
MichaelChicken22 de Marzo de 2013
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Año 8, núm. 15, julio-diciembre de 2010. ISSN 1870-1477
Formatos de lectura: PDF / HLTM-- Sobre los autores. PARA CITAR este artículo:
Alfonso Ballesteros, María Antonieta y Fernandez Fernández, Iliana María.
(2010). El humanismo y la cultura en la carrera de Medicina. Odiseo, revista
electrónica de pedagogía, 8, (15). Recuperado el {día, mes y año} de:
http://www.odiseo.com.mx/2010/8-15/alfonso-fernandez-humanismomedicina.
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El humanismo y la cultura
en la carrera de Medicina
MSc. María Antonieta Alfonso Ballesteros y
Dra. Iliana María Fernández Fernández
Universidad médica de Camagüey, Cuba
Resumen: El proceso formativo que se quiere lograr en las universidades médicas,
asume el reto de preparar al estudiante en un sentido amplio que incluye también, entre
otros, el universo de saberes culturales que potencian la ampliación de sus valores
cognoscitivos, axiológicos y estéticos y contribuyen a su crecimiento personal mediante el
logro de cualidades más sensibles y humanas, proceso que todavía exige la búsqueda de
elementos que susciten, de manera efectiva, su perfeccionamiento en ese sentido.
Palabras clave: Humanismo, formación cultural del médico.
Recibido: marzo de 2010; aceptado para su publicación: noviembre de 2010.
"El médico que sólo sabe de medicina, ni medicina siquiera sabe".
Don José Letamandi (siglo XIX)
La educación médica a nivel mundial, traza estrategias para potenciar, como tarea
impostergable, un enfoque humanista del proceso de formación en las universidades,
aspecto contentivo de esa aspiración es, sin duda, la formación cultural de los
estudiantes.
A diferencia de la ciencia que nace con Galileo y adquiere su máxima expresión con
Newton, el problema y significado del humanismo en el quehacer médico aparece en la
Grecia del siglo IV antes de nuestra era. Se atribuye a Hipócrates el primer tratado de
ética médica en su ya multicitado corpus hipocrático. Sin hablar de humanismo como tal,
ya que el término no había sido acuñado, la medicina hipocrática establece una serie de
criterios y formas de proceder que la hacen eminentemente humanista. La importancia
que le otorga a la responsabilidad ética del médico la ubica en este plano central de los
intereses humanos: en efecto, el médico debe poner su arte al servicio del enfermo.
Dentro del amplio espectro de definiciones sobre humanismo, la autora parte de
considerar el concepto que sobre humanismo ofrece la Dra. Vilda Rodríguez (2006), quien
lo considera dialécticamente como “…sistema de ideas y valores, centrados en torno a la
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formación de un nuevo tipo de hombre, a partir de la consideración de la dignidad, la
libertad, la educación, la razón, la realización plena y la capacidad transformadora de los
seres humanos, propios de un período histórico dado, y en correspondencia con un
determinado ideal de sociedad…”. Este enfoque reviste gran importancia para su
comprensión como un fenómeno global, y no limitado al estrecho marco de uno u otro
momento de la historia.
El humanismo, en el contexto médico, ha sido abordado desde la más remota antigüedad
bajo diferentes perspectivas, según la época y de acuerdo al estado prevalente del
quehacer médico. El cambio que se suscitó, desde que la medicina era sólo el arte de
curar, hasta cuando se convirtió en ciencia médica en el siglo XIX, con la formidable
incorporación de los avances científicos tecnológicos, trajo consigo el replanteamiento de
la antigua relación entre la práctica médica y su sentido humanista.
La autora considera oportuno traer a colación opiniones trascendentes de grandes clínicos
de principios del siglo XX que ejemplifican el sentido humano de la medicina. Se sabe que
el prestigiado médico de gran fama en Alemania, Ernst von Leyden, hacía a sus alumnos
esta aguda advertencia: «El primer acto terapéutico es dar la mano al enfermo». Con ello
subrayaba el papel benéfico de la relación médico-paciente, la que ya para entonces
empezaba a deteriorarse. Un poco después el gran clínico William Osler afirmaba que el
acercamiento al humano sufriente es el puntal para que la buena práctica médica,
imbuida de ciencia y usando cuanta tecnología esté a su alcance, siga siendo buena y
humanista. (Cruess, Richard L. 2007). Por otra parte, se ha señalado cómo por ese lugar
entre las ciencias y las humanidades la medicina vendría a poner ese humanismo que el
mundo requiere urgentemente para que la tecnología permanezca al servicio de los fines
humanos. “…La medicina es la más científica de las artes y la más artística de las
humanidades, la más humanista de las ciencias, la medicina es donde el humanismo
adquiere su mayor significado…” (Pellegrino, E. 1990).
El humanismo, dentro del ámbito médico, nutre y se nutre de principios y normas que
constituyen el dominio de la ética médica. En los últimos tiempos, la ética médica ha
adquirido gran interés, (Oseguera Rodríguez, J.F. 2006), debido entre otras razones,
“…como respuesta a la preocupación, cada vez mayor, que ocasionan los cambios debidos
al auge de la medicina institucional y a la creciente aplicación de innovaciones
tecnológicas en el campo de la salud, situaciones ambas que tienden a despersonalizar la
práctica médica y que constituyen lo que se ha dado a denominar la deshumanización de
la medicina (Oseguera Rodríguez, J.F. 2006)
Tales consideraciones reflejan que la ciencia y la técnica no son antagónicas al
sentimiento humano, por el contrario, son complementarias, de manera que, la medicina
moderna tiene la tarea de relacionarlas en forma equilibrada en beneficio de su paciente,
lo que fundamenta la necesidad de su inserción en el proceso de formación de estos
profesionales.
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Algunos investigadores en el ámbito internacional entienden por humanismo médico, a
todo el conjunto de valores, actitudes y prácticas que promueven una auténtica valoración
de servicio y dan lugar a considerar al paciente como un semejante que sufre y solicita
alivio. (Viniegra, 2000). Sin embargo, para este autor los aspectos más significativos que
promueven el humanismo médico son: el afecto, el apoyo, el respeto y la solidaridad,
valores que pueden ser favorecidos mediante una formación cultural que amplíe el
espectro formativo desde una dimensión humana que le permita un mejor desempeño.
Una dimensión humanista, amplia e integradora en cuanto a las cualidades que sebe
lograr en la formación del profesional médico está evidenciada en las categorías
establecidas por Rogers, J; Coutts, L. (2000), dentro de ellas destaca que el futuro médico
posea vasta cultura general, por lo que resulta importante pensar en aquellas
alternativas que, desde el proceso de enseñanza aprendizaje de las diferentes materias
del curriculum de la carrera de Medicina, pueden implementarse para cumplir con tales
objetivos.
Se coincide plenamente con A. Vera Delgado (2004), quien llama la atención acerca de lo
importante que es para la medicina del siglo XXI “…contar nuevamente con una pléyade
de diletantes médicos ocupados en transmitir ciencia y arte, humanismo y medicina, en
vigorosa simbiosis que le permita al paciente disfrutar del más riguroso cientificismo pero
también de la generosa disposición anímica del humanista intelectualmente
enriquecido…”. Este autor reconoce el papel que juega la formación cultural referida
propiamente al arte en el enriquecimiento de la personalidad del médico pero desde la
mirada estrecha de un estado de ánimo positivo, la autora considera que la cultura,
propiamente relacionada al arte, trasciende el temperamento y el estado de ánimo de la
persona y se expresa en valores, cualidades y formas de pensar y actuar más humanas e
integrales.
Así mismo Chávez Rivera, I. (1997) planea que”… no hay peor forma de mutilación
espiritual en un médico, que la falta de cultura humanista. Quien carezca de ella podrá
ser un gran técnico en su oficio; pero en lo demás, no pasará de ser un bárbaro ilustrado,
ayuno de lo que da la comprensión humana y de lo que fijan los valores del mundo
moral…". Este autor reconoce la necesidad global de potenciar los valores morales desde
una cultura humanista para un mejor desempeño y aunque no explicita el papel de la
formación cultural de los mismos hace referencia a la necesidad de compresión humana la
cual posee en su esencia la filigrana cultural de la humanidad.
La formación humanista, ha sido enunciada de forma más general como “… toda la carga
de racionalidad,
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