Conceptos de ciudadanía y democracia en el momento actual en México y los alcances de la responsabilidad docente en la Formación Cívica y Ética

Conceptos de ciudadanía y democracia en el momento actual en México y los alcances de la responsabilidad docente en la Formación Cívica y Ética

Los conceptos de ciudadanía y democracia han cambiado a lo largo de la historia conforme a los avances que ha tenido la sociedad, han evolucionado tanto en la definición que se les ha dado como en la aplicación que han tenido los mismos dentro de las diversas civilizaciones. Dichos conceptos han variado en el mundo y no es la excepción para el caso de México, donde también se han dado diversas aplicaciones acordes a los diferentes momentos históricos que ha vivido nuestra sociedad.

Es a lo largo de la evolución de estos conceptos que podemos entender parte de la historia del mundo y de la sociedad mexicana en específico, y con ello es posible contextualizar los diferentes cambios que han sufrido estos conceptos en la educación básica, las diversas orientaciones que han tenido y las ejecuciones que se han dado de los mismos.

        Ciudadanía y democracia se mantienen estrechamente vinculados, así como su relación es íntima con la materia de Formación Cívica y Ética dentro de la formación básica, ya que estos conceptos se enseñan en los centros escolares y se practican en la cotidianeidad de los mismos, guiados por el docente en todo momento, quien tiene la responsabilidad social de formar ciudadanos de manera integral, incluyendo competencias y valores que le permitan al educando participar de manera activa y responsable en la sociedad para generar un cambio positivo en la misma.

        Es por lo anterior que, el docente tiene mayor influencia en la escuela al trabajar con el contenido académico mientras se fomentan actitudes y valores, que puedan ser trasladados a su contexto para desarrollarlos en su vida social. El docente debe actuar con base en varios principios éticos para ser capaz de ayudar a los alumnos a desarrollarlos, educar con el ejemplo y en la cotidianeidad de los acontecimientos escolares, aprender de la práctica y de lo que acontece en su contexto.

        En los párrafos anteriores se describe a grandes rasgos las ideas que serán abordadas en este documento donde se presenta información de la evolución de los conceptos de ciudadanía y democracia, hasta la actualidad; posteriormente, se muestra contenido relacionado con la formación ciudadana para el caso de México; después en relación con la idea anterior, se habla de los alcances de la responsabilidad docente en la Formación Cívica y Ética.

        Como ya se ha mencionado al inicio, los conceptos de democracia y ciudadanía se han mantenido estrechamente relacionados a lo largo de la historia de la humanidad. Democracia está formada por demos (pueblo), krátos (gobierno) y el sufijo –ia (cualidad), es decir “el gobierno del pueblo”, concepto que tiene su origen en la Grecia antigua, de forma breve, la democracia consistía en deslindar el poder político de las familias o de las religiones para que el pueblo pudiera formar parte del proceso. A su vez, durante el mismo tiempo histórico, la ciudadanía radicaba simplemente en una serie de condiciones, entre ellas el hecho de no ser esclavo, ser varón y mayor de treinta años, quedando excluidas las mujeres y los niños, quienes eran ciudadanos de hecho pero no sujetos de derecho.

        Posteriormente durante el Imperio Romano, la ciudadanía implicaba tener una serie de derechos y obligaciones por el hecho de haber nacido en Roma, también se otorgaba la ciudadanía a quienes recibían ese privilegio. Por otro lado, la democracia tenía como elemento básico de organización política al pueblo, donde la sociedad era organizada como un todo.

        Durante el período de la Revolución Francesa y la Ilustración, la democracia se desarrolla bajo el supuesto de que el mejor gobierno era el que recibía órdenes de la mayoría, por lo que los ciudadanos eran los que participaban en la sociedad en función de su pertenencia jurídica, su marco territorial y su nacionalidad, en este momento se denominó ciudadanos a los titulares de los derechos políticos.

        Hasta este momento, la democracia se establece como un sistema de gobierno que requería de la participación de todos los ciudadanos, donde estos últimos tenían derechos políticos y también obligaciones que cumplir, el gobierno es elegido por la mayoría.

        A partir de la Independencia de E.U.A los ciudadanos podían ocupar cargos públicos y la ciudadanía civil estaba al alcance de prácticamente todos (excepto esclavos), a su vez, la democracia se asentó en un conjunto de valores e instituciones inspirados en el pensamiento liberal e ilustrado, garantizando algunas ventajas individuales de carácter natural e inherente a toda persona.

        Fue durante la caída del muro de Berlín cuando emergió la necesidad de reconsiderar que los derechos de los ciudadanos son un elemento central que permite pensar de una manera nueva tanto la democracia como la justicia.

        Actualmente la ciudadanía, definida desde la sociología política, puede entenderse como “la membresía pasiva y activa de individuos en un Estado-nación con ciertos derechos universales y obligaciones en un dado nivel de igualdad” (Olvera, 2008, pág. 17), concepto que está estrechamente relacionado con el vínculo que tiene el ciudadano con un Estado y su territorio, desarrollándose un sentido de pertenencia por el hecho de haber nacido en un determinado lugar. Pero no solamente se refiere al punto anterior, actualmente la ciudadanía implica una serie de derechos activos, que requieren de la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, y los derechos pasivos, que están en la ley y cuya aplicación es una concesión del Estado.

Existe una diferencia entre el concepto de ciudadanía basado en el estado legal de los individuos y uno basado en las prácticas reales. Los derechos y las obligaciones que están establecidas en la ley y se supone que deben tener aplicación a todos los ciudadanos por igual, pero que en la realidad no es así, y es en esta realidad cuando es posible reconocer los verdaderos alcances sociales y políticos de las normas.

         Actualmente “…la democracia se funda en los derechos políticos, existe en su reconocimiento y deja de existir en su anulación.” (Olvera, 2008, pág. 44), esta definición solo forma una dimensión del entramado de la democracia, puesto que requiere de una serie de cambios en la forma de pensar y ejercer la política, es decir, cambiar el entendimiento del poder, la representación y la participación de la sociedad. Para ser considerada una ciudadanía integral es necesario que los ciudadanos hagan valer sus derechos universales, es decir, que sean miembros activos que luchen por sus derechos, que cooperen con el Estado, que defiendan sus argumentos en espacios públicos y, además, promuevan la construcción de alianzas con la sociedad política desarrollando un proyecto democrático-participativo.

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