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CRIANZA DE LOS VINOS


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2014  •  Ensayos  •  1.473 Palabras (6 Páginas)  •  175 Visitas

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CRIANZA DE LOS VINOS

La crianza es un proceso largo y delicado cuyo objetivo es conferir unos caracteres distintos a un vino que ya se encuentra elaborado. El punto de partida es un vino perfectamente acto para el consumo, pero con la posibilidad de ver mejoradas sus cualidades mediante el envejecimiento.

El proceso de envejecimiento se realiza en dos fases: oxidativa y reductora. La primera tiene lugar en la barrica de madera, donde reducidas cantidades de oxígeno penetran en el interior del recipiente modificando de forma natural la estructura química de muchos de los componentes del vino. La segunda se realiza en el interior de la botella. En ella no penetra prácticamente oxígeno, a excepción de pequeñísimas cantidades de gases que se filtran a través de las células del corcho, por lo que los elementos del vino reaccionan entre sí en su ausencia.

a) Primera fase de envejecimiento: la importancia de la madera

Durante la primera fase de envejecimiento, madera y vino forman una sociedad estable y prácticamente indivisible. La madera cede al vino sus propios taninos y valores aromáticos, que se van fundiendo lentamente con los taninos del vino. Sin embargo, es necesario buscar un equilibro entre ambos socios: si el vino permaneciera largo tiempo en la barrica, los taninos ásperos de la madera terminarían por derrotar a los aromas originales del vino.

Según los expertos, la madera más adecuada es la de roble americano o francés, aunque también se emplean otras maderas como la del castaño, el raulí o el pino tea. La barrica más empleada es la bordalesa con una capacidad de 225 litros.

Todas las barricas llenas y cerradas se colocan en hileras unas sobre otras en un espacio preferentemente excavado o semiexcavado en el terreno, donde permanecerán alrededor de seis meses. La temperatura de este lugar debe ser baja y oscilar unos 5º entre verano e invierno. La humedad relativa del aire debe rondar el 75%. Estas condiciones climatológicas favorecen un proceso de microoxidación lento y homogéneo, al tiempo que reduce la merma, es decir, la pérdida de líquido por evaporación.

Transcurridos los primeros seis meses, el vino se trasiega a otra barrica con el objetivo de separar el vino limpio de los residuos situados en el fondo, además de buscar un cierto grado de aireación y respiro para el vino.

Esta fase dura varios meses más, hasta que el vino adquiere el punto deseado. Al final de esta etapa, tanto los aromas como los sabores del vino son heterogéneos. Para alcanzar una unificación de cualidades, el vino de la barrica se mezcla con otros vinos de la misma cosecha. A continuación se procede a una suave clarificación del vino, un filtrado y a su embotellamiento.

b) Segunda fase del envejecimiento: crianza en botella

Con el traslado del vino a las botellas comienza la segunda fase del proceso de envejecimiento: la reductora (sin oxígeno).

Una vez llenas y bien tapadas, las botellas son colocadas en botelleros ubicados en las cuevas o calados. Se trata de naves subterráneas o perfectamente aisladas que se caracterizan por la ausencia de aire y de cambios bruscos de temperatura, así como por una humedad relativa del aire superior al 70%. Allí permanecerán en posición horizontal formando rimas para que el vino esté en permanente contacto con el corcho, humedeciéndolo y produciendo un cierre hermético.

El vino que ha evolucionado correctamente durante la fase oxidativa, en la botella se afina y se redondea, enriqueciéndose su aroma de la mano de las sustancias existentes en el ambiente reductor (sin oxígeno) de la botella. De este modo adquiere una mayor complejidad y elegancia y prueba de ello es que la crianza en botella de los grandes vinos puede alargarse durante muchos años.

Cuando se decide que ha terminado la etapa de botellero, se considera al vino terminado. Entonces se saca de los calados, se limpia de la botella el polvo acumulado, se le coloca las correspondientes etiquetas y la cápsula y ya se encuentra lista para salir al mercado.

Durante la crianza en botella, el vino pierde los aromas característicos de cada cepa, pero incorpora otros más pesados y complejos, desarrollando el bouquet, conjunto de aromas, de los vinos viejos. Los aromas de la primavera y el verano dejan paso a los olores propios del otoño y el invierno. Las flores y los frutos se van sosegando y aparecen la almendra y la avellana, la leña, las hojas secas, el aroma de las trufas, el café y el tabaco. Sólo los vinos ricos en aromas varietales adquieren bouquet; los otros se apagan, se secan, una vez que se atenúan sus matices frutados.

CORCHO

El corcho pesa apenas 0,16 gramos por centímetro cúbico. Un tapón

contiene cerca de 89,7% de un gas parecido al aire

Flexibilidad, elasticidad y compresibilidad

Estas propiedades son dadas por los cerca de 750 millones de células

(40.000.000 células/cm3) que componen un tapón de corcho. Estas células

son estáticas y con una mezcla gaseosa en su seno, semejante al aire, lo

que permite que un tapón pueda ser comprimido fácilmente (para ser

totalmente insertado en la boca de la botella) y recupere su forma inicial

una vez descomprimido, garantizando una perfecta adaptación al cuello

de la botella. Esta adaptación es también dinámica a lo largo del tiempo,

pues acompaña las dilataciones y contracciones que el vidrio sufre debido

a las variaciones de la temperatura ambiente,

asegurando el aislamiento de la botella

TAPONES NATURALES

Los tapones de corcho natural aseguran la estanqueidad del vino

dentro del recipiente de vidrio. Este aislamiento, de prolongarse en

el tiempo, promueve la maduración del vino, o sea, su envejecimiento

noble a través de innumerables

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