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UNIDADES DE DUELO – INTERVENCIÓN


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2014  •  Tesis  •  1.024 Palabras (5 Páginas)  •  165 Visitas

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UNIDADES DE DUELO – INTERVENCIÓN

1. Principio uno: ayudar al doliente a hacer real la pérdida

El facilitador debe fomentar en los dolientes el hablar de la pérdida a través de preguntas: dónde se produjo la muerte? Cómo ocurrió? Quien te dio la noticia? Cómo? Dónde fue el funeral? Preguntas enlazadas para ayudar a que la persona hable de las circunstancias que rodearon la muerte.... Se busca que lleguen a tener más claridad de que la pérdida ocurrió, la persona está muerta y no volverá.

Es la primera tarea para afrontar el impacto emocional de la pérdida. Algunos dolientes requieren repasar una y otra vez lo sucedido. Se puede sugerir que se hagan visitas al cementerio o lugar dónde se encuentren los restos. Las visitas al cementerio tienen sus raíces en las expectativas y prácticas culturales y pueden dar también alguna pista respecto a cómo está elaborando la persona la tarea inicial. Esto se debe hacer aplicando toda la amabilidad y sensibilidad posibles, escuchando activamente y animando a la persono a hablar.

2. Principio dos: ayudar al doliente a identificar y expresar sentimientos

Debido a su dolor y su disgusto, puede que el doliente no reconozca muchos de sus sentimientos, o puede que no los sienta en el grado necesario. Algunos de los sentimientos más problemáticos son el enfado, la culpa, la ansiedad y la impotencia.

Enfado: cuando alguien a quien se quiere muere es muy normal sentirse enfadado. Probablemente el enfado proviene de la frustración o de una sensación de impotencia regresiva. Es cierto que muchas personas lo experimentan pero no siempre lo asocian con el fallecido. Este enfado es real y debe ir a algún lugar, de manera que si no se dirige hacia el fallecido, que es el objetivo real, se puede desviar a otras personas como el médico, el personal hospitalario, el director de la funeraria, el clero o un miembro de la familia. Si el enfado no se dirige hacia el fallecido ni se desplaza hacia alguna persona, se puede volver hacia uno mismo (dirigirse hacia dentro y experimentarse como depresión, culpa, o disminución de autoestima). En casos extremos una conducta suicida, ya sea en pensamiento o en acción. El facilitador psicológico que trabaje en situaciones de duelo y sea competente, investigará siempre la ideación suicida.

A través de preguntas simples como “¿has sido tan malo que has pensado en autolesionarte?” es más probable que tenga resultados positivos que mueva a alguien a emprender una acción autodestructiva. Los pensamientos suicidas no siempre representan un enfado dirigido hacia uno mismo, también pueden provenir del deseo de reunirse con el fallecido. Alguno de los sentimientos de enfado son consecuencia del dolor tan intenso que se experimenta en esos momentos, y el facilitador puede ayudar al doliente a contactar con ellos. Sin embargo, la mayoría de las veces no es útil tratar el tema del enfado directamente.

Una técnica indirecta es la expresión moderada “echar de menos”. Preguntar al doliente “¿qué echas de menos en él?” y la persona responde

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