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Bases Para El Trabajo En Preescolar

iken18 de Septiembre de 2013

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Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora

Preescolar

Bases para el trabajo en preescolar

El logro de los propósitos de un programa educativo se concreta en la práctica,

cuando existe un ambiente propicio y se desarrollan acciones congruentes con

esos propósitos.

La finalidad de este apartado es brindar un referente sobre algunas características

de las niñas y los niños y sus procesos de aprendizaje, para orientar la organización y

el desarrollo del trabajo docente, así como la evaluación del aprendizaje y de las formas

en que se propicia. También se destacan algunas condiciones que favorecen la

eficacia de la intervención educativa en el aula y una mejor organización del trabajo en

la escuela.

El compartir determinados principios, asumirlos en el actuar pedagógico y comprometerse

con ellos, favorece las condiciones para el intercambio de información y

coordinación entre las docentes, además de que fortalece las formas de trabajo concertadas

que propicien un verdadero trabajo de gestión escolar.

Las bases que se proponen son un referente para que cada educadora reflexione

acerca de su práctica, y también para la reflexión colectiva del personal docente y

directivo sobre el sentido que se da, en los hechos, al conjunto de actividades que se

realiza en cada centro de educación preescolar. Aunque su expresión concreta se da en

el conjunto del acontecer educativo cotidiano, se ha considerado importante organizar

las bases en tres grandes rubros: “Características infantiles y procesos de aprendizaje”,

“Diversidad y equidad”, e “Intervención educativa”, que se explican enseguida.

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Preescolar

Características infantiles y procesos de aprendizaje

1. Las niñas y los niños llegan a la escuela con conocimientos

y capacidades que son la base para continuar aprendiendo

Al ingresar a la escuela, las niñas y los niños tienen conocimientos, creencias y suposiciones

sobre el mundo que los rodea, las relaciones entre las personas y el comportamiento

que se espera de ellos, y han desarrollado, con diferente grado de avance,

competencias que serán esenciales para su desenvolvimiento en la vida escolar. A

cualquier edad, los seres humanos construyen su conocimiento; es decir, hacen suyos

saberes nuevos cuando los pueden relacionar con lo que ya sabían.

Esta relación puede tomar distintas formas: confirma una idea previa y la precisa;

la extiende y profundiza su alcance, o bien modifica algunos elementos al mostrar su insuficiencia;

conduce a quien aprende a convencerse de que es errónea y a adoptar una

noción distinta, que le permite tener más coherencia y mayor posibilidad de explicación.

Este mecanismo de aprendizaje es el que produce la comprensión y permite que el saber

se convierta en parte de una competencia que utilizamos para pensar, hacer frente

a nuevos retos cognitivos, actuar y relacionarnos con los demás.

Un desafío profesional para la educadora es mantener una actitud de observación

e indagación constante en relación con lo que experimenta en el aula cada uno de sus

alumnos. Al tratar un tema o realizar una actividad es conveniente que se plantee preguntas

cuya respuesta no es simple; por ejemplo: ¿qué saben y qué se imaginan las niñas

y los niños sobre lo que se desea que aprendan? ¿Realmente lo comprenden? ¿Qué

“valor agregado” aporta a lo que ya saben? ¿Qué recursos o estrategias contribuyen a

que se apropien del nuevo conocimiento?

Esta perspectiva demanda una práctica distinta de la tradicional y, en ciertos momentos,

representa un avance más lento del que quizá haya planeado, pero favorece

la promoción de un aprendizaje real y duradero.

2. Las niñas y los niños aprenden en interacción con sus pares

En la educación preescolar suelen darse formas de intervención que parten de concepciones

en que se asume que la educación es producto de una relación entre los

adultos que saben y las niñas y los niños que no saben; sin embargo, hoy se reconoce

el papel relevante que tienen las relaciones entre iguales en el aprendizaje. Al respecto

se señalan dos nociones: los procesos mentales como producto del intercambio y de la

relación con otros, y el desarrollo como un proceso interpretativo y colectivo en el cual

las niñas y los niños participan activamente en un mundo social en que se desenvuelven

y que está lleno de significados definidos por la cultura.

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Preescolar

Cuando las niñas y los niños se enfrentan a situaciones que les imponen retos y

demandan que colaboren entre sí, conversen, busquen y prueben distintos procedimientos

y tomen decisiones, ponen en práctica la reflexión, el diálogo y la argumentación,

capacidades que contribuyen al desarrollo cognitivo y del lenguaje.

La participación de la educadora consistirá en propiciar experiencias que fomenten

diversas dinámicas de relación en el grupo escolar, mediante la interacción entre

pares (en pequeños grupos y/o el grupo en su conjunto). En otros casos, su sensibilidad

le permite identificar los intercambios que surgen por iniciativa de las niñas y los

niños e intervenir para alentar su fluidez y sus aportes cognitivos.

En estas oportunidades, los alumnos encuentran grandes posibilidades de apoyarse,

compartir lo que saben y aprender a trabajar de forma colaborativa.

3. El juego potencia el desarrollo y el aprendizaje

en las niñas y los niños

El juego tiene múltiples manifestaciones y funciones, ya que es una forma de actividad

que permite a los niños la expresión de su energía y de su necesidad de movimiento, al

adquirir formas complejas que propician el desarrollo de competencias.

En el juego no sólo varían la complejidad y el sentido, sino también la forma de participación:

individual (en que se pueden alcanzar altos niveles de concentración, elaboración

y “verbalización interna”), en parejas (se facilitan por la cercanía y compatibilidad

personal), y colectivos (exigen mayor autorregulación y aceptación de las reglas y sus resultados).

Las niñas y los niños recorren esta gama a cualquier edad, aunque se observa

una pauta de temporalidad que muestra que los alumnos más pequeños practican con

más frecuencia el juego individual o de participación más reducida y no regulada.

En la edad preescolar y en el espacio educativo, el juego propicia el desarrollo

de competencias sociales y autorreguladoras por las múltiples situaciones de interacción

con otros niños y los adultos. Mediante éste, las niñas y los niños exploran y

ejercitan sus competencias físicas, e idean y reconstruyen situaciones de la vida social

y familiar en que actúan e intercambian papeles. También ejercen su capacidad imaginativa

al dar a los objetos comunes una realidad simbólica distinta de la cotidiana y

ensayan libremente sus posibilidades de expresión oral, gráfica y estética.

Una forma de juego que ofrece múltiples posibilidades es el juego simbólico; es

decir, situaciones que las niñas y los niños “escenifican” adquieren una organización

más compleja y secuencias más prolongadas; los papeles que cada quien desempeña

y el desarrollo del argumento se convierten en motivos de un intenso intercambio de

propuestas de negociación y acuerdos entre los participantes.

Durante la práctica de juegos complejos, las habilidades mentales de las niñas y

los niños tienen un nivel comparable al de otras actividades de aprendizaje: uso del

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Preescolar

lenguaje, atención, imaginación, concentración, control de los impulsos, curiosidad,

estrategias para la solución de problemas, cooperación, empatía y participación en

grupo.

En la educación preescolar, una de las prácticas más útiles para la educadora

consiste en orientar a las niñas y los niños hacia el juego, ya que puede alcanzar niveles

complejos por la iniciativa que muestran. En ocasiones, las sugerencias de la maestra

propiciarán la organización y focalización del juego, y en otras su intervención se dirigirá

a abrir oportunidades para que fluya espontáneamente.

Diversidad y equidad

4. La educación inclusiva implica oportunidades formativas

de calidad para todos

La educación es un derecho fundamental y una estrategia para ampliar oportunidades,

instrumentar las relaciones interculturales, reducir las desigualdades entre grupos sociales,

cerrar brechas e impulsar la equidad. En este sentido, la educación preescolar, al

igual que los otros niveles educativos, reconoce la diversidad que existe en nuestro país

y el sistema educativo hace efectivo este derecho, al ofrecer una educación pertinente

e inclusiva.

• Pertinente porque valora, protege y desarrolla las culturas y sus visiones y conocimientos

del mundo, mismos que se incluyen en el

...

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