Alas Para Tu Economia
claudia2014100911 de Septiembre de 2014
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Contenido 7 de 8 capitulos
CAPITULO 1
Administrando Eficazmente
1. ¡Poderoso caballero es “Don Dinero”!
En el mundo en que vivimos pareciera ser que necesitamos dinero aun para respirar. Nada se consigue sin dinero. Todo lo que la mayoría de las personas anhelan y se proponen como meta es tener dinero, propiedades, vacaciones en el Caribe, en Europa…
Para una educación formal también necesitamos dinero. Sin embargo, hay muchas cosas a nuestro alrededor que viven con nosotros a diario y de las que no nos damos cuenta simplemente porque están allí, como son gratis, no les damos el verdadero valor que poseen.
Tenemos a nuestra disposición aquello que no podríamos pagar aunque tuviésemos muchísimo dinero.
El oxígeno que respiramos cada día es gratis, el sol que nos calienta e ilumina es gratis, el agua que llueve y riega nuestros sembradíos, es gratis; lo más importante que tenemos en la vida es gratis, y aun así nos preocupamos por adquirir un número de cosas que finalmente sólo nos causan problemas.
La temporada navideña suele dejar como resultado miles de deudores morosos. La publicidad, los carteles, el ambiente festivo nos hace sentir que necesitamos comprar, de lo contrario los festejos no serían lo mismo. De modo que, si no realizamos de antemano una planificación de los gastos, terminaremos endeudándonos. Creo que éste es uno de los problemas de los guatemaltecos, pero también el de aquellas personas a quienes la emoción por el consumismo los lleva a contraer un listado de deudas innecesarias.
En el año 2008, los tribunales guatemaltecos recibieron 3,700 demandas por incumplimiento de deudas adquiridas en el 2007. “El Periódico”, uno de los diarios de Guatemala, lo hizo notar diciendo: “Pasada la resaca de las compras navideñas miles de guatemaltecos afrontaron la dura realidad, un 90% de los guatemaltecos que poseen empleo formal mantienen algún tipo de deuda.
Un viejo refrán reza: “En enero todo el mundo estira el dinero”.
Scott Robinson, Gerente General de Reparo mi Crédito explica: “La razón principal por la cual las personas tienen problemas financieras es porque no tienen idea de cuánto dinero gastan y hacia qué lo dirigen”.
Una de las sugerencias que esta empresa b rinda a sus clientes es que tomen nota, que apunten cada centavo que gastan durante el mes y descubran cuánto dinero se desperdicia en artículos innecesarios. La segunda gran recomendación es hacer un presupuesto mensual y vivir de acuerdo a él.
Respecto a las tarjetas de crédito Robinson señala que los intereses cobran los grupos financieros que la emiten son bastante altos, generalmente entre 4 y 6% mensual hasta un 72% anual, aunque algunos emisores cobran el 1.25% mensual, por lo que si el tarjetahabiente se conforma con tan sólo cancelar el pago mínimo, terminará pagando la deuda durante toda su vida. “La prioridad debe ser el pago de los saldos de tarjeta de Crédito”, agrega. Es decir, cuando te llegue el estado de cuenta de tu tarjea de crédito no te imites a pagar el mínimo, paga el saldo a la fecha de corte. Págalo siempre y entonces no estarás sufriendo las consecuencias.
Tanto en las fechas post-navideñas como en cualquier festividad que se presente, vacaciones, viajes, cumpleaños, celebraciones, es necesario tener una clara conciencia de que pagar a tiempo las deudas nos hará evitar caer en incumplimiento. Es necesario que las personas no abran más líneas de crédito a menos que sea necesario, y si tienen deuda en varias tarjetas de crédito consoliden la cuenta en una sola buscando acceder a una tasa de interés que sea más accesible que la de dichas tarjetas.
El hecho es que al ir de compras y pagar con la tarjeta de crédito pareciera que no nos cuesta tanto todo… sacamos la tarjeta de nuestra cartera o de la billetera rápidamente y sin demasiado problema, adquirimos lo que tanto quisimos o simplemente lo que por un acto compulsivo decidimos que nos urgía comprar. “Lo necesitaba”, suelen decir los compradores…
Ahora bien, ¿realmente lo necesitas?
Es fácil y agradable comprar sin dinero en efectivo, pero no lo es el momento en que recibimos el estado de cuenta de nuestra tarjeta de crédito con el saldo a pagar…frente a éste muchas personas dicen: “¿y que compre aquí?, ¿en qué gasté tanto?” A lo que yo me pregunto, si realmente no lo recuerdan, ¿habrá sido tan importante?
Los gastos que llamamos obligatorios siempre crecen en proporción a nuestros ingresos si no hacemos algo para evitarlo. No confundáis vuestros gastos obligatorios con vuestros deseos. Todos vosotros y vuestras familias tenéis más deseos de los que podéis satisfacer…Los deseos germinan libremente en el espíritu del hombre cada vez que hay una posibilidad de satisfacerlos de la misma manera que las malas hierbas crecen en el campo cuando el labrador les deja un espacio.
Y así es como nos endeudamos. Sin darnos cuenta, contraemos una deuda en la cual el pago mínimo es la totalidad del sueldo que percibimos cada mes. El tema es que después de este trágico momento, nos agarramos la cabeza pensando cómo vamos a salir de esta situación, quién podrá ayudarnos, quién podría darnos un préstamo. Y aquel momento de satisfacción que sentimos al comprar compulsivamente, desaparece rápidamente. Al poco tiempo de recibir nuestros haberes, en muy pocos días volvemos a tener nuestras billeteras vacías. Frente a esta situación, las personas suelen decir:
No me alcanza en absoluto lo que cobro.
El dinero ya no tiene valor.
Cada vez rinde menos la plata.
No hay dinero que alcance en esta familia.
Con este resto no llego a fin de mes.
En verdad, no se trata precisamente de dinero, sino del uso que hacemos de él. Si tú estás en condiciones similares a estos hechos, no llegas nunca con tu salario a fin de mes, no puedes darte el lujo de ser un mal administrador.
Todos hemos sido bendecidos por nuestro Creador desde el día en que nacimos pero no todos sabemos administrar correctamente lo que está al alcance de nuestras manos.
Todo me es lícito, pero no todo me conviene.
En el libro La conspiración de los Ricos, Robert Kiyosaki afirma: “La falta de educación financiera es la causa del sufrimiento y los apremios por los que pasa tanta gente, y ésta se ha vuelto hoy más importante que antes y mientras no forme parte del tronco común de materias, las escuelas continuarán dañando al país y al mundo, y seguiremos sin preparar a los niños para la vida real”.
Administrar eficazmente no es cosa fácil, pero tampoco algo imposible de aprender. A menudo desperdiciamos, malgastamos o guardamos tan bien nuestro dinero para que no escasee cuando fuere necesario, que finalmente termina perdiéndose. De una forma y otra, necesitamos ser sabios para manejar correctamente nuestras finanzas.
2. Administración sabia: “prioridad uno”
Una administración inadecuada de los bienes materiales es un tema delicado, pero si también administramos mal nuestros recursos interés: emisiones, sentimientos, actitudes, pensamientos, ideas, sueños, etc., estamos en problemas. A veces descuidamos nuestro mundo interior para ocuparnos sólo de lo material y allí es cuando se produce un desequilibrio entre nuestra vida emocional, espiritual y el afuera.
Por eso, es tan importante ser personas frugales. ¿Qué significa ser frugal? Normalmente cuando hablamos de alguien frugal, nos referimos a la comida, que es lo contrario de “parco” y “sobrio”, es decir, ser esclavo de la glotonería.
Tal vez no robas, no consumes alcohol, no eres infiel a tu pareja, pero conoces la frugalidad de primera mano en distintas áreas de tu vida. Ha y un dicho acera de la frugalidad insista que afirma que algunas decisiones son ahorrativas pero al mismo tiempo van a causar grandes derroches.
Los ingleses usan una frase que dice: “penny wise, pound foolish”, que podríamos traducir como “sabios en gastar los centavos, pero tontos en gastar los dólares”. Solemos cuidar en demasía los centavos, discutimos o regateamos cuando estamos en el mercado, en aquellos insumos que son prioridad en nuestra alimentación, regateamos hasta el último centavo por los pepinos que vamos a comprar, pero en a boutique no regateamos y allí compramos lo que no necesitamos, lo que no es importante; así es como gastamos más de la cuenta y ahorramos en lo que no se debe ahorrar.
Hay quienes dicen: “¿Para qué voy a ir a odontólogo a gastar en una consulta si mis dientes ya han durado mucho?” Pero cuando viene el problema, tendrás que pagar las consultas de 20 años y otros 20 años más porque tendrás que someterte a tratamientos más importantes. Por eso, es muy saludable ir al menos una vez al año al oftalmólogo y al odontólogo para un chequeo general, lo cual te saldrá mucho menos que después tener que cuidarte de manera obligada. Como reza el dicho: Más vale una onza de prevención que una tonelada de curación.
Gastamos muchísimo dinero en comprar el carro, pero no gastamos en darle el mantenimiento que necesita. Pensamos que el aceite se renueva por sí sólo y de ir cada 5000 kilómetros a realizar el cambio de aceite, que tal vez nos cuesta pagar, resulta que andamos en un carro que empieza a hacer ruidos “como de cafetera”… y es porque se ha fundido el motor. ¿Y la reparación cuánto va a costar? Quizás, una suma que no dispones para pagar. Un costo altísimo dependiendo del vehículo que tengas. Queremos ahorrar en aquello en lo cual se debe invertir pensando que adquiriremos ganancia, sin embargo, estamos generando mayores
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