Análisis e Interpretación de los Resultados de la Evaluación Educativa
YESSI299210 de Noviembre de 2012
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Análisis e Interpretación de los Resultados de la Evaluación Educativa.
Irene Livas González
Capitulo I
Evaluación Educativa e Interpretación de los Resultados
El objetivo de este capítulo es explicar el papel desempeñado por la interpretación de los resultados de la evaluación educativa.
Aunque frecuentemente evaluación y medición son tomados como sinónimos podemos destacar que ambos están relacionados pero no son lo mismo, de hecho, la medición esta incluida dentro de la evaluación.
1.1 Medición
“Medir es asignar números a propiedades o fenómenos, a través de la comparación de estos con una unidad preestablecida”
La esencia de esta definición es que el objeto de la medición es siempre una propiedad y nunca una persona o cosa: no se mide al hombre, sino a su estatura o su peso; no se mide un triángulo sino su perímetro o superficie, etc.
Estrictamente hablando, las propiedades físicas son las únicas susceptibles a la medición, aunque la tecnificación ha invadido todos los terrenos, y con ella, la tendencia a medirlo todo, con lo cual, se han inventado escalas para medir las actitudes, la inteligencia y hasta instrumentos que pretenden medir la personalidad.
Las propiedades físicas son objetivas y dependen del objeto que las posee y no del sujeto que las percibe; por otro lado, las propiedades no físicas son subjetivas y dependen en gran medida del sujeto que las percibe.
Ejemplos claros de esto podría se el medir una mesa, la unidad de medida podría ser el metro, lo cual ya esta definido y no hay metros de diferente tamaño sino que todos los metros son iguales. Por otro lado, el decir que una persona es inteligente, depende en gran medida de quien lo esta diciendo, de las características que considera se deben cumplir para que alguien sea inteligente o no, pero bajo el criterio de la persona que lo esta considerando.
En pocas palabras podemos decir que las unidades físicas son siempre objetivas y unívocas, mientras que las propiedades no físicas no son unívocas, su definición es distinta dependiendo de la persona.
1.2 Evaluación
“Es un proceso mediante el cual se obtiene información sistemática y objetiva acerca de un fenómeno e interpreta esa información a fin de seleccionar entre distintas alternativas de decisión”.
La interpretación de los datos obtenidos es mas compleja dependiendo del grado de significado de la unidad de medición, aunque con esto no se quiere decir que al evaluar una propiedad física se pueda prescindir totalmente de la interpretación de los resultados, pues esta siempre es requisito de la evaluación. Con lo cual, si una unidad de medida es significativa por si misma, la interpretación se vuelve simple y casi automática.
Cuando se trata de propiedades no físicas la interpretación suele ser mucho más compleja, ya que en gran parte sirve para dar sentido a los resultados de la medición.
Capítulo II
Dos tendencias distintas en la interpretación de los resultados
El objetivo de este capítulo es citar las diferencias que existen entre la evaluación por normas y la evaluación por criterios.
2.1 Evaluación por normas
Quizá en su escuela se acostumbraban las ceremonias para premiar a los primeros lugares en cada asignatura como: “primer lugar en geografía”, “segundo lugar en matemáticas”, etc., o tal vez llegó a estar en los “cuadros de honor”. Todos estos casos, que aún se presentan en la actualidad son ejemplos de evaluación por normas.
2.1.1 ¿Qué es la evaluación por normas?
La características esencial de la evaluación por normas es que los resultados de la medición se interpretan comparando el rendimiento de cada alumno con el de los demás miembros del grupo.
Los resultados de la evaluación por normas no siempre se expresan en términos ordinales; es posible comparar la ejecución de un estudiante en particular no con la ejecución de cada uno de sus compañeros, sino con la ejecución promedio o normal de los mismos, esto mediante procesos estadísticos.
La evaluación por normas no nos dice lo que el estudiante puede o no puede hacer, sino si puede hacer más o menos que los demás.
En la evaluación por normas, la fuente de significado es la ejecución del grupo. Esto implica que, además de que las conclusiones no se refieren al conocimiento del estudiante acerca de la asignatura, solo pueden ser generalizables a otras situaciones de evaluación con ese mismo grupo.
Es decir, si un alumno es el mejor en una asignatura X, no garantiza que al trasladarse a un grupo distinto siga siendo el mejor, es decir, esto es relativo al grupo en el que se desempeñe.
2.1.2 Influencia de la Evaluación por Normas
en la Técnica de Elaboración de Pruebas
La figura anterior representa el juicio evaluativo de un estudiante X. Aunque el juicio es siempre el mismo, la ejecución del grupo se representa en tres modalidades distintas.
Como se puede apreciar, en la ultima situación es donde adquiere mas significado el juicio, ya que a medida que se amplió el rango de ejecución del grupo, el significado de la medición se precisa.
Aunque en el ejemplo se manejaron escalas de categorías nominales, en la práctica se utilizan escalas numéricas, las cuales, como en el ejemplo anterior, mientras mas variación, mejor, de ahí que se utilicen escalas decilares (1-10) o percentiles (1-100).
Al ser más amplia la variación de la ejecución de un grupo los resultados obtenidos son más significativos. (A esta variación se le llama Dispersión)
La dispersión de los datos en una evaluación se debe a diferencias individuales; si en el momento de la medición todos los miembros del grupo son iguales en cuanto a la propiedad de medida, obtendrán todos un valor idéntico y en consecuencia no habrá dispersión.
Idealmente la enseñanza tiende a desvanecer las diferencias individuales y no a marcarlas, por esto, en la evaluación educativa no deberían ser frecuentes las distribuciones con gran dispersión.
Pareciera ser que todos los maestros que van a realizar una evaluación por normas hacen todo lo posible por elaborar instrumentos de medición sensibles a las diferencias individuales elaborando reactivos de nivel más alto al estipulado como aceptable.
2.1.3 Vínculo entre la Evaluación por Normas y la Orientación de la Educación Actual
El surgimiento de la evaluación por normas no fue fortuito, ni constituye un hecho aislado ni de dimensión exclusivamente tecnológica, sino que es la expresión de una concepción peculiar del proceso educativo, de sus fundamentos y funciones.
Estamos tan acostumbrados a la concepción de la educación que prevalece actualmente, que pensamos que esta manera de ver las cosas es la más natural o la única posible, o quizá hasta seamos incapaces de hacerla conciente o explícita,; pero hagamos un intento: ¿sabe cuantos alumnos ingresan a la primaria y cuantos egresan de la universidad?
En México, en 1959 ingresaron a la primaria 1 763 113 alumnos, y 17 años después 52 185 terminaron carreras universitarias; es decir, solo el 2.95% de los que iniciaron la educación primaria terminaron la enseñanza superior.
Ciertamente esta situación no se debe a la manera de concebir la educación, sino a una serie de circunstancias económicas y sociales en las que no interviene directamente el educador. Pero hay algo en lo que sí han tenido algo que ver los profesores: el hecho de que para justificar esta realidad, se han construido, casi inadvertidamente, una explicación teórica que consiste en suponer que el proceso educativo es una especie de pirámide en cuya base se encuentran las tres académicas más fáciles –correspondientes al primer año de primaria- y que va aumentando en dificultad hasta llegar a su cúspide –donde se encuentran los conocimientos y habilidades que se adquieren en lo últimos años de las carreras universitarias.
De acuerdo con este supuesto , se ha asignado a la educación el papel de identificar dentro de la población de estudiantes aquella porción que encaja dentro de la pirámide de dificultad del proceso educativo. En cada etapa del proceso, los esfuerzos se dirigen a localizar a los alumnos que pueden seguir adelante y descartar a los restantes.
La verdad es que todo este razonamiento, que ha sido la directriz de la tarea educativa durante tantos años, parte de una premisa falsa. El proceso educativo no es por sí mismo una pirámide de facilidad-dificultad. Tan fácil puede ser aprender a leer para un niño de 7 años como aprender a interpretar un electroencefalograma para un estudiante de medicina; todo es cuestión de requisitos. Si cuenta con los conocimientos o habilidades previas, el joven aprenderá a “leer” un electroencefalograma con la misma facilidad que un niño debidamente preparado aprende a leer un libro.
Teóricamente, cada etapa o curso escolar debe proveer los requisitos necesarios
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