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Competencias, Aproximación teórica al concepto

educawigioEnsayo9 de Mayo de 2017

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Competencias, Aproximación teórica al concepto

WILLIAM GIOVANNY MUÑOZ RAMOS

HAIVER JOAQUIN LOZANO JIMENEZ

Febrero 24 de 2017

El propósito de este ensayo es realizar un aporte teórico, que desde un enfoque humanista con contribuciones de la historia, la filosofía y la lingüística entre otras ciencias, permita delimitar el concepto competencias. Para hacerlo, se realiza una construcción que tiene como punto de inicio, abordar algunos aspectos relevantes de la evolución del concepto desde una mirada histórica; el ensayo continúa con una propuesta de análisis comparativo centrado en establecer la diferencia con otros términos susceptibles de ser tomados como equivalentes, presentando el significado de esos términos y la diferencia puntual con el concepto competencias. Para finalizar, esta construcción conceptual presenta los principales planteamientos que realizan diversos autores y que permiten enriquecer teóricamente el concepto competencias.

Para este ejercicio, el recorrido histórico del concepto competencia inicia en la Grecia antigua donde la filosofía se centra en la reflexión y problematización del saber y la realidad. La filosofía aborda las cuestiones fundamentales desde el contexto del problema, por tanto se constituye en un primer constructo teórico para cuestionar la realidad y al ser humano. La filosofía griega busca entender la realidad desde los conceptos y relación que existe entre los diferentes hechos.

La competencia, al ser un concepto que implica acción y con el conocimiento como uno de sus ejes estructurantes, mantiene una estrecha relación con la obra de Platón y Aristóteles:

En la obra de Platón (traducción de 1982) el filósofo plantea, que la persona debe acercarse a la comprensión más amplia de la realidad, eliminando los errores que trae consigo la percepción y de esta manera construir el conocimiento verdadero, que permite pasar a la acción, como por ejemplo romper las cadenas que no permiten salir de la caverna para captar la existencia del mundo inteligible. Esto es posible debido a que toda persona posee en su alma la capacidad de aprender.

De igual manera, en cuanto al conocimiento Aristóteles afirma que el deseo de saber es inherente al ser humano y en cuanto a competencia, en Aristóteles se encuentra el concepto facultades del alma, desde la relación entre potencia y acto, el filósofo argumenta que los hombres poseen las mismas facultades, estas facultades entendidas como la posibilidad que existe de pasar a la acción, es decir que se expresan en hechos que en últimas son los que se evidencian en la realidad, concluyendo que la diferencia entre las personas radica en la forma como utilizan sus facultades innatas.

Continuando con la recopilación histórica del concepto competencia, se encuentra que en la década de los sesenta y los setenta del siglo XX, aparece Noam Chomsky lingüista y filósofo estadounidense, quien desde una perspectiva psicológica, basada en una filosofía cartesiana que no hace mayores relaciones con la educación (Chomsky, 1972), hace un planteamiento similar a Aristóteles, pero pasando del postulado: potencia - acto a un desarrollo de elementos de competencia - actuación, mas relacionados con la lingüística, en este sentido, se entiende por competencia el conocimiento del lenguaje que tiene la persona y la actuación como el uso de la lengua en una situación específica, es decir, como la persona asimila el idioma y lo utiliza para comunicarse e interactuar con el otro, según Chomsky los seres humanos pueden producir y comprender nuevas oraciones, así como rechazar otras por no ser gramaticalmente correctas, con base en su limitada experiencia lingüística (Chomsky, 1970). Chomsky no está de acuerdo con la afirmación que presenta el lenguaje como repetición desde la memoria, él propone una construcción individual del lenguaje que se hace realidad a través de saber organizar y estructurar el leguaje mediante las reglas gramaticales, para esto se basa en los términos: competence que refiere al constructo lingüístico que está en el individuo, que no depende de la interacción con el otro y performance que se refiere al acto de comunicación e interacción en el lenguaje. En este sentido hay que mencionar que para Chomsky, la competencia es el conocimiento individual y la capacidad del hablante-oyente ideal para interactuar con el otro a través de la lingüística, la obra de Chomsky se concentra más en la revisión de la competence.

Prosiguiendo con la mirada histórica se encuentra el trabajo de Dell Hymes, en la década de los setenta, quien complementa los postulados de Chomsky, ya que incluye factores sociales y culturales propios del lenguaje (Hymes, 1978), en el trabajo de este autor al igual que el de Chomsky, se encuentra la relación entre competencia y acción, aunque teóricamente más desarrollados, a este respecto Hymes (1978) menciona:

Para la perspectiva asociada con la gramática generativa transformacional, el mundo de la teoría lingüística está dividido en dos partes: competencia lingüística y actuación lingüística. Por competencia lingüística se entiende el conocimiento tácito de la estructura de la lengua, es decir, el conocimiento comúnmente no consciente y sobre el cual no es posible dar informaciones espontáneas, pero que está necesariamente implícito en lo que el hablante - oyente (ideal) puede expresar (Hymes, 1978, p.15).

De este postulado se extrae que existe un ejercicio comunicativo, donde se presenta una acción por parte de la persona cuando participa en el ejercicio del lenguaje y que la persona competente en términos del lenguaje tiene un conocimiento inconsiente, pero que lo utiliza para relacionarse con el otro interpretando lo que el otro comunica y haciéndose comprensible para su interlocutor, es decir participar en situaciones de comunicación con sentido dentro de situaciones definidas. Esto implica un proceso de aprendizaje, y además, un contexto en el que se utiliza donde se da cuenta de cómo se comunica, cuándo se comunica, dónde se comunica, con quién se comunica y para qué comunicarse.

En ese mismo sentido Hymes desde lo etnológico, relaciona la cultura, la sociedad y el lenguaje, presentando un concepto de competencia comunicativa que pasa del el hablante - oyente ideal de Chomsky, por una persona que toma decisiones frente a si callar, opinar, o que decir, en otras palabras, un es decir un hablante - oyente real (Hymes, 1978) donde la competencia comunicativa toma forma como un conjunto de normas que se adquiriere durante la socialización desde la niñez de la persona y por lo tanto, está condicionada por la relación social y la cultura.

El presente recorrido histórico finaliza en los ochentas, con el sociólogo y filósofo alemán Jurgen Habermas, quien centra su atención en la capacidad de comunicarse que es inherente en las personas, para Habermas es la comunicación la competencia universal y la acción implícita en la comunicación como forma de interacción social está encaminada hacia la comprensión entre las personas, es necesario recordar que la teoría de la acción comunicativa habermasiana contiene un componente social muy marcado de corte emancipatorio, donde libertad, justicia y razón deben materializarse en la comunicación para que el sujeto conozca la realidad e intervenga en procesos de cambio social. Las competencias tanto comunicativa, como interactiva, son descritas por Habermas dentro de un marco de entendimiento con el otro acerca de un tema particular, con unas personas hablantes – oyentes que usan el lenguaje para comprenderse, generando un significado determinado por la interacción pero que requiere una competencia comunicativa mínima universal para que exista entendimiento.

El siguiente aspecto a tratar en este ensayo, hace referencia a la diferencia que existe entre el concepto competencia y otros términos que indiscriminadamente se utilizan como sinónimos, como por ejemplo: inteligencia, conocimientos, función, calificaciones profesionales, aptitudes, capacidades, destrezas, habilidades y actitudes. Teniendo en cuenta el trabajo de Sergio Tobón (2005), se construyen las siguientes precisiones:

En cuanto al término inteligencia, este se entiende como “La capacidad para pensar y para desarrollar el pensamiento abstracto, como capacidad de aprendizaje, como manipulación, procesamiento, representación de símbolos, capacidad para adaptarse a situaciones nuevas, o para solucionar problemas” (Mayer, 1983). En otras palabras, es la capacidad mental que implica la habilidad de razonar y la capacidad de comprender el propio entorno. Tobón (2005) identifica la diferencia entre inteligencia y competencias, cuando expone las competencias como la puesta en acción de la inteligencia en procesos de desempeño específicos ante situaciones y problemas buscando que la persona reúna las condiciones óptimas para una función determinada.

Otra palabra que se confunde con el concepto competencias es conocimientos, Tobón (2005) lo describe como:

representaciones mentales sobre diferentes hechos. Existen dos tipos de conocimiento el declarativo y el procedimental. El primero se refiere a qué son las cosas, lo cual nos permite comprenderlas y relacionarlas entre sí. El segundo tipo de conocimiento hace referencia a cómo se realizan las cosas y tiene que ver con el saber hacer. (Tobón, 2005).

Si bien las competencias se basan en el conocimiento, la diferencia está en que las competencias implican la puesta en acción del conocimiento con creatividad, autonomía, autocrítica, con unos fines establecidos, en ese orden de ideas, para llegar a la resolución de problemas, las competencias

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