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DESARROLLO DEL NIÑO Y EL ADOLESCENTE


Enviado por   •  1 de Mayo de 2013  •  2.105 Palabras (9 Páginas)  •  269 Visitas

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ENSAYO DEL MODULO III: “DESARROLLO DEL NIÑO Y EL ADOLESCENTE”

FERNANDO JIMENEZ MENDOZA.

Todos los seres humanos, iniciamos nuestra vida siendo una sola célula, un pequeño pedazo de materia que almacena todo nuestro código genético, dentro del proceso del desarrollo del ser humano se van dando una serie de pasos o situaciones que nos convierten al final en el ser que llegamos a ser, desde nuestro sexo, nuestros genes, herencias genéticas entre otros componentes que hacen posible la formación de una nueva vida.

Una vez que llegamos a formar parte de este mundo, nos enfrentamos a experiencias que llegan o pueden llegar a modificar nuestro comportamiento, ideas, desarrollo, entre otras cosas que en un futuro se verá reflejada su influencia en nuestra forma de ser, percepciones, conocimientos y actitudes que vamos adquiriendo a lo largo de nuestro desarrollo en las diferentes etapas de la vida por las cuales atravesamos, desde la primera infancia, niñez temprana, niñez intermedia y adolescencia, siendo en ésta última en la cual definimos en gran parte la persona que vamos a ser.

El núcleo de cada célula humana contiene cromosomas, ADN, molécula compleja que contiene información genética. Los genes por su parte, son las unidades de información hereditaria en segmentos cortos de ADN. El genoma humano es el genoma del hombre, es decir, la secuencia de ADN contenida en 23 pares de cromosomas en el núcleo de cada célula humana. Cada gen tiene su propia función y ubicación.

La unión de un ovulo y un espermatozoide hacen posible la formación de una célula llamada cigoto, siendo aquí donde ocurre la fertilización. Procesos anteriores a la fertilización son la mitosis y la meiosis. Dentro del complejo desarrollo de la vida pueden llegar a ocurrir fuentes de variabilidad como lo es la impronta genética que se da cuando los genes tienen efectos diferentes a los que debe tener, mas sin embargo no todos los individuos afectados manifiestan alguna enfermedad, pues los genes no son destino.

Retomando la frase “los genes no son destino”, existen experiencias que el ser humano va viviendo y enfrentado dentro del contexto familiar y social en el que se desarrolla las cuales llegan a crear o reafirmar tanto su personalidad como sus ideas, costumbres y formas de vida. Tanto la familia, el ambiente, el contexto social y el entorno en el que se desenvuelve y dentro del cual se comparte, las personas ofrecen la potencialidad de un conocimiento adquirido.

Motricidad, sensación, percepción y desarrollo cognitivo, son aspectos esenciales en el desarrollo de un individuo, las cuales ayudan a obtener y fortalecer habilidades y destrezas tanto físicas como de aprendizaje.

La Motricidad, es todo aquello que se refiere a movilidad, de los seres y que puedan realizarse a voluntad y es trascendental en el desplazamiento, coordinación, capacidad mental, interacción y desarrollo de habilidades.

La sensación se refiere a experiencias inmediatas básicas, generadas por estímulos aislados simples. La sensación también se define en términos de la respuesta de los órganos de los sentidos frente a un estímulo. La percepción incluye la interpretación de esas sensaciones, dándoles significado y organización. La organización, interpretación, análisis e integración de los estímulos, implica la actividad no sólo de nuestros órganos sensoriales, sino también de nuestro cerebro.

Probablemente, la teoría más citada y conocida sobre desarrollo cognitivo en niños es la de Jean Piaget. La teoría de Piaget mantiene que los niños pasan a través de etapas específicas conforme su intelecto y capacidad para percibir las relaciones maduran.

Etapa sensorio motora: Esta etapa tiene lugar entre el nacimiento y los dos años de edad, conforme los niños comienzan a entender la información que perciben sus sentidos y su capacidad de interactuar con el mundo. Durante esta etapa, los niños aprenden a manipular objetos, aunque no pueden entender la permanencia de estos objetos si no están dentro del alcance de sus sentidos. Es decir, una vez que un objeto desaparece de la vista del niño o niña, no puede entender que todavía existe ese objeto (o persona). Por este motivo les resulta tan atrayente y sorprendente el juego al que muchos adultos juegan con sus hijos, consistente en esconder su cara tras un objeto, como un cojín, y luego volver a “aparecer”. Es un juego que contribuye, además, a que aprendan la permanencia del objeto, que es uno de los mayores logros de esta etapa: la capacidad de entender que estos objetos continúan existiendo aunque no pueda verlos. Esto incluye la capacidad para entender que cuando la madre sale de la habitación, regresará, lo cual aumenta su sensación de seguridad. Esta capacidad suelen adquirirla hacia el final de esta etapa y representa la habilidad para mantener una imagen mental del objeto (o persona) sin percibirlo.

Etapa pre operacional: Comienza cuando se ha comprendido la permanencia de objeto, y se extiende desde los dos hasta los siete años. Durante esta etapa, los niños aprenden cómo interactuar con su ambiente de una manera más compleja mediante el uso de palabras y de imágenes mentales. Esta etapa está marcada por el egocentrismo, o la creencia de que todas las personas ven el mundo de la misma manera que él o ella. También creen que los objetos inanimados tienen las mismas percepciones que ellos, y pueden ver, sentir, escuchar, etc. Un segundo factor importante en esta etapa es la Conservación, que es la capacidad para entender que la cantidad no cambia cuando la forma cambia. Es decir, si el agua contenida en un vaso corto y ancho se vierte en un vaso alto y fino, los niños en esta etapa creerán que el vaso más alto contiene más agua debido solamente a su altura. Esto es debido a la incapacidad de los niños de entender la reversibilidad y debido a que se centran en sólo un aspecto del estímulo, por ejemplo la altura, sin tener en cuenta otros aspectos como la anchura.

Etapa de las operaciones concretas: Esta etapa tiene lugar entre los siete y doce años aproximadamente y está marcada por una disminución gradual del pensamiento egocéntrico y por la capacidad creciente de centrarse en más de un aspecto de un estímulo. Pueden entender el concepto de agrupar, sabiendo que un perro pequeño y un perro grande siguen siendo ambos perros, o que los diversos tipos de monedas y los billetes forman parte del concepto más amplio de dinero.

Sólo

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