CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO LABORAL

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL TRABAJO

El trabajo es un producto de la vida social, tan solo en sus comienzos surgieron entre los hombres intereses comunes, posibilidades mejores, organización incipiente, y se inició entre ellos la gran lucha por el dominio de la naturaleza. A través de los tiempos, en un proceso de gigantescas proporciones, el hombre se ha ido engrandeciendo y efectuando conquistas que le han proporcionado mayor jerarquía; ahora, es amo y señor del mundo en que habita y se esfuerza cada día más por rebasarlo y desbordarlo.

Los antecedentes de derecho laboral son tan antiguos como la humanidad misma, desde la prehistoria los hombres tenían que luchar contra otros y contra las fuerzas de la naturaleza. El primer documento importante del que tenemos noticia es el Código de Hammurabi, Rey de babilonia, 2000 aC, que reglamentaba algunos aspectos del trabajo. En la constitución ateniense, Toso y Soleen, introdujeron el principio del trabajo. El imperio Romano logra implementar una estructura orgánica y desarrolla las instituciones jurídicas que influyen en todo el mundo. Los Israelitas en la Biblia también hacen constar al trabajo como parte de la vida de su pueblo, libros Pentateuco y Deuteronomio.  

Todo lo que los seres humanos hemos logrado, conservado y perfeccionado es fruto del trabajo y la estabilidad y permanencia de la vida social.

En consecuencia, si queremos hacer una afirmación categórica cuando nos referimos al desarrollo de la ciencia en toda su magnitud, no podemos prescindir del trabajo como una acción creadora, honesta y dignificadora del hombre.

EVOLUCIÓN DEL TRABAJO

Para conocer la evolución del trabajo, necesariamente, tenemos que investigar la historia del hombre, desde el cazador - recolector del Paleolítico y agricultor sedentario del Neolítico continuando con el artesano del medioevo, el trabajador en cadena de producción del sistema capitalista y el trabajador de sistemas computacionales de nuestro tiempo.  

El trabajo, por cierto, ha sido parte esencial e integral en la vida de los seres humanos, siendo entonces motivo de preocupación que en nuestros días el trabajo humano este sufriendo un duro cambio, siendo el elemento principal en la producción.

Para descubrir cómo llegamos al proceso más sofisticado del trabajo del hombre, se hace necesario un análisis sucinto desde los primeros instrumentos o herramientas de labranza, pasar por los inventos que revolucionaron a las sociedades, hasta los que en la actualidad tienen preponderancia.  

Hay historiadores que se refieren a la tecnología como la esencia misma de la civilización industrial, sin tener en cuenta los límites geográficos ni los sistemas políticos.

Estas innovaciones tienden a transformar los sistemas de cultura tradicionales, produciéndose, con frecuencia, consecuencias sociales inesperadas.

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

La mayoría de los grandes cambios de la civilización industrial no tuvieron su origen en los laboratorios. Las herramientas y los procesos fundamentales en los campos de la mecánica, la química, la astronomía, la metalurgia y la hidráulica fueron desarrollados antes de que se descubrieran las leyes que los gobernaban. Por ejemplo, la máquina de vapor era de uso común antes que la ciencia de la termodinámica dilucidara los principios físicos que sostenían sus operaciones. Sin embargo, algunas actividades tecnológicas modernas, como la exploración del espacio y la energía nuclear, dependen de la ciencia. (Ref. Enciclopedia Microsoft Encarta).

El trabajo ha sido clave en el proceso acumulativo de experiencias del hombre. Es posible que esto se comprenda mejor en un contexto histórico que traza la evolución de los primeros seres humanos, desde un periodo de herramientas muy simples a las redes complejas a gran escala que influyen en la mayor parte de la vida humana contemporánea y que determinan el comportamiento social de las personas, sus instituciones y leyes que nos gobiernan.

En la etapa de la sociedad primitiva, los instrumentos humanos más antiguos que se conocen son las “hachas manuales de piedra”, encontradas en África, en el este de Asia y en Europa, que datan, aproximadamente, del 250mil a.C., y sirven para definir el comienzo de la edad de piedra. Los primeros fabricantes de herramientas fueron grupos nómadas de cazadores que usaban las caras afiladas de la piedra para cortar su comida y fabricar ropa y tiendas. Alrededor del 100mil a.C., las cuevas de los ancestros homínidos de los hombres modernos contenían hachas ovaladas, rascadores, cuchillos y otros instrumentos de piedra que indicaban que el hacha de mano original se había convertido en una herramienta para fabricar otras herramientas. Muchos miembros del reino animal utilizaron herramientas, pero esta capacidad para crear herramientas que, a su vez, servía para fabricar otras fue precisamente lo que distinguió a la especie humana del resto de los seres vivos.  (Ref. Enciclopedia Microsoft Encarta).

A partir de entonces, el hombre comenzó a desarrollar sus capacidades y habilidades para convertir cosas y transformarlas en útiles para su supervivencia y fue así que el siguiente gran paso fue el control del fuego, golpeando piedras contra piritas para producir fuego necesidad de mantener los fuegos obtenidos de fuentes naturales; además de los beneficios obvios de la luz y el calor, el fuego también se usó para cocer objetos de arcilla, fabricando los primeros utensilios para cocinar sus alimentos.

Luego, descubrió los metales y con ellos se dio inicio a una nueva etapa de la humanidad en la que el hombre utilizó los metales, en especial el bronce, con los que construyeron arpones con púas, el arco y las flechas, las lámparas de aceite animal y las agujas de hueso para fabricar recipientes y ropa.

También se arremetió, en una revolución cultural mayor, el cambio de la caza y la recolección nómada por la práctica sedentaria de la agricultura.

Entre las primeras comunidades agrícolas que se conocen están las que surgieron al final de la glaciación más reciente (hacia el año 10mil a.C.); sus huellas pueden encontrarse en áreas muy lejanas entre sí, desde el sureste de Asia hasta México. Las más famosas se dieron en la Mesopotamia (actual Irak), en los valles de las riberas fértiles y templadas del Tigris y el Éufrates. El suelo de estas fértiles laderas se trabajaba con facilidad para plantar, y se contaba con un gran número de árboles para obtener leña.

En el año 5mil a.C., las comunidades agrícolas se establecieron en muchas partes del mundo, incluidas las áreas conocidas hoy como Siria, Turquía, Líbano, Israel, Jordania, Grecia, y las islas de Creta y Chipre.

En estos lugares las sociedades agrícolas construyeron edificaciones de piedra, usaron la hoz para cosechar los cereales, desarrollaron un arado primitivo y mejoraron sus técnicas en el trabajo con metales. También comenzó el comercio de piedras.

Hacia el 4mil a.C., la agricultura se extendió desde estos centros hacia el Oeste del río Danubio, en Europa Central, hacia el Sur a las costas del Mediterráneo de África (incluido el río Nilo), y hacia el Este hasta el valle del Indo.

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