Acuerdo 592

Con relación al punto anterior, podemos decir que la evaluación tiene dos funciones: la función pedagógica y la función social. La función pedagógica está enfocada a la comprensión, regulación y mejora de la situación de enseñanza y aprendizaje, esta información nos permite saber qué pasó con las estrategias de enseñanza y cómo es que están ocurriendo los aprendizajes de los alumnos, para que en ambos casos sea posible realizar las mejoras y ajustes necesarios, por eso se dice que forma parte de la evaluación continua y en este sentido, los objetos de la evaluación no sólo son los procesos de aprendizaje de los alumnos, sino también el proceso mismo de la enseñanza. La función s ocial de la evaluación se refiere a los usos que se dan de ésta más allá de la situación de enseñanza y aprendizaje, y que tiene ver con cuestiones tales como la selección, la promoción, la acreditación, la certificación y la información a otros, esta función tiende a prevalecer por encima de la anterior debido a la idea que se tiene de que evaluar es aplicar exámenes al final del proceso o que es calificar y asignar un número que certifique si se ha aprendido o no. Por lo general ambas funciones están separadas, pero lo ideal sería que estuvieran unidas al momento de realizar la evaluación porque se complementan, es decir, por un lado se evaluarían los procesos de enseñanza-aprendizaje, así como los contenidos de dicho aprendizaje, de tal forma que la evaluación se volvería integral y por tanto más completa porque se evaluaría el proceso antes, durante y después de la situación educativa.

Es importante no dejar de lado que al evaluar hay que tomar decisiones sobre qué, cómo, cuándo y para qué evaluar, ya que estos aspectos nos darán en su totalidad el propósito general de la evaluación, es decir que dependiendo del objetivo que queramos lograr, será el tipo de evaluación a realizar, eso sí sin olvidar que la evaluación no debe ser sólo cuantitativa.

Durante mucho tiempo se han cometido muchos errores e n la práctica educativa que se siguen realizando debido a que no le damos el uso adecuado a la evaluación porque dándole el enfoque apropiado nos servirá para mejorar nuestra práctica y por tanto los resultados obtenidos y por supuesto esperados.

Al evaluar de la manera tradicional lo único que logramos es que el alumno se desmotive, recurra al aprendizaje memorístico y por tanto, que no desarrolle sus competencias adecuadamente. Hemos dado más importancia a los productos observables, es decir a aquellos trabajos que nos “muestran” que el alumno aprendió, pero no reconocemos la importancia de todo el proceso de construcción que implicó realizar dicho producto, por tal motivo es importante revalorarlo y considerar los recursos cognitivos y afectivos que el alumno utilizó durante el mismo. Por último no debemos olvidar que el estudiante es un ser social y como tal se desenvuelve en un contexto que influye en la manera en la que aprende, por lo que de vital importancia considerar los factores contextuales dentro de la misma evaluación.

En mi opinión, la evaluación debe ser objeto de permanente reflexión, transformación e incluso investigación con el fin de determinar su pertinencia e influencia en las acciones formativas y cómo contribuye a dar una mirada diferente al sentido del aprendizaje. r último, quiero destacar que la evaluación no puede seguir estructurándose para medir conocimientos ni debe plantearse como una actividad que puede planearse un día antes de realizarse porque es una acción que requiere ser planeada, asumida desde el inicio del año escolar, que debe tener criterios y objetivos claros que lleven a la formación integral del educando.

En conclusión, la evaluación es un proceso planeado, sistemático e integral mediante el cual se valoran los desempeños de los

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