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Aprendizajes De Los Alumnos En El P-E-A

profr_maos15 de Septiembre de 2012

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INTRODUCCIÓN

Tanto la primera como la segunda jornada de observación y práctica docente, correspondiente al semestre seis de mi formación como docente de educación secundaria, la lleve a cabo en las instalaciones de la escuela secundaria general Emilio Rabasa Estevanell, ubicada en la colonia centro de la ciudad Villaflores, Chiapas. Tanto personal de dirección, académicos, administrativos y de apoyo, brindaron las facilidades para el desarrollo de las actividades de práctica. Me correspondió cubrir la asignatura de Ciencias II (Física) con grupos de segundo grado; específicamente: K y L.

Como futuro profesor es indispensable que en mi formación académica profesional además de toda la serie de conocimientos que adquiera con el estudio y análisis de los contenidos teóricos del programa de formación docente en la Escuela Normal Superior de Chiapas, adquiera experiencia práctica y nociones a cerca del lugar que será mi futuro campo de trabajo: la escuela secundaria.

Por esta razón, se llevan a cabo las diversas jornadas de observación y práctica docente en las escuelas secundarias con el objetivo que los maestros en formación aprendamos a apreciar en un ambiente real las características y el funcionamiento de las instituciones de este nivel educativo.

En el presente documento, y en especial en el capítulo uno del mismo, desarrollo la temática acerca de los aprendizajes de los alumnos en la escuela secundaria, de la forma en como ellos se acercan y adquieren el dominio de los contenidos curriculares. Otro aspecto que desarrollo es en relación de si todos los estudiantes presentan la misma iniciativa para estar atentos en clase, además de hablara sobre las diversas interacciones que se producen en las actividades de enseñanza.

El capítulo dos se enfoca primordialmente en las competencias didácticas que he desarrollado durante la impartición de las clases, las cuales son de gran relevancia en la formación de los profesionistas en educación, pues estas permiten entablar una práctica docente de calidad.

En este apartado me enfoco en aspectos relacionados con la forma en que he llevado a cabo la planeación de las actividades a realizar en la escuela secundaria, además de analizar la pertinencia de las secuencias didácticas implementadas y los tipos de evaluación efectuadas, apreciando así la pertinencia de las misma como elemento enriquecedor de la práctica docente.

El último capítulo del documento versa sobre el análisis de la experiencia obtenida durante las jornadas de práctica, tomando en consideración las tres fases del acto docente: la planeación, aplicación y evaluación. En ese aspecto se hace mención a lo que se pretendía hacer en clases, lo que en realidad ocurrió en ella y que elementos son rescatables para continuar con los mismos y cuál de ellos es necesario modificar para brindar clases significativas.

En este capítulo hago una breve pero significativa retroalimentación de los aciertos y errores que he tenidos en los semestres precedentes de mi formación. A través de esa visión retrospectiva de mi proceder docente, busco autoconocerme mediante la reflexión de mis acciones, con el fin de enriquecer mi formación educativa. Ahí visualizo la evolución de mi formación como futuro profesor.

CAPÍTULO I

LOS APRENDIZAJES DE LOS ALUMNOS EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

El docente del nivel educativo de secundaria es el profesionista que posee la responsabilidad de educar a los miembros jóvenes de la sociedad, bajo su tutela está el de formar a sus estudiantes con valores, habilidades y actitudes que harán de él un ciudadano útil para el país.

Para que se lleve a cabo de manera eficiente este complejo proceso educativo hay que tener en cuenta que esta responsabilidad de los maestros debe ser compartida por la sociedad y con los propios adolescentes, ya que en la actualidad los alumnos son parte fundamental del binomio enseñanza-aprendizaje, por tal motivo hay que proporcionar a los estudiantes las obligaciones que les compete para que ellos aprecien que en su formación integral deben ser sujetos activos.

1.1 ¿Todos los alumnos atienden a la clase?

El estado ideal que todo profesor desearía prevaleciera en el aula es que todos los alumnos manifestarán una actitud y conducta participativa y de atención a la clase, que todo se caracterizará por una homogeneidad de tranquilidad y trabajo armónico en los jóvenes.

Pero la realidad es distinta, puesto lo que prevalece es una heterogeneidad de comportamientos y actitudes en nuestro alumnado, y es esa gama de variedad lo que en verdad enriquece nuestra práctica educativa. Es a través de las características de cada joven, es decir, de la motivación o desinterés que manifieste en el trabajo académico, de las habilidades o dificultades que presente hacia la adquisición de aprendizajes, o bien, de una conducta apropiada o no en el ámbito escolar, como ponemos de manifiesto nuestras habilidades, destrezas y competencias didácticas para generar los ambientes propicios que permitan establecer un adecuado proceso de enseñanza-aprendizaje. Es así como poco a poco formamos nuestro temple de profesor.

La participación de los estudiantes en el proceso de adquisición de conocimientos se puede explicar a través de dos doctrinas: la de la receptividad o pasividad y la doctrina de la actividad.

La doctrina de la receptividad propone que el alumno durante el proceso de aprendizaje debe permanecer “inmóvil, quieto, inactivo, pendiente de las palabras del maestro, de cuyos labios fluye la sabiduría que llena poco a poco su alma…” Esta es la concepción tradicionalista del alumno, el cual es considerado como un sujeto ajeno a su aprendizaje, cuya única función es escuchar y aceptar sin emitir juicio alguno de los conocimientos proporcionados por el docente.

Por el contrario, la doctrina de la actividad propone que “el aprender es una cosa activa que corresponde sólo a los alumnos, ya que el mejor modo de enseñar las cosas a los niños es empeñarlos en aprenderlas por sí mismos, es como las actitudes y hábitos se forman, las habilidades y destrezas se adquieren…” Esta descripción corresponde al modelo del estudiante contemporáneo, el cual es responsable de la construcción de su conocimiento, adquiriendo importancia en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Esta descripción propuesta por ambas doctrinas señalan características que percibí en los grupos en los cuales efectué mis prácticas. Existieron dos tipos de actitudes de los jóvenes ante las actividades académicas que propuse, estas fueron de participación activa o de pasividad y desinterés ante el trabajo escolar.

Esta tendencia que gran cantidad de estudiantes presentan, pienso se da porque ellos consideran al estudio y el aprendizaje como algo tedioso, que consiste sólo en memorizar datos, fechas, eventos, etc. No encuentran utilidad práctica de lo que estudian en la escuela para resolver problemas que enfrentan en su vida cotidiana. El trabajo en el aula se vuelve monótono: escuchar la clase, tomar apuntes, hacer tarea. Esta rutina genera un ambiente de pesimismo para el trabajo académico.

Esta percepción que poseen muchos alumnos es fomentada por el proceder que aprecian de sus profesores, ya que muchos “profesionistas en educación” no se preocupan lo suficiente por el aprendizaje de los estudiantes que tienen bajo su responsabilidad, se olvidan de motivar a sus alumnos, de orientarlos en la utilidad que trae consigo lo que aprenden en la escuela y de relacionar lo que estudian con el contexto.

Los alumnos de secundaria se encuentran en una edad en la que están llenos de energía y se caracterizan por ser curiosos, por tanto debo aprovechar esa vitalidad de mis estudiantes para generar el clima propicio de trabajo para que ellos sean una parte activa de su aprendizaje. Cuando fomento la curiosidad a la vez despierto el interés de los jóvenes por querer aprender. Por esta razón tengo que evitar las prácticas de enseñanza que limitan el actuar de los adolescentes y que estimulan la formación de alumnos mecánicos que se conforman con repetir lo que dice el maestro y lo que está escrito en los libros.

Para preparar e impartir una clase me ha sido útil que en primer lugar interese a los adolescentes en la misma, que perciban la importancia del estudio y de la realización de los trabajos académicos, ya que es un “hecho constatado por los profesores que muchos alumnos carecen del interés y motivación necesarios para aprender… estos alumnos prestan poca atención y trabajan poco. Su único interés parece ser abandonar cuanto antes el centro escolar.”

Por desgracia, en la actualidad la adolescencia debido a los diversos cambios que han surgido en el entorno social y también a los incalculables avances tecnológicos está desarrollando una caracterización de ser individuos que no se comprometen con nada, gran número de personas adultas los consideran unos irresponsables, esto debido que a pesar de que ellos son personas económicamente inactivas, cuya única función y obligación es la escuela , hasta ese deber no quieren adoptarlo de forma adecuada, pues en algunos casos no hacen otra cosa que llegar a calentar el asiento en el aula.

Por tal motivo, como docente debo capacitarme para ser el agente de cambio de actitudes pesimistas en mis estudiantes, tengo que responsabilizarme en despertar el interés y el hábito por el estudio en mis pupilos, a pesar de que se aprecie como una tarea desgastante la vocación por educar puede lograr este objetivo.

Como buen maestro debo buscar

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