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Capitulo 9 Juegos sintácticos


Enviado por   •  26 de Agosto de 2018  •  Ensayos  •  2.402 Palabras (10 Páginas)  •  186 Visitas

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s[pic 1][pic 2]

¡Con tantas reglas vamos a terminar etnpachadosl ¿No  se trataba de pasarlo bien escribiendo? ¡Pues estamos bien  apat'iados,  si  hay que recordar a cada momento el sinfín d·e normas  y consejos  de los. dos últimos capítulos! ¡No podremos apuntar ni tres palabras sin de- . tenernos  a  analizar  si  cumplen  todos los requisitos!        ·

Te propongo un cambio de tono. Después  de  tanta  teoría,  nos· . iría bien jugar un rato con la frase, y tratarla como si fuera un gato juguetón y carifloso. Vamos a perderle el respeto  y a ejercitar  nues­ tras destrezas sintácticas. Las frases son como  guantes  que  se  giran del derecho y del revés; o juegos de construcción que se montan y desmontan haciendo cientos de castillos distintos. El escritor y la escritora deben tener la habilidad  suficiente  para  escoger  la  forma más acertada de entre todas las posibles. Los siguientes ejercicios

  • 1        tienen como objetivo desarrollar la flexibilidad y la fluidez de la re- .

",'1


dacción.

Ex.AGERACIONES

  • Empecemos con una irreverencia. ¿Recomendé que la frase tu­[pic 3]

viera una media de menos de 30 palabras? ¡Pues vamos a componer oraciones interminables! Par¡i. los textos cotidianos, para las comidas frugales y rápidas de lunes a viernes, los períodos cortos y ligeros son más digeribles. ¡Pero también hay días festivos, como los do­ mingos o el día de Navidad, y es costumbre y casi necesidad har­[pic 4]

tarse a ·tope!

Algunos autores se han hecho famosos por su estilo -ban:oco de

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[pic 7][pic 8]

frases interminables. He aquí una historieta ejemplar de Thomas Bernhard (1978):

AUMENTO

En el tribunal de distrito de Wels, una mujer condenada ante­ riormente veinticuatro veces, que el presidente del tribunal calificó nada más abrir su por ahora último proceso, como escribe el perió­ dico de Wels, de ladrona veterana bien conocida del tribunal, y que estaba acusada entonces del hurto de unos impertinentes para ella totalment inútiles, que robó a una aficionada a la ópera reciente­ mente fallecida, la cual, sin embargo, de_sde hada muchos años no podía andar y, por esta ruón, no utilizaba los impertinentes y, real­ mente, los había olvidado ya, como se reveló durante el proceso, consiguió aumentar su pena de prisión, fijada sólo en tres meses, en[pic 9]

  • otros seis meses, al dar, inmediatamente después de la lectura de la sentenci por el presidente del tribunal,  una  bofetada  precisamente al presidente. Ella había esperado por lo menos nueve meses de cár­ cel, porque no soportaba más la libertad, declaró.

Casi basta con una oración de unas 130 palabras para explicar · una historia bastante completa._ Esta primera frase contiene nueve o diez inciso·s largos, marcados con puntuación, más otros comple­ mentos sin marcar. Más de una vez un inciso breve se inserta den­ tro de otro mayor, construyendo una estructura sintáctica que pa-

.   rece un  castillo de  naipes en el aire, por  su complejidad  y fragilidad.

Si ya es difícil conseguir una prosa fluida con oraciones cortas, imagina qué puede pasar cuando pretendemos escribir períodos lar­ gos y complejos como el anterior. Los incisos deben  introducirse  en el momento oportuno, la puntuación tiene que marcar con claridad todos los giros sintácticos, las anáforas deben cohesionarse gramáti­ calmente, etc. 1Es tan fácil que un peque.fl.o detalle haga tropezar al[pic 10]

lector  y le  haga  perder  el  hilo  sintáctico!  Un  autor  tristemen_te  fa-

moso por este mocivo es Alfons de Lamartlne, el romántico funcés del siglo XIX que -según explica el estudioso de la legibilidad F. Ri­ chaudeau, también francés-, en sus embrolladas oraciones, el verbo del final a veces no concuerda con el sujeto del inicio, separado por numerosos incisos, y ni el mismo autor -¡que suponemos que debía releerlo!- ni sus correctores se dieron cuenta de este error en la pri­ mera edición de sus obras; de manera que, sardónicament , el tér-

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mino lamartinismo -continúa Richaudeau- ha pasado a designar en francés este error gramatical  (que  en  español  -me permito  añadir yo entre paréntesis- denominamos solecismo o silepsis, tal como hemos visto [pág. 122]).

¡Uf! ¡Qué frasel ¡Descansa un poco, antes de 1:mpczarl E n este primer juego sintáctico, hay que engordar los componentes de una frase simp,e, con todo tipo de complementos escogidos libremente, hasta construir una c:iración larga. y compleja. No vale utilizar pun­ tos y seguido ni puntos y coma, o abusar de los paréntesis. Si puedes

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