Aspectos anatómicos y fisiológicos niño y adolescente
Elkin Rodrigo Peña PeñaEnsayo14 de Octubre de 2017
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Aspectos anatómicos y fisiológicos
niño y adolescente
El estudio básico de las características anatómicas y fisiológicas, debe analizar el crecimiento y el desarrollo que el joven va a experimentar desde su nacimiento hasta el final del período de la adolescencia, determinados por factores genéticos e influenciados por el medio ambiente al cual está expuesto. El aspecto de esta evolución relacionada con la actividad deportiva, perfila un campo específico de concepciones que Depena apud REQUENA (1986) resume como la rama del campo que analiza el crecimiento, el desarrollo y el desarrollo el movimiento del cuerpo en las actividades deportivas.
El crecimiento y el desarrollo de los sistemas orgánicos no se producen de forma lineal, pero en brotes. El ritmo propio impuesto por algunas partes específicas del cuerpo, hace que el crecimiento y el desarrollo se puedan dar más lentamente o más rápidamente que la totalidad del organismo.
En los jóvenes con desarrollo normal, la edad cronológica y la biológica coinciden. Este hecho no se observa en los niños tempranos o en las ardillas que constituyen las variaciones de la normalidad.
Desarrollo de las proporciones corporales
En el nacimiento, la cabeza del niño corresponde a 1/4 de su longitud total; en la edad adulta, esta proporción disminuye a 1/8 de la estatura. Las piernas corresponden a 3/8 de la longitud, en el adulto, equivale 1/2 de la estatura.
El cerebro pesa en promedio 350g al nacer y corresponde a 1/4 del adulto; a los 9 meses, el peso ya se ha doblado. A los 2 años, ya alcanzó 3/4 del cerebro adulto y pesa alrededor de 1.260 -1.400g. Alcance, a los 4 años de edad, cerca del 80% del tamaño del adulto; a los 6 años, ya se han alcanzado del 90 al 95%. Hasta este momento, el crecimiento del cuerpo no alcanzó ni la mitad del valor adulto. Al octavo año, ya alcanzó casi su tamaño final, pero el entrelazamiento de las estructuras celulares nerviosas, así como su diferenciación, aún no están completos. El cerebelo, en los dos primeros años, sufre un aumento del 300% en su peso. El rápido crecimiento del cerebro y del cerebelo permite al niño una grandiosa posibilidad de explorar el ambiente y experimentar un desarrollo psicomotor espantoso.
(8/10 años) La maduración del aparato neuromuscular es casi total y se asemeja al del adulto.
(7/12 años) Hay una mejora en la frecuencia de los movimientos.
(9/12 años) La actividad deportiva no favorece el desarrollo de la velocidad. Es probable que a esta edad, la velocidad del desarrollo biológico constituya un freno para la mejora de esta calidad.
(10/12 años) mejora mucho la velocidad de desarrollo de la contracción muscular.
(12/13 años) los centros analizadores del movimiento alcanzan su maduración funcional y, consecuentemente, las funciones del el movimiento alcanza un alto grado de complemento.
(14/15 años) Se alcanzan los valores próximos al límite para la velocidad y la frecuencia voluntaria de los movimientos, así como para la capacidad de mantener la frecuencia máxima.
(15/16 años) el desarrollo morfológico del sistema nervioso central si se encuentra prácticamente finalizado en las jóvenes, mientras que en los muchachos, ocurrirá alrededor de los 17 o 18 años.
En cuanto a las dimensiones corporales, al final del primer año de vida, ella longitud es de aproximadamente 75 cm contra los 50 cm al nacer. El Consejo el peso de 3 kg se ha duplicado, alcanzando unos 9 kg. Al final del tercer año de vida, tiene cerca de 94 cm y de 13 a 14 Kg. A los 4 años tiene cerca de 1 metro y 15 Kg. Hasta los 7 años, crece alrededor de 6 cm / año y 2 a 2,5 Kg / año. Hasta el 9/10 años, aumenta 5 cm / año y 2,5 a 3,5 Kg / año. La anticipación de la adolescencia en las niñas (13/14 años), es más frecuente y más difícil que la de los niños. Los valores se invierten a los 14/15 años cuando los niños entran, también, en la adolescencia.
En la adolescencia, como puede observarse en la figura 1, ocurre una armonización de las proporciones corporales, lo que actúa favorablemente en relación a una mejora en la capacidad coordinadora. El cuerpo y el rendimiento físico ocurren dentro de una "Ley de Correlación". El desarrollo del trabajo físico está en la dependencia natural del crecimiento, aumento del peso y del volumen corporal asociado a la diferenciación de sus órganos internos (MELLEROWICZ, 1982).
El tejido muscular, componente en mayor cantidad en el organismo humano, crece hasta el nacimiento por los mecanismos de hipertrofia (aumento en el diámetro de las fibras musculares) y por hiperplasia (multiplicación del número de fibras musculares). Después del nacimiento, el desarrollo de las fibras musculares se da solamente por hipertrofia y, obviamente, por aumento en su longitud.
La célula muscular esquelética es muy similar a la del adulto, diferenciándose básicamente, por la cantidad y volumen de los organelas celulares. Hasta el inicio de la pubertad, la masa muscular equivale al 27% del valor adulto. En la pubertad, con la acción de las hormonas anabolizantes, alcanza un promedio del 41,8% y 35,8% de la composición corporal en niños y niñas respectivamente (WEINECK, 1991).
Según GUEDES (1997), la proporción entre el tejido muscular y el hueso debería ser de 2,6 / 1 para ambos sexos en el período prepúbere. En las jóvenes, estos valores son idénticos alrededor de los 15 o 16 años; que entre los varones, se observa un aumento a 2,7 / 1.
El desarrollo óseo se adelanta en relación a los demás y, a continuación, los músculos y demás sistemas se desarrollan, restableciendo el equilibrio con el esqueleto. Puede haber períodos de falta de coordinación, falta de fuerza y el desarrollo de posturas corporales incorrectas, deformantes o no.
Después del nacimiento hasta la adolescencia, antes de que se produzca la fusión de los huesos, el aumento del uso de los músculos parece ser el estímulo que desarrolla los huesos, tanto en tamaño y en circunferencia. En el nacimiento, las extremidades de los huesos son cartilaginosa, y se osifican por distintos centros que conocemos como "secundarios", ubicados entre la epífisis y la diáfisis del hueso (un disco epifisario de cartílago conocido como "placa o cartílago de crecimiento"). Este cartílago no crece al mismo ritmo en todos los puntos, estando sujeta a lesiones o deformidades. Los cuerpos vertebrales crecen a partir del centro del cuerpo vertebral. Las vértebras lumbares son las últimas que presentan el cierre. A los 9 años de edad, aparecen los puntos de calcificación secundarios en la cresta marginal, edad en la que la columna vertebral alcanza su mayor movilidad, siendo posteriormente sustituido el cartílago por tejido óseo, entre 12 y 14 años.
A los 15 años, se produce la fusión ósea con el resto del cuerpo vertebral. El proceso osteogénico se completará definitivamente, máximo a los 24 años de edad. La madurez ósea de los miembros ocurre en el sentido distal-proximal. Primero en los miembros inferiores y luego en los superiores,
a la inversa a lo que ocurre en su aparición fetal.
Cuando el niño nace, presenta un geno varum moderado que va
desapareciendo; a los 6 meses ya es mínimo y cuando alcanza 1,5 a 1,8 años de edad, debe tener los miembros rectos. Entre los 2 o 3 años aparecerá un auténtico valor que el niño corrige desviando, protegiendo los dedos de los pies hacia adentro; y alrededor de los 5 años, ya deben estar rectos. Las presiones interrumpidas favorecen el crecimiento óseo, las presiones constantes y la inmovilización pueden producir atrofias e incluso la interrupción del crecimiento.
Hasta los 5 años de edad, los niños presentan los pies con tendencia o realmente valgos, debido a la disfunción del músculo tibial posterior (inversor del pie). Esto justifica la dificultad o incluso, la imposibilidad de permanecer en la punta de los pies.
Los huesos largos presentan las placas de crecimiento en estado cartilaginoso hasta su osificación en la edad adulta; por lo tanto, son muy vulnerables a lesiones traumáticas por sobrecarga durante la fase de crecimiento. Estas zonas frágiles del aparato locomotor deben ser extremadamente respetadas por el entrenador o educador físico, debido a que son el micro-trauma, agentes perjudiciales para las epífisis de crecimiento e indirectamente, para el cartílago de conjunción, pudiendo ser la causa de malformaciones o una detención prematura del crecimiento óseo. Según REQUENA (1990), los factores que interfieren en el crecimiento pueden ser divididos en factores primarios; sub-divididos en factores genéticos, endocrinos, nutricionales y actividad física. Los factores secundarios se subdividen en factores psicológicos, ambientales, climáticos, de relieve y temperatura
El desequilibrio músculo-tendinoso que se puede originar en jóvenes deportistas como consecuencia de errores en la práctica de la actividad física, lleva a una desproporción en su desarrollo muscular, aumentando indudablemente su potencia. Las inserciones musculares se dan, generalmente, a través de tendones insertados en las zonas próximas a las epífisis y al cartílago de
crecimiento, pudiendo provocar presiones, tensiones repetidas y deformidades de los huesos y las articulaciones implicadas. Según COMMANDRE (1983), la Comisión la estructura que más sufre es el cartílago de conjunción, pudiendo producir el arranque de los núcleos de osificación.
El ejemplo más común es el del potente complejo cuadriciptal que tiene su inserción en una pequeña área en el tubérculo antero-superior de la tibia; su contracción brusca o fuertemente repetida, puede causar la vena del tubérculo tibial
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