Aquella vez que acabé en Lomas Verdes
TV RokuBiografía5 de Diciembre de 2022
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES
PLANTEL AZCAPOTZALCO
TALLER DE LECTURA, REDACCIÓN E INICIACIÓN A LA INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL I
Relato personal
Cuevas Cruz Rafael Antonio
Fecha de entrega:17/11/2022
Del jardín al hospital
Era un día como cualquier otro, había sacado a mi perro Bigotes al patio frontal para jugar con él, porque, a diferencia del patio trasero, este tiene pasto, y está mucho más grande, por lo que es fácil correr, y si alguien se tropieza, cae en suelo blando. Cuando mi mascota salió, se emocionó mucho, y comenzó a dar vueltas corriendo, cuando pasó por debajo de mí, colisioné con él, y caí con los brazos.
Cuando me llamaron a comer, ya me había levantado del pasto, y como no sentí mayor dolor, supuse que solo fue una pequeña caída, así que me dirigí al interior de mi casa a sentarme a comer. En el momento que recibo mi plato de sopa, al intentar levantar la cuchara, noté que no podía enderezar el brazo: el dolor era demasiado.
Yo tenía alrededor de 10 años cuando sucedieron los hechos. Era el año 2016 o 2017, no lo recuerdo bien. Tenía miedo de contarle a mi familia, me horrorizaba decirles que me había caído, pero acabé diciéndole a mi abuela, ya que ella notó que no podía mover el brazo correctamente, y mucho menos enderezarlo por completo.
En cuanto ella notó mi incapacidad, intentó curarme sin la necesidad de tener que ir al hospital, después de intentar con árnica y vendas (y fallar), acordamos ir al siguiente día, pues era demasiado tarde, aunque de igual forma terminamos yendo al hospital cerca de las 9:00PM. Me dormí casi todo el recorrido, hasta que llegamos al hospital de Lomas Verdes.
Cuando llegamos, estuvimos esperando un buen rato a que nos atendieran, cuando lo hicieron, me llevaron a una sala donde, primero, me preguntaron qué había ocurrido, les conté y me llevaron a tomarme radiografías, sentí una sensación extraña cuando me las tomaron. Más tarde, determinaron que debía usar un yeso por dos meses, me entregaron los resultados de los estudios, y nos dirigimos a casa.
Y así, tuve el yeso durante 2 meses. Todo fue difícil, ya que era mi brazo derecho el que estaba lesionado y, además, soy diestro, por consecuente, no sé escribir con la mano izquierda, y tampoco estoy acostumbrado a agarrar la mayoría de los objetos de uso cotidiano con esa mano. Cuando me metí a bañar comenzaron los problemas, y desde ese momento no pararon, porque al día siguiente tenía que asistir a la escuela, donde se tiene que escribir constantemente. Aunque, para mi suerte, podía mover la muñeca de justo lo suficiente para poder escribir.
El tiempo pasó rápido, me fui acostumbrando poco a poco, hasta que llegó el día en el que me retirarían el yeso después de dos meses. Nos dirigimos al hospital, me hicieron una última revisión, me lo quitaron, y volvieron a examinar para que todo estuviera en orden: ya podía mover el brazo sin problema alguno. Durante las primeras horas tuve una extraña sensación en el brazo, similar al frio, además de que se veía pálido y arrugado. Sin embargo, después de un tiempo regresó a la normalidad.
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